Anne Freaks (Yua Kotegawa; Planeta): A Yua Kotegawa no le va el hacer mangas normales y corrientes. Si en Line, originalmente publicitado por los chicos de Planeta como perteneciente a su colección Un manga un romance,colección con la que poco tenía que ver, ya daba muestras de ello, en esta nueva colección integrada por cuatro números la autora japonesa lo vuelve a demostrar.
Y es que un cómic que empieza presentándonos a Yuri, un estudiante de instituto que acaba de matar a su madre y que trata de desembarazarse del cuerpo cuando es descubierto por Anne, una enigmática chica que le ayudará en su tarea con la única condición que él a cambio le ayude asesinando a su padre... bueno, normal lo que se dice normal no lo es mucho. Pero no os hagáis una idea ya con lo que os acabo de decir. Anne Freaks va más allá, sorprendiendo al lector una y otra vez. Cuando crees que las cosas van a ir por un sitio Kotegawa va y se saca de la manga otro personaje al que poco a poco vemos como le va confiriendo características que le acaban convirtiendo en un co-protagonista más de la trama, trama que, por cierto, acaba revisitiendo proporciones que van más allá de lo anticipado en los primeros capítulos de este primer volumen, llegando a presentarnos todo un transfondo que apunta a una sociedad delictiva secreta que parece íntimamente ligada al trío protagonista.
¿Es Anne Freaks un thriller? Sí, podríamos clasificarlo como tal, pero quedarnos en la mera categoría no haría justicia a lo que tenemos entre manos. A medida que lo vamos leyendo nos damos cuenta que la autora coge de aquí y de allí para dar forma a su tebeo. Empiezas creyendo que Anne es un producto de la mente enferma de un chaval, con elementos que bien podrían haber sido sacados de una peli de terror japonés, para luego echar todo esto por tierra. Pero Kotegawa no se queda en la mezcla de elementos de géneros diversos, donde hasta tiene cabida el shojo, sino que también combina diferentes tonos aparentemente excluyentes: por ejemplo, violencia cruda con humor que casi diría que resulta infantil, o amable, o de sobremesa... lo-que-sea.
Pero por encima de todo, la autora juega con el lector, despistándole continuamente, pero al mismo tiempo implicándole más en la historia, algo que consigue no sólo con la dosificación de la información o con las vueltas y revueltas del argumentos sino especialmente ganándose nuestra simpatía hacia los protagonistas que, recordemos, son asesinos; y Anne es quien tiene más sangre fría y la más eficiente del pequeño grupo... Es precisamente donde encontramos uno de los aciertos del cómic, la caracterización de los personajes. Cada uno de ellos es representativo de un carácter determinado, y al mismo tiempo y precisamente a pesar de haber asesinado a alguien, Yura pone cuidado en presentárnoslos muy humanos, aunque Anne es quien, una y otra vez no para de sorprendernos: candor y frialdad se dan la mano en una protagonista que esconde más de un secreto.
Por lo que respecta al dibujo, es limpio, poco espectacular pero más o menos eficiente a la hora de narrar la acción. Funcional pero con cierto encanto.
En definitiva, si eres de los que no encuentran nada que te motiven dentro de lo que es tu cómic favorito, el manga, quizás debieras echarle un vistazo a este extraño, nada convencional y casi que poco políticamente correcto Anne Freaks.
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