Orion (Walt Simonson et alii; Planeta): Orion es el típico cómic del que una vez leído no puedes más que cagarte en todo. Y lo haces no por el tebeo en sí, sino por tí mismo. Por tener 28 tacos y haber leído muchos cómics, concretamente superhéroes (aunque haya quien no me crea), porque Orion va de éso. Bueno, mejor me explico.
Y es que lo que vemos aquí no es nada nuevo, es más, su premisa básica sigue la estela que marcara el Cuarto Mundo de Jack Kirby y más concretamente una línea argumental esbozada en la posterior serie de John Byrne, Jack Kirby's New Gods. Si en argumento este Orion continúa a sus predecesores, en el tono de la serie pasa exactamente lo mismo: la épica está ahí, como no podía ser menos, y es que es ni más ni menos que Walt Simonson el que firma los guiones de esta maxiserie de 25 números que Planeta sacará en cinco tomos. Y es que Simonson es un maestro de la épica; recordemos su Thor, por ejemplo. Si en esa serie nos regalaba un número que consistía en ver al dios del trueno dándose de porrazos con la serpiente Midgard, aquí Simonson repite con Orion y Darkseid. Enfrentamiento de colosal magnitud y que parte de un acto de venganza: Orion quiere hacerle pagar a Darkseid por todo maltrato y humillación que éste ha inflingido a su madre, Tygra, desde el mismo momento en que descubre que el señor de Apokolips no es su padre como le habían hecho creer. Y es que estamos ante un drama que casi me atrevería a decir que posee ecos (ojito a la palabra que uso, que luego no se me cabree nadie) shakespearianos. Venganza, simple y llana venganza. Y toda la violencia primaria que lleva asociada, por supuesto.
El primer tomo se lee bastante bien, aunque reconozco que mi interés creció a medida que iba avanzando la lectura, hasta llegar a su espectacular conclusión. Se agradecen las notas de humor, casi siempre presentes. Como los complementos realizados por Frank Miller y Dave Gibbons... bueno, se agradece más el del autor de Sin City, porque viene a contarte algo más que el del dibujante de Watchmen y porque siempre te puedes reir con un bebé que nada más nacer no llora sino que ruge y que pone cara de cabreao...no me extraña, con esas cejas superpobladas heredadas de su madre... Y qué deciros del dibujo... ¡Es Simonson! ¡Este tío es la leche! ¡Que ni pintao para lo que nos cuenta!
Así que me imagino que algunos de vosotros me comprenderéis cuando os diga que es el típico cómic que de haberlo leído hace diez años lo hubiera flipao. Pero flipao, flipao. Lo malo es que ahora... sí, está bien, son superhéroes con mayúsculas, pero no sé... le falta algo...¿quizás mayor intensidad en el conflicto que nos presenta? No sé. Lo único que sí que puedo afirmar es que es un cómic interesante para todo aquel que le guste el género.
Y es que lo que vemos aquí no es nada nuevo, es más, su premisa básica sigue la estela que marcara el Cuarto Mundo de Jack Kirby y más concretamente una línea argumental esbozada en la posterior serie de John Byrne, Jack Kirby's New Gods. Si en argumento este Orion continúa a sus predecesores, en el tono de la serie pasa exactamente lo mismo: la épica está ahí, como no podía ser menos, y es que es ni más ni menos que Walt Simonson el que firma los guiones de esta maxiserie de 25 números que Planeta sacará en cinco tomos. Y es que Simonson es un maestro de la épica; recordemos su Thor, por ejemplo. Si en esa serie nos regalaba un número que consistía en ver al dios del trueno dándose de porrazos con la serpiente Midgard, aquí Simonson repite con Orion y Darkseid. Enfrentamiento de colosal magnitud y que parte de un acto de venganza: Orion quiere hacerle pagar a Darkseid por todo maltrato y humillación que éste ha inflingido a su madre, Tygra, desde el mismo momento en que descubre que el señor de Apokolips no es su padre como le habían hecho creer. Y es que estamos ante un drama que casi me atrevería a decir que posee ecos (ojito a la palabra que uso, que luego no se me cabree nadie) shakespearianos. Venganza, simple y llana venganza. Y toda la violencia primaria que lleva asociada, por supuesto.
El primer tomo se lee bastante bien, aunque reconozco que mi interés creció a medida que iba avanzando la lectura, hasta llegar a su espectacular conclusión. Se agradecen las notas de humor, casi siempre presentes. Como los complementos realizados por Frank Miller y Dave Gibbons... bueno, se agradece más el del autor de Sin City, porque viene a contarte algo más que el del dibujante de Watchmen y porque siempre te puedes reir con un bebé que nada más nacer no llora sino que ruge y que pone cara de cabreao...no me extraña, con esas cejas superpobladas heredadas de su madre... Y qué deciros del dibujo... ¡Es Simonson! ¡Este tío es la leche! ¡Que ni pintao para lo que nos cuenta!
Así que me imagino que algunos de vosotros me comprenderéis cuando os diga que es el típico cómic que de haberlo leído hace diez años lo hubiera flipao. Pero flipao, flipao. Lo malo es que ahora... sí, está bien, son superhéroes con mayúsculas, pero no sé... le falta algo...¿quizás mayor intensidad en el conflicto que nos presenta? No sé. Lo único que sí que puedo afirmar es que es un cómic interesante para todo aquel que le guste el género.
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