Erase una vez un ilustrador llamado Enrique Fernández al que se le encargó la tarea de poner imágenes al cuento clásico de L. Franck Baum, "El Mago de Oz" .
Su tarea no era fácil, pues mucha gente recordaba a la visión de Oz que dejó cierta película, pero consiguió transportar a todos los lectores que leían esa historia en viñetas (que ahora publicaba Glenat en un tomo recopilando los tres álbumes franceses) al mundo de Oz de verdad.
El dibujo era fantástico, limpio y espectacular, con unos colores que cualquiera que lo mirase le dejaba absorto. Los personajes dotados un carisma pocas veces logrado en una visión gráfica de un libro, parecian haber sido sacados de la mente de todo lector del cuento de Oz.
En definitiva un placer visual, un pasaje directo al Mundo de Oz que a todos los niños y los no tan niños nos gustaría visitar.
Pero desgraciadamente, no todo era perfecto y el libro ilustrado adolecía de un guión muy redundante con lo que ya se nos mostraba en dibujos y que abusaba de los textos de apoyo, en este punto el guionista y compañero de trabajo de Fernández, el guionista David Chauvel no consiguió el mismo resultado que el ilustrador. Aun así, este cuento ilustrado en dibujos y viñetas era recomendado a todo aquel que tuviera niños pues a buen seguro que estos lo disfrutarían el doble que cualquier adulto y era una muy buena forma de iniciarlos en la obra de L. Franck Baum ya que el cuento en el que estos autores se basaron era solo la primera parte de la saga de Oz. Ojalá los autores algún día se decidieran a seguir contando más historias de Oz en otros cómics.
Fin
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