Agujero Negro (Charles Burns; La Cúpula): Estoy flipándolo. Acabo de buscar y rebuscar alguna reseña de esta serie que hubiéramos publicado en este vuestro libro y resulta que la búsqueda ha sido infructuosa. No hay ninguna. ¿Por qué? ¿Cómo puede ser, tratándose de una de mis series favoritas?
Todo ésto porque La Cúpula ha sacado una nueva edición, que recopila la serie al completo, lo cual es una gran noticia si es la primera mención que tenéis de Agujero Negro. Y un excelente formato para leerla, habida cuenta de que hacerlo en numeritos sueltos de errática periodicidad como fue publicada originariamente era poco más que un suplicio para sus fieles seguidores.
¿Que no sabéis de qué va? Bien, todo empieza con una mutación de origen desconocido que sólo afecta a adolescentes de Seattle. Una mutación física. Que afecta de forma diferente a cada individuo. Una plaga que transformará las vidas de los afectados en una edad ya de por sí caracterizada por cambios de todo tipo y por despertar a una nueva realidad que esconde un sinfín de posibilidades. Ya sabéis. Sexo. Drogas. All that stuff.
Y todo tomando a un puñado de chicos y chicas para los que la vida ya no volverá a ser la misma. Una vida convertida en un auténtico infierno. Una lucha por sobrevivir en un medio y una sociedad que les margina por su extraña apariencia. Y es que no es otra cosa que el universal tema del miedo a lo desconocido. ¿No habíamos hablado antes de sexo? ¿Acaso creíais que en esta serie hay algo gratuíto? Jeh.
Pero Agujero Negro es mucho más. Es un fresco de un momento y un lugar. La sociedad norteamericana de mediados de los 70. La resaca del peace and love sesentero. Y contada por alguien que, después de todo, estuvo ahí.
Pero no se vayan todavía, aún hay más. ¿Os he hablado de cuando empieza a morir gente? ¿Asesinada? Ahá. Ya tenemos un thriller. Con elementos que bien podrían encuadrarlo dentro del terror. En un ambiente malsano que supura ponzoña que es plasmada a la perfección por este tío, Charles Burns. Y es que el tío nos regala un dibujo realista, de trazo limpio, magistralmente entintado. Y lo de magistralmente tampoco es gratuíto. Burns sabe entintar, y lo demuestra en cada página, trabajada al detalle, contribuyendo a definir aún más esa atmósfera opresiva y enfermiza de la que hablamos.
Todo ésto porque La Cúpula ha sacado una nueva edición, que recopila la serie al completo, lo cual es una gran noticia si es la primera mención que tenéis de Agujero Negro. Y un excelente formato para leerla, habida cuenta de que hacerlo en numeritos sueltos de errática periodicidad como fue publicada originariamente era poco más que un suplicio para sus fieles seguidores.
¿Que no sabéis de qué va? Bien, todo empieza con una mutación de origen desconocido que sólo afecta a adolescentes de Seattle. Una mutación física. Que afecta de forma diferente a cada individuo. Una plaga que transformará las vidas de los afectados en una edad ya de por sí caracterizada por cambios de todo tipo y por despertar a una nueva realidad que esconde un sinfín de posibilidades. Ya sabéis. Sexo. Drogas. All that stuff.
Y todo tomando a un puñado de chicos y chicas para los que la vida ya no volverá a ser la misma. Una vida convertida en un auténtico infierno. Una lucha por sobrevivir en un medio y una sociedad que les margina por su extraña apariencia. Y es que no es otra cosa que el universal tema del miedo a lo desconocido. ¿No habíamos hablado antes de sexo? ¿Acaso creíais que en esta serie hay algo gratuíto? Jeh.
Pero Agujero Negro es mucho más. Es un fresco de un momento y un lugar. La sociedad norteamericana de mediados de los 70. La resaca del peace and love sesentero. Y contada por alguien que, después de todo, estuvo ahí.
Pero no se vayan todavía, aún hay más. ¿Os he hablado de cuando empieza a morir gente? ¿Asesinada? Ahá. Ya tenemos un thriller. Con elementos que bien podrían encuadrarlo dentro del terror. En un ambiente malsano que supura ponzoña que es plasmada a la perfección por este tío, Charles Burns. Y es que el tío nos regala un dibujo realista, de trazo limpio, magistralmente entintado. Y lo de magistralmente tampoco es gratuíto. Burns sabe entintar, y lo demuestra en cada página, trabajada al detalle, contribuyendo a definir aún más esa atmósfera opresiva y enfermiza de la que hablamos.
Y es que Agujero Negro es, en definitiva, una recomendación segura, al menos para este servidor.
Leedla. Si os atrevéis. Después, posiblemente nada vuelva a ser como antes.
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