Ultimate Iron Man 1 (Orson Scott Card; Andy Kubert; Panini): Miniserie USA que aquí Panini publicará en dos números y que nos presenta el origen del Iron Man de la línea Ultimate, sirviéndose para ello de un guionista sacado de las filas de la literatura de ciencia ficción y que cuenta en su haber prestigiosos premios como el Hugo, el Nébula o el Locus por su obra y que no es otro que Orson Scott Card. Un fichaje de lujo, vamos, capaz de crear unas espectativas en el lector que, desafortunadamente y en mi caso particular, no se han visto satisfechas de acorde a lo leído en este primer número.
Presentemos el argumento y de paso spoileemos un poco: La acción se centra en Howard Stark, el padre de Tony, y su relación con Zebediah Stane, su rival en las finanzas, teniendo como punto focal un proyecto cientítico relativo a una bioarmadura que el primero subvenciona. Será la falta de escrúpulos y la ambición de Stane que unidas a la de la futura ex-mujer de Howard lo que precipitará el hundimiento financiero de nuestro protagonista, desgracia que se rematará con la muerte de su compañera sentimental, no sin antes dar a la luz a un hijo, Tony, que se verá aquejado de una discapacidad que le impedirá estar en contacto con el aire, obligándole a hacer uso de la bioarmadura a la que hacíamos alusión. Desafortunada infancia para Tony que, al mismo tiempo se complicará todavía aún más si cabe por los intentos de Stane de apoderarse del secreto de la bioarmadura que recubre cuerpo de aquel con una pátina de color azul, para lo cual no dudará en recurrir a la tortura y al asesinato.
Pero lo siento, no me conence. ¿Por qué? Bueno, para empezar los personajes están desprovistos de coherencia, y por lo que se refiere a Stane y a la ex de Howard bien podríamos calificarles como de auténticas caricaturas. Son tan malotes que incurren casi en el esperpento. Y precisamente al respecto de la maldad de esta pareja y especialmente en lo que se refiere a Stane entraría el enfoque, tono (o como se le quiera llamar) Ultimate.
Recordemos que con la línea Ultimate Marvel pretendía inaugurar un universo que comenzara de cero, en tanto se desligaba de lo que se había ido haciendo hasta el momento, y que venía a ser una adaptación a los gustos del lector actual. ¿Por qué debían comportarse los personajes de la casa de la misma forma como fueron creados en los 60 o los 70 si estábamos en pleno siglo XXI? Pero ¿cuál fue el resultado? Dispar, sin duda. Pero quizás se confundió el objetivo de conseguir un producto más maduro con lo que el público americano piensa de un producto destinado al público entre adolescente y adulto. Violencia, a menudo de lo más gratuíta y desprovista de toda duda moral. Después de todo, los héroes habían empezado a matar.
Toda esta reflexión porque encuentro que elementos como los mencionados pueden aplicarse a este tebeo. Mirad si no a Stane, que cada vez que sale una y otra vez tiene que quedar como malo malote. ¿Que no? ¿Que no convence? Bueno, pues tortura a quién sea para que veamos que es capaz de todo eso y más. Y si es un niño al que se ha de torturar pues se hace, faltaría más. Y ojo, no estoy siendo uno de esos hipócritas moralistas con todo esto, es que simplemente no me lo creo, así de sencillo.
Pero lo cierto es que los personajes llegan a ser ridículos. La ex de Howard, por ejemplo, una zorrona con todas las de la ley. Quiere sacar tajada de su divorcio y se lía con Stane para sacar el máximo provecho. Una vez conseguido su objetivo no tiene problema alguno en rozar su entrepierna con la de un científico que trabaja para Stane en el ya manido cuartito de la limpieza. Que no, que no me lo creo.
Y claro, no ayuda mucho tampoco ver a Howard Stark como ama de casa soltera, cocinando unos spaguettis y llevando un par de armas encima. O a Tony azul como un pitufo. Nah, es broma, aunque está en el tebeo. Éso es lo de menos.
Lo que sí que me resultó ya preocupante es el hecho de estar leyendo los diálogos y no entender un buen número de ellos. A veces suponía vértelas con reacciones de personajes que parecían estar fuera de lugar respecto la acción, y aquí pienso en la escena del accidente del laboratorio, un requisito de guión bastante mal llevado, la verdad. Otras veces eran diálogos simplemente absurdos, resultantes de una traducción verdaderamente desafortunada.
Ahora que en el plano visual Kubert cumple más o menos, aportando esa estética marca de la línea que se respalda en el formato elegido, de mayor tamaño.
Concluyendo, un tebeo que no me atrevería a decir que encuentro malo pero sí que deja bastante que desear, y más teniendo en cuenta quien firma el guión. Y encima en la introducción nos dicen que es el cómic más innovador del año. ¿Por qué?