Insomnia 1 (Matt Broersma; Sin Sentido): Después de Baobab, que comentaba la semana pasada, me encuentro con otro de esos cómics que me ha dejado descolocado, sin saber a qué atenerme. Y como aquel, viene a encuadrarse dentro de la misma colección Ignatz, publicada aquí por Sin Sentido en una edición deliciosa , como viene siendo habitual.
Insomnia, como nos cuenta el autor en su página, es una serie abierta dedicada a presentarnos diversas historias. Y aquí encuentro mi primera y principal observación negativa en relación a este cómic. Llegas al fin del mismo y no sabes qué pensar: ¿Disfrutaste el viaje? ¿Sí? ¿No? Si no lo disfrutaste, o al menos no tanto como sería de esperar...¿qué te queda? Porque tras acabar de leer su última página poco hemos podido desentrañar de El Dorado, la segunda y más extensa historia de las dos que presenta el álbum.
Vale, tenemos a un tipo, barman a tiempo parcial y contrabandista de poca monta el resto de las horas y que lleva a cabo sus trapicheos a salto de frontera, entre Texas y México. Que le pierden las mujeres, algo que ha sido así desde que era un chaval. Y que su vida le importa una mierda, hasta el extremo que no le importaría quitarse la vida.
Pese al ritmo del cómic, pausado, abundando en los silencios; o a esos fondos que denotan un conocimiento de primera mano de la localización que les ha servido de inspiración (el autor es tejano); o a la imaginería utilizada, que tanto recuerda a la tradición del Día de los Muertos tan popular en el país al sur del Río Grande; o a la inclusión de recursos narrativos que le dan cierta coherencia general a la obra, y estoy pensando en la conversación que mantienen al principio de la historia dos convictos condenados a trabajos forzados; o a un estilo de dibujo reseñable, sencillo tirando a descuidado, pero con una narrativa hábil que aporta interés al conjunto.
Pese a todos estos elementos, cuyo atractivo y originalidad pueden ser más o menos válidos en mi opinión, Marco Clay, nuestro protagonista, no me dice nada. Lo siento, hasta diría que casi me importa una mierda lo que le pueda llegar a pasar más adelante. Y esta sensación se hace extensiva a la causada por el cómic en líneas generales. No me ha calado en modo alguno. Me ha dejado frío, salvo alguna ocasional sonrisa.
Insomnia, como nos cuenta el autor en su página, es una serie abierta dedicada a presentarnos diversas historias. Y aquí encuentro mi primera y principal observación negativa en relación a este cómic. Llegas al fin del mismo y no sabes qué pensar: ¿Disfrutaste el viaje? ¿Sí? ¿No? Si no lo disfrutaste, o al menos no tanto como sería de esperar...¿qué te queda? Porque tras acabar de leer su última página poco hemos podido desentrañar de El Dorado, la segunda y más extensa historia de las dos que presenta el álbum.
Vale, tenemos a un tipo, barman a tiempo parcial y contrabandista de poca monta el resto de las horas y que lleva a cabo sus trapicheos a salto de frontera, entre Texas y México. Que le pierden las mujeres, algo que ha sido así desde que era un chaval. Y que su vida le importa una mierda, hasta el extremo que no le importaría quitarse la vida.
Pese al ritmo del cómic, pausado, abundando en los silencios; o a esos fondos que denotan un conocimiento de primera mano de la localización que les ha servido de inspiración (el autor es tejano); o a la imaginería utilizada, que tanto recuerda a la tradición del Día de los Muertos tan popular en el país al sur del Río Grande; o a la inclusión de recursos narrativos que le dan cierta coherencia general a la obra, y estoy pensando en la conversación que mantienen al principio de la historia dos convictos condenados a trabajos forzados; o a un estilo de dibujo reseñable, sencillo tirando a descuidado, pero con una narrativa hábil que aporta interés al conjunto.
Pese a todos estos elementos, cuyo atractivo y originalidad pueden ser más o menos válidos en mi opinión, Marco Clay, nuestro protagonista, no me dice nada. Lo siento, hasta diría que casi me importa una mierda lo que le pueda llegar a pasar más adelante. Y esta sensación se hace extensiva a la causada por el cómic en líneas generales. No me ha calado en modo alguno. Me ha dejado frío, salvo alguna ocasional sonrisa.
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