Ganges (Kevin Huizenga; Sin Sentido): Últimamente le he ido dando vueltas a una idea sobre lo que para mí es la lectura y el que nos guste o no lo que leemos. Idea que apunta a un ejercicio en el que participan cabeza y corazón. Escuchando lo que cada uno tiene que decir al respecto de la lectura de turno, algo que sin duda es susceptible de ser aplicado a otras manifestaciones culturales que ocupan nuestro tiempo, uno puede hacerse una idea de la validez del producto en cuestión. Si ambos están de acuerdo, la cosa marcha, pero si en cambio se da un desajuste...
Eso es precisamente lo que me ha pasado con este cómic.
Mi cabeza da su visto bueno pero a mi corazón no le llega, lo cual me resulta un verdadero problema, porque la naturaleza de las historias reunidas en este número tienen en común una cotidianeidad con la que todos deberíamos sentirnos identificados. Glenn Ganges, el protagonista indiscutible de los diferentes relatos presentados, aprovecha un suceso o situación aparentemente trivial extraída de su vida diaria para reflexionar sobre la misma, haciendo uso de un humor inteligente, si bien puede llegar a un nivel que podríamos calificar como de metafísico. Una voluntad por trascender la trivialidad que, por curiosa u original que pueda encontrarla desafortunadamente acaba por aburrirme al poco tiempo.
Y es una lástima, porque mi cabeza reconoce los aciertos del cómic, que son varios. Empezando por esa misma premisa, pasando por la experimentación que Huizenga realiza con el medio, destacando a este respecto la historia del viaje en el tiempo, y acabando en el dibujo, sencillo pero efectivo, especialmente en lo que a narración se refiere. Mención aparte merece la, como siempre, cuidada edición a cargo de Sin Sentido.
Pero pese a todo, lo siento. No. Por mucho que reconozca las aptitudes del autor, el cómic no me ha llegado, y eso a mí ya me basta.
Eso es precisamente lo que me ha pasado con este cómic.
Mi cabeza da su visto bueno pero a mi corazón no le llega, lo cual me resulta un verdadero problema, porque la naturaleza de las historias reunidas en este número tienen en común una cotidianeidad con la que todos deberíamos sentirnos identificados. Glenn Ganges, el protagonista indiscutible de los diferentes relatos presentados, aprovecha un suceso o situación aparentemente trivial extraída de su vida diaria para reflexionar sobre la misma, haciendo uso de un humor inteligente, si bien puede llegar a un nivel que podríamos calificar como de metafísico. Una voluntad por trascender la trivialidad que, por curiosa u original que pueda encontrarla desafortunadamente acaba por aburrirme al poco tiempo.
Y es una lástima, porque mi cabeza reconoce los aciertos del cómic, que son varios. Empezando por esa misma premisa, pasando por la experimentación que Huizenga realiza con el medio, destacando a este respecto la historia del viaje en el tiempo, y acabando en el dibujo, sencillo pero efectivo, especialmente en lo que a narración se refiere. Mención aparte merece la, como siempre, cuidada edición a cargo de Sin Sentido.
Pero pese a todo, lo siento. No. Por mucho que reconozca las aptitudes del autor, el cómic no me ha llegado, y eso a mí ya me basta.
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