viernes, febrero 27, 2009

Tales of The Black Freighter en DVD en España el 24 de Abril.


Leemos en la prestigiosa web Zonadvd que el día 24 de Abril, un mes después que en USA, estará disponible en alquiler en nuestro país en dvd "Relatos del Navío Negro", la historia de piratas que se desarrolla en las páginas de Watchmen como un "comic dentro de otro comic". El dvd también incluirá "Bajo la Máscara" la historia de Hollis mason, el primer Búho Nocturno.

Una gran notica sin duda.

jueves, febrero 26, 2009

Watching the Watchmen de Dave Gibbons


Echar un vistazo al proceso creativo tras Watchmen es todo un lujo. Después de los interesantes apuntes de Moore en el material adicional que aparece en la edición Absolute del cómic, es interesante ver los pensamientos de Gibbons sobre temas como el color, el proceso de producción, la recepción de la obra cuando se publicó y, en general, el ambiente de trabajo y el marco temporal/editorial en el que estaba inmerso cuando dibujaba lo que se convertiría en su tebeo cumbre.
Las anécdotas se suceden y algunas hay que leerlas para creerlas, como la bolsa de supermercado con un smiley que Archie Goodwin les envió camuflada como la carta de un aficionado o las anotaciones de Alan Moore a una carta de agradecimiento enviada por Jenette Kahn. Otras historias tienen más miga, como las de las personas a las que Gibbons accidentalmente enganchó a Watchmen o su decisión de no volver a pensar en que ya había vendido todos los originales del cómic antes incluso de empezar a dibujar el último número (lo que en su momento fue un chollo, porque, claro, ¿cómo se iban a cotizar al alza páginas sin acción, de gente hablando sin parar y paseándose de un lado a otro?).
El resto del discurso del dibujante se centra, por supuesto, más en los aspectos artísticos, donde nos muestra su repertorio de telas con manchas aleatorias de Rorschach preparadas para copiar en la máscara del personaje cuando éste apareciera (para favorecer la aleatoriedad de las manchas), los diseños de los escenarios donde transcurre la obra (con especial énfasis en las cuatro esquinas más famosas de la historia de los cómics), el diagrama de aparición de la “amenaza final” en Nueva York (de forma que le permitiera saber en qué formas exactas penetraba en los edificios circundantes, para hacerse una idea de cómo tenía que dibujar las splash pages correspondientes) y un largo etc.

El texto está escrito con humor y soltura (excepto la página donde nos habla de los tipos de lápices que empleaba, que es un coñazo) y se lee de una sentada. El libro está impecablemente diseñado, maquetado e incluye un apéndice final donde se incluyen traducciones a todos los textos en inglés. Al ser una visión exhaustiva de todo el material original restante en posesión de Gibbons, lo que el denomina jocósamente “Watchcrap”, hay una decisión de edición un tanto discutible y es la inclusión de absolutamente todos los bocetos en miniatura de todas las páginas de todos los números de la maxiserie. Esto multiplica el tamaño del libro más de lo deseable, porque son páginas que se acaban pasando sin más, pero se suele aliviar con una elección de diseño que intercala versiones alternativas de portadas abandonadas, bocetos de situaciones y textos adicionales que aligeran una carga que se sabe pesada, pero al tiempo necesaria, porque se considera que el libro es la última palabra al respecto de la reproducción de ese material (Gibbons bromea con que ahora que ha compartido su Watchcrap, la volverá a guardar en su caja o la venderá en ebay).
De la traducción casi mejor no hablar, porque no tengo Watching the Watchmen delante cuando escribo esto, ni tampoco fui subrayando los errores mientras lo leía, pero, por poner el ejemplo que recuerdo, he de decir que cuando en inglés “the authors meet the deadlines”, significa que los autores “cumplen” la fecha de entrega, no que se “encuentran” con ella.
Y como último apunte: Gibbons no habla de los problemas que Moore y él tuvieron con respecto a los derechos de la obra ni de las discusiones sobre los porcentajes que les correspondían sobre el poco merchandising que llegó a aparecer a finales de los 80 (aunque eso sí, aprovecha para desquitarse a gusto acerca de que John Higgins no cobrara royalties por Watchmen hasta que colaboró en el recoloreado de la edición Absolute). Si queréis conocer la razón que da Gibbons para ese silencio, tendréis que leer el libro.

miércoles, febrero 25, 2009

Increíble: Smallville tendrá Novena Temporada


Yo me bajé en la quinta porque sentía que la cosa ya no daba para más pero descubro hoy sorprendido que el show ha sido renovado una vez más con Tom Welling a la cabeza (y sigue sin usar gafas).
Creo que junto a "Urgencias" (que ya finaliza) y "CSI" es el show más longevo en la TV americana actual.

Pensamientos: Los Eternos de Jack Kirby


Durante los cinco ó seis primeros números de los Eternos, Kirby se mantuvo argumentalmente concentrado en esta serie. Es decir, parecía una serie normal en la que lo que pasaba apuntaba en una dirección determinada. Pero tan pronto como me percaté de este hecho la cosa se deshizo en el habitual marasmo de ideas, subtramas y personajes que al final no llevan a ninguna parte. Que la serie cerrara en su número 19 no fue el principal motivo de que quedara inconclusa, porque a tenor de lo que estaba haciendo Kirby, aunque hubiera durado 50 números más, no parece que tuviera la menor intención de retomar hilos narrativos e ir cerrando los múltiples senderos que había comenzado a transitar y dejado abandonados a medio camino.
Como ejemplos se pueden citar a los Desviantes, que pasan de tener el papel de malos malosos, de ser uno de los componentes de la tríada evolutiva, junto a los humanos y los Eternos, creada por los Celestiales en la Tierra, a desaparecer literalmente de las páginas de la obra.
O también el proceso de formación de la Unimente, que amalgama a todos los Eternos para una supuesta comunicación con los Celestiales, pero que cuando se vuelve a disolver en sus componentes individuales no se nos muestra que haya efectuado absolutamente ningún contacto con ellos o, por qué no decirlo, ninguna otra acción más que unirse para acto seguido separarse sin más.
Por no hablar de algunas de las asunciones más ilógicas que se pronuncian, como la defensa a ultranza de los Celestiales, cuando el objetivo de estos es ni más ni menos que juzgar si aniquilan o no toda la vida sobre el planeta. Ante esto, lo que se nos presenta como los antagonistas malvados de los Eternos, los Desviantes, se deberían erigir en realidad como los héroes incomprendidos, ya que fueron víctimas de genocidio por parte de los Celestiales en una de sus anteriores visitas, y lo que buscan ahora es venganza y un nuevo exterminio, aunque sea manipulando a la raza humana para que luche contra los extraterrestres. En este entorno, es parcialmente justificable, debido al tono mítico de la obra, ver a los Celestiales como lo que son, entes más allá de la comprensión humana, pero por otro lado, la mentalidad de oveja que asumen los Eternos y sus compañeros humanos, ante la posibilidad de ser exterminados en un futuro no demasiado lejano es algo chocante.
Todo este tipo de inconsistencias e irregularidades no extrañarán a quien conozca mínimamente la obra de Kirby, como tampoco las múltiples apariciones de otros conceptos ya tratados por el autor en sus cómics anteriores. Así, el Eterno bromista Sprite, parece un émulo no malévolo de Loki (su traje también es verde y amarillo); Zuras, el líder de los Eternos, es un remedo del Highfather de New Genesis (y de hecho, en una ocasión se le llama directamente así, “high father”); toda la mitología de la serie, en general, exuda ecos del Cuarto Mundo y del Asgard marvelita creado por Lee y Kirby en la serie de Thor.

Lejos de ser un lastre, todo lo anterior, no deja de ser parte de lo que me gusta leer cuando leo un cómic de Kirby. Que posiblemente fuera una de sus series más dispersas y con más cabos sueltos (y con una saga final con un Hulk robot digna del olvido) no empaña el hecho de que sus visiones siguieran siendo igual de atractivas que siempre. La Unimente no tiene ningún efecto narrativo, pero sí sirve uno dramático: hace que se reúnan todos los Eternos desde todas las partes del globo; que sobrevuelen la arquitectura de su ciudad madre; que se fundan en la Unimente; que aspiren a comunicarse con entidades tan incognoscibles como los Celestiales en el proceso; que se nos muestre a los humanos como testigos/participantes para añadir una perspectiva aterradora/iluminadora ante la unión; y que finalmente todo vuelva a la normalidad, pero con la sensación de que tanto Eternos como los humanos involucrados han compartido una experiencia.
Y eso es lo que solía/suele dar Kirby: experiencias, normalmente a escala épica y cósmica, independientemente de que tratara historias de gángsters o de dioses. La potencia creativa tras unas y otras era la misma (dependiendo claro, del tiempo y las condiciones en las que las elaborara, no estoy diciendo que todos sus trabajos sean buenos).
Por eso, por creer en lo que contaba, es relativamente poco importante que, como he dicho, los Eternos tenga partes ya sabidas, ya contadas, porque Kirby siempre tenía sitio para una nueva iteración, para un nuevo lugar que aún no se había visitado. Aquí las visiones de los Celestiales son de auténtico vértigo, los diseños sacados de un futuro que aún no ha llegado y puede que no llegue (¡y eso que hablamos de criaturas cuya existencia se remonta al alba de los tiempos!), el mundo submarino de los Desviantes se erige con identidad propia frente a su, no exacta, contrapartida de Apokolips, etc.
Por supuesto, que la serie contara con entintadores capaces y con un Kirby en plena forma, ayuda a que el aspecto visual sea original y que figure entre lo mejor y más consistente del autor, frente a otras obras en las que la calidad de su línea variaba de número a número o era pervertida según el entintador que le tocara en suerte.
En definitiva, los Eternos tiene lo mejor y lo peor de Kirby, como suele ser habitual en muchas de sus obras. Para mi es altamente disfrutable, tanto por hollar caminos nuevos, como por transitar por otros familiares y por mostrar un aspecto gráfico impecable.

martes, febrero 24, 2009

Esperando Watchmen


Los aficionados al cómic normalmente no se conforman con ver cualquier adaptación de su obra preferida al cine. O bien, se van al polo opuesto y se conforman con cualquier cosa con tal de ver su tebeo favorito proyectado en pantalla. Independientemente de los mecanismos psicológicos que motivan ambas reacciones (y la miríada de posiciones intermedias), éstas manifestaciones extremas suelen darse sobre todo entre los aficionados al género de superhéroes, personas que llevan años invertidos (a veces desde la infancia) en personajes e historias que son muy caros a ellos y no van a dejar que una panda de ejecutivos arrastre por el lodo la reputación de su obra de ficción favorita delante de millones de personas. Las expectativas y exigencias de este público ante el producto acabado suelen ser muy altas.

Por eso, el Watchmen de Zack Snyder (2009) va a dar tanto de qué hablar. Watchmen es, para muchos, el tebeo de superhéroes con mayúsculas e, incluso, el mejor o uno de los mejores tebeos a secas de la historia. Tocar una vaca sagrada es una causa perdida en cualquier caso y lo es aún más en éste, porque las expectativas a las que hemos aludido hasta ahora están disparadas en referencia a la adaptación de la obra de Alan Moore y Dave Gibbons.
Además, Watchmen es un cómic condenadamente difícil de adaptar a cualquier medio, porque desde su propia concepción es PURO cómic, una demostración de las posibilidades narrativas y visuales del medio. Si añadimos a esto sus varios niveles de lectura y la multitud de temas que trata, la sola idea de transformarlo en apenas unas horas de cine parece una locura sólo justificable por los dividendos económicos y no por ningún criterio artístico subyacente.
Y, en este caso en concreto, no sólo tenemos que tener en cuenta las expectativas de los aficionados al cómic, sino las del público no lector al que se le ha estado vendiendo la película ni más ni menos que como la adaptación al cine del mejor cómic de la historia. ¿Cómo reaccionarán ante la obra de Snyder? ¿Cómo reaccionarán ante el cómic si lo leen atraídos por la película?
¿Será una buena adaptación? ¿Tendrá un espíritu propio? ¿Estará Snyder a la altura del original? ¿Estará el público lego en la materia a la altura del cómic?
Lo sabremos después del estreno.

[Texto a aparecer en la revista gratuita Fancine]

lunes, febrero 23, 2009

Felicidades, Heath

Para aquéllos que amamos al Murciélago
Serás perpetuamente la encarnación definitiva de su mayor antagonista
Has Escrito tu nombre en la Historia del Séptimo Arte
Ahora y Siempre eres Inmortal