Con permiso de Felipe, el cirujano de los cómics, habitualmente responsable de esta sección:
Crisis en Tierras Infinitas (Marv Wolfman, George Pérez; Norma): Sí, lo reconozco, hasta ahora no me había leído estas Crisis. Craso error, en efecto, y creedme cuando os digo que no estoy hablando de forma gratuíta.
Y es que leer este cómic hoy, en 2006, unos veinte años después de su primera publicación, supone todo un ejercicio de arqueología. Con esto lo único que quiero decir es una obviedad: los cómics que se hacen ahora no tienen nada que ver con los cómics que se hacían entonces. Así me habréis de disculpar todos vosotros, veteranos superheroicos que ya mamábais el género por aquel entonces, cuando exponga mi opinión, que tiene más de desmitificación que de otra cosa.
En efecto, no he encontrado la historia narrada en estas Crisis para tanto, pero he de reconocer una cosa, y es que, a pesar del paso del tiempo, a pesar de lo mal que haya podido envejecer, todavía se encuentran en sus páginas momentos realmente memorables. Episodios dignos de emocionar al lector, cualidad que, todo sea dicho de paso, no me resulta muy habitual encontrar hoy en día en los cómics actuales pertenecientes al mismo género.
Pese a este rasgo envidiable y destacable sobre todo el conjunto, Crisis en Tierras Infinitas posee elementos que lastran su guión y que casi diría que podrían deslucir la extraordinaria labor que realizó su dibujante, George Pérez. Pérez se documentó durante mucho tiempo para acometer este magno trabajo, como no podía ser de otra forma si quería meter esa ingente cantidad de personajes que pertenecían al universo DC. Y el resultado obtenido es, a todas luces, excepcional. Espectaculares composiciones de página y poderosas formas es lo que nos regala un autor que se encontraba en plena forma. Pero ahí entra Wolfman, recargando en exceso la página con textos de apoyo superfluos o con diálogos que, de igual forma, no sólo no vienen a aportar nada sino que enlentecen la lectura. Si no me creéis probad este experimento a título de ejemplo. Coged la página en la que Superman lleva en sus brazos el cuerpo de una persona muy querida para él y que acaba de fallecer en el transcurso de la crisis; bien, ahora seguid la acción sin leer los textos. Pérez no necesita texto alguno para transmitir toda la emoción del momento.
Pero Crisis, aunque crossover con mayúsculas, no deja de ser un crossover. Existen episodios de tortas entre superhéroes que no tienen casi transcendencia en la trama general, por no mencionar escenas que no se resuelven en la propia maxiserie sino que debemos remitirnos a la serie del superhéroe protagonista de turno.
Y luego está el tono de la serie. Los superhéroes de mediados de los 80 no tenían nada que ver con los que tenemos ahora. Hay un halo de inocencia que ha desaparecido a lo largo de estos veinte años. A mí me ha resultado entrañable, qué queréis que os diga. Pero eso no implica que el cómic no sea... naïf. Por la acción, por los protagonistas... por todo un poco.
Por lo que respecta a la concepción de la serie en sí no podría estar más de acuerdo con su guionista. Fue él quien dijo que cada generación debía tener sus propios cómics de superhéroes, hacerlos suyos, de ahí que con Crisis se intentara sacudir el universo DC en una huída hacia delante, queriendo marcar un nuevo comienzo, un punto de inicio para que toda una legión de nuevos lectores pudieran acceder a la lectura de superhéroes de dicha casa editorial sin tener en cuenta una continuidad que sólo complicaba las cosas. Una idea elogiable.
Por otro lado, hay que reconocer la inmensa importancia que tuvo este crossover, esta maxiserie, en la aparición y consolidación de dicha fórmula, cuyas consecuencias las estamos viendo, o padeciendo, hoy en día. Si el crossover, si la historia, no promete golpear la esencia de un universo o tener vastas repercusiones en el mismo, no merece la pena. Hay que pensar a lo grande, niños y niñas. Ya sabéis, todo ese rollo de mundos vivirán, mundos morirán y nada será lo mismo a partir de ahora. Y al respecto, este cómic ha hecho Historia.
Para concluir, un consejo si deseáis abordar la lectura de esta obra y hace relativamente poco tiempo que leéis cómics, especialmente de superhéroes. Mirad las cosas con perspectiva y coged con ganas su lectura. Recordad que, después de todo, los cómics de superhéroes con los que flipáis hoy en día no serían lo que son sin este cómic.
Y ahora, dejadme llorar una muerte.
Crisis en Tierras Infinitas (Marv Wolfman, George Pérez; Norma): Sí, lo reconozco, hasta ahora no me había leído estas Crisis. Craso error, en efecto, y creedme cuando os digo que no estoy hablando de forma gratuíta.
Y es que leer este cómic hoy, en 2006, unos veinte años después de su primera publicación, supone todo un ejercicio de arqueología. Con esto lo único que quiero decir es una obviedad: los cómics que se hacen ahora no tienen nada que ver con los cómics que se hacían entonces. Así me habréis de disculpar todos vosotros, veteranos superheroicos que ya mamábais el género por aquel entonces, cuando exponga mi opinión, que tiene más de desmitificación que de otra cosa.
En efecto, no he encontrado la historia narrada en estas Crisis para tanto, pero he de reconocer una cosa, y es que, a pesar del paso del tiempo, a pesar de lo mal que haya podido envejecer, todavía se encuentran en sus páginas momentos realmente memorables. Episodios dignos de emocionar al lector, cualidad que, todo sea dicho de paso, no me resulta muy habitual encontrar hoy en día en los cómics actuales pertenecientes al mismo género.
Pese a este rasgo envidiable y destacable sobre todo el conjunto, Crisis en Tierras Infinitas posee elementos que lastran su guión y que casi diría que podrían deslucir la extraordinaria labor que realizó su dibujante, George Pérez. Pérez se documentó durante mucho tiempo para acometer este magno trabajo, como no podía ser de otra forma si quería meter esa ingente cantidad de personajes que pertenecían al universo DC. Y el resultado obtenido es, a todas luces, excepcional. Espectaculares composiciones de página y poderosas formas es lo que nos regala un autor que se encontraba en plena forma. Pero ahí entra Wolfman, recargando en exceso la página con textos de apoyo superfluos o con diálogos que, de igual forma, no sólo no vienen a aportar nada sino que enlentecen la lectura. Si no me creéis probad este experimento a título de ejemplo. Coged la página en la que Superman lleva en sus brazos el cuerpo de una persona muy querida para él y que acaba de fallecer en el transcurso de la crisis; bien, ahora seguid la acción sin leer los textos. Pérez no necesita texto alguno para transmitir toda la emoción del momento.
Pero Crisis, aunque crossover con mayúsculas, no deja de ser un crossover. Existen episodios de tortas entre superhéroes que no tienen casi transcendencia en la trama general, por no mencionar escenas que no se resuelven en la propia maxiserie sino que debemos remitirnos a la serie del superhéroe protagonista de turno.
Y luego está el tono de la serie. Los superhéroes de mediados de los 80 no tenían nada que ver con los que tenemos ahora. Hay un halo de inocencia que ha desaparecido a lo largo de estos veinte años. A mí me ha resultado entrañable, qué queréis que os diga. Pero eso no implica que el cómic no sea... naïf. Por la acción, por los protagonistas... por todo un poco.
Por lo que respecta a la concepción de la serie en sí no podría estar más de acuerdo con su guionista. Fue él quien dijo que cada generación debía tener sus propios cómics de superhéroes, hacerlos suyos, de ahí que con Crisis se intentara sacudir el universo DC en una huída hacia delante, queriendo marcar un nuevo comienzo, un punto de inicio para que toda una legión de nuevos lectores pudieran acceder a la lectura de superhéroes de dicha casa editorial sin tener en cuenta una continuidad que sólo complicaba las cosas. Una idea elogiable.
Por otro lado, hay que reconocer la inmensa importancia que tuvo este crossover, esta maxiserie, en la aparición y consolidación de dicha fórmula, cuyas consecuencias las estamos viendo, o padeciendo, hoy en día. Si el crossover, si la historia, no promete golpear la esencia de un universo o tener vastas repercusiones en el mismo, no merece la pena. Hay que pensar a lo grande, niños y niñas. Ya sabéis, todo ese rollo de mundos vivirán, mundos morirán y nada será lo mismo a partir de ahora. Y al respecto, este cómic ha hecho Historia.
Para concluir, un consejo si deseáis abordar la lectura de esta obra y hace relativamente poco tiempo que leéis cómics, especialmente de superhéroes. Mirad las cosas con perspectiva y coged con ganas su lectura. Recordad que, después de todo, los cómics de superhéroes con los que flipáis hoy en día no serían lo que son sin este cómic.
Y ahora, dejadme llorar una muerte.
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