Primera Estrella y otros relatos (Ulf K.; Dolmen): Primer título de la inaugurada colección Dominó, de Dolmen, que en principio irá dirigida a la publicación de tebeos de carácter independiente y alternativo, tanto de autores extranjeros como españoles, y que está dirigida por Ricardo Mena, de la editorial Cabezabajo.
Y para la ocasión han elegido a Ulf K., un autor alemán del que tan sólo hemos podido ver publicada otra obra suya por estos lares, El año que fuimos campeones del mundo, editada entre Aleta y Cabezabajo.
La Primera Estrella y otros relatos está constituída por varias historias cortas con un nexo común: el amor, la imaginación y la magia, conceptos que unidos al estilo del autor, sencillo, limpio, cargado de una inocencia que se observa en las formas que dibuja, conforman la sensación de estar leyendo un libro de cuentos infantiles, si bien el tono imperante no se corresponde, al menos al cien por cien, con dicho público. Pero algo de infantil sí que encontramos, entendiéndose como tal la connotación positiva del término, aquella referida a la capacidad de fascinación que poseen los ojos de un niño en relación al mundo: todo encierra un encanto especial, partícipe de lo que podríamos calificar como magia. Incluso el ciclo del día y la noche, incluyendo en ésta la luna y las estrellas, son parte fundamental del discurso e iconografía de Ulf K. Iconografía que se repite de una historia o mejor, de un cuento a otro, y que confiere unidad al conjunto, sensación que respaldada por la última historia donde imaginación y realidad se dan la mano y acaban por cerrar la obra cual si se tratase de un ciclo cerrado.
Y para la ocasión han elegido a Ulf K., un autor alemán del que tan sólo hemos podido ver publicada otra obra suya por estos lares, El año que fuimos campeones del mundo, editada entre Aleta y Cabezabajo.
La Primera Estrella y otros relatos está constituída por varias historias cortas con un nexo común: el amor, la imaginación y la magia, conceptos que unidos al estilo del autor, sencillo, limpio, cargado de una inocencia que se observa en las formas que dibuja, conforman la sensación de estar leyendo un libro de cuentos infantiles, si bien el tono imperante no se corresponde, al menos al cien por cien, con dicho público. Pero algo de infantil sí que encontramos, entendiéndose como tal la connotación positiva del término, aquella referida a la capacidad de fascinación que poseen los ojos de un niño en relación al mundo: todo encierra un encanto especial, partícipe de lo que podríamos calificar como magia. Incluso el ciclo del día y la noche, incluyendo en ésta la luna y las estrellas, son parte fundamental del discurso e iconografía de Ulf K. Iconografía que se repite de una historia o mejor, de un cuento a otro, y que confiere unidad al conjunto, sensación que respaldada por la última historia donde imaginación y realidad se dan la mano y acaban por cerrar la obra cual si se tratase de un ciclo cerrado.
Atractiva edición y buen precio vienen a completar un cómic interesante para todo aquel que todavía crea en la magia.
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