miércoles, diciembre 13, 2006

Son of Batman: Batman 655-658



Hace bastantes años, Ediciones Zinco nos sorprendió a todos con la publicación de la primera novela gráfica de Batman de su historia, Batman: El hijo del Demonio. Casi mil pelas de la época. Pero valió la pena. Fue una historia que casi logró hacer que el destino de Ras Al Ghul y Batman quedase unido para siempre. Estaba muy bien dibujada, con un estilo a lo Neal Adams y era un ejemplar grande, muy grande para la época. Un tiempo después dejé los tebeos. Años más tarde, con la moda de los pelis de superhéroes me animé a leer de nuevo arte secuencial. Poniéndome al día con Batman, decubrí que, según el editor por aquel entonces, el gran Dennis O´Neill, esa historia no tuvo lugar, por lo que Batman no se acostó con Talia, por lo que Bruce Wayne no tiene un hijo secreto por esos mundos de Dios.

El fichaje en exclusiva del escocés chiflado, Grant Morrison, trajo consigo la noticia de que iba a ocuparse de la serie regular de Batman, junto con uno de los Kubert. La verdad es que un servidor se frotaba las manos. Lo poco que ha escrito de Batman, me ha gustado mucho. “Gothic” me pareció una gran historia y también Arkham Asylum (si bien el mérito es más de Dave MCkean que de Morri), y en su JLA, Batman tenía los mejores momentos y frases, en mi humilde opinión. Pero cuando ya se anunció el título de la historia “Son of Batman” junto con la reedición el mismo mes de la novela gráfica “Son of the Demon” aluciné. Todo indicaba que en DC se atrevían a dar el paso que no se han atrevido a dar con Superman y que en el caso de Peter Parker, tuvieron que hacer una especie de borrón y cuenta nueva amnésica. Batman tiene un hijo. Qué jugosos diálogos y situaciones proporcionaría esto con los personajes del Batverso. Qué buenas historias y tramas se podrían dar en los próximos tiempos. Me imaginaba a Bruce intentando alejar a su hijo de su mundo, cual Tony Soprano con Tony Jr, al crío deseando ser un detective y un superhéroe, porque lo lleva en la sangre. Por el legado. Porque es hijo de su padre.

Y qué chasco me he llevado.

El primer número, tras unas páginas iniciales que recuerdan al mejor Loeb desatado en Hush, es una historia en plan un día en la vida de Bruce Wayne. Al final se presenta al hijo en la última página. Bueno, pensé, esperaremos al próximo. En el siguiente, irrumpen en una fiesta de ricachones de Gotham, (en la que aparece Morrison al lado de la mujer de Tony Blair) un ejército de Man-Bats ninja. Sí. Como leéis. Cual Loeb. Y Batman lucha contra ellos. Una serie de circunstancias hacen que en el tercer número Batman se lleve al niño a la cueva tras conocerlo, aceptando plenamente que es su hijo, porque el mejor detective del mundo no necesita comprobar que el niño que tiene ante sí es su hijo, él lo sabe. Es Batman. El chaval tiene un par de frases graciosas, pero conforme pasan las páginas se revela como el nuevo Chucky, porque la madre que lo parió lo educó muy pero que muy bien. Y además quiere ser superhéroe, pero hay momentos en los que creo que ha confundido a su padre con Midnighter, lo digo por los métodos que desarrolla en su lucha contra el crimen. En el cuarto número, da la impresión de que hay que cerrarlo todo deprisa y corriendo y dejando la historia en el aire. No sé si es que Morrison no tenía tiempo o desde arriba le presionaron. No lo creo porque él es Grant Morrison, no Peter David, Brian Azzarello o Warren Ellis (menciono a estos señores porque DC metió manos a las series que escribían hace unos años).

La sensación que me queda es de que esto podría haber sido una gran historia, escrita con tiempo y delicadeza, bien desarrollada durante un año o dos, y hubiera podido hacer dar a Batman un paso grande importante en su historia, sin miedo, con madurez. La idea central del universo DC es el Legado. Algunas cosas se hicieron bien, otras no tanto, pero siempre ha existido esa idea central del relevo generacional, de coger el testigo y llevarlo bien alto, cual estandarte. ¿Y qué mejor personaje que Batman para una gran demostración de esta idea?

Para estos cuatro números no hacía falta reeditar “Son of the Demon”. Ojalá me demuestre el escocés que me equivoco y en unos meses retome la idea y lo haga como él es capaz. Creo.

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