Tengo la impresión de que en los últimos años, tras el final de las amadas/odiadas Buffy y Angel, los fans de las series de género fantástico adolescente no hemos conseguido encontrar una serie con la que llenar el hueco que dejaron las mencionadas.
Si bien es cierto Médium y Perdidos han conseguido establecerse como series sólidas con un público fiel, a mi me seguía faltando algo dirigido hacia un público más juvenil. Y creo haberlo encontrado. Se titula “Sobrenatural”.
Tuve oportunidad de ver el episodio piloto de esta serie de forma promocional en verano cuando anunciaban iba a ser una de las apuestas de un canal de la TV de pago para este otoño. No me encandiló (tampoco lo hicieron los piloto de otras serie que hoy me encantan), pero a falta de mi ración semanal de “The Shield” y “Battlestar Galactica” el mismo día y a la misma hora, decidí darle una oportunidad.
“Sobrenatural” cuenta la historia de dos hermanos, Dean y Sam Winchester y su viaje por la América profunda (y sobrenatural) en su Chevy Impala del 67. La razón de su viaje es encontrar a su padre, desaparecido unas semanas atrás, cuando éste a su vez buscaba venganza contra el ser (¿diabólico?) que años atrás asesinó a su mujer en su propio hogar (en una de las escenas de apertura más violentas e impactantes que he visto en una serie de TV en los últimos tiempos). Este horrible suceso provocó que John, el patriarca de los Winchester no sólo quedase marcado de por vida, sino que se volcara en enfrentarse y eliminar toda clase de amenaza sobrenatural que apareciese en su camino, convirtiéndose en una especie de “cazademonios”.
No hay nada nuevo que no se haya visto ya en “Sobrenatural”. El viaje en coche de los dos hermanos prestando ayuda a la gente, recuerda a aquella serie en la que Michael Landon y Victor French recorrían EEUU arreglando problemas por doquier, “Autopista hacia el cielo”. La búsqueda del padre por parte de los hermanos remite a “Kung Fu”. Las amenazas a las que se enfrentan forma parte de la mitología fantástica más clásica: espíritus de asesinados en busca de justicia, el Wendigo, casas encantadas, la joven autoestopista fantasmal que todo el mundo ha recogido alguna vez, el Espantapájaros asesino, maldiciones indias, el Hombre del Garfio, monstruos, posesiones diabólicas, leyendas urbanas, todo está ahí, actualizado para entretenernos hoy. Los métodos, los de siempre: dones precognitivos, cruces, estacas, libros de exorcismos, lanzabengalas, agua bendita, aparatos que detectan restos de ectoplasma, sal, espejos, documentación falsa, y como no, escopetas recortadas, nueves milímetros, balas de plata…etc
El tono sombrío y grisáceo de la fotografia es una constante en la serie, nunca brilla el sol. La mayoría de escenas tiene lugar en oscuridad, en la noche.
Se nota que en algunos episodios una vez planteada la trama y el misterio “de la semana” hay escenas de relleno y conversaciones un tanto repetitivas, pero también ocurría al principio de “Expediente X” y “Star Trek The Next Generation”. Poco a poco la interacción entre los hermanos va cobrando importancia y se revelan secretos y matices de sus vidas que plantean nuevas e interesantes situaciones. Los episodios suelen ser auto-conclusivos y en la mayoría de ocasiones con final feliz. Los efectos especiales están realmente bien conseguidos, algo que no me esperaba, la verdad. Han sido los últimos tres episodios (que he visto de un tirón) en los que la breve e inesperada aparición de John (el padre) y la presentación de un nuevo personaje, me ha demostrado que la cosa tiene más chicha de lo que parece y que podemos estar ante algo realmente interesante.
Los más puristas atacarán la serie antes de darle una oportunidad escudándose en que han elegido como actores principales a dos guaperas calientanenas como son Jensen Ackles (Smallville, Dawson Crece) y Jared Padalecki (Gilmore Girls, La Casa de Cera), pero no olvidemos que se quería captar a un público adolescente y ambos son chavales con una carrera bastante curtida en el medio de la TV juvenil.
En fin, creo que estamos ante una serie que, en los once episodios emitidos en nuestro país, se deja ver y gana en cada episodio con respecto al anterior. Nadie intenta reinventar la rueda en este show, sino entretener, pasar un buen rato y contar una buena historia. El tiempo dirá si consigue alcanzar la cuotas de popularidad (difícil por otro lado) que consiguieron las series de Whedon. De momento en USA les han concedido una segunda temporada.
Si bien es cierto Médium y Perdidos han conseguido establecerse como series sólidas con un público fiel, a mi me seguía faltando algo dirigido hacia un público más juvenil. Y creo haberlo encontrado. Se titula “Sobrenatural”.
Tuve oportunidad de ver el episodio piloto de esta serie de forma promocional en verano cuando anunciaban iba a ser una de las apuestas de un canal de la TV de pago para este otoño. No me encandiló (tampoco lo hicieron los piloto de otras serie que hoy me encantan), pero a falta de mi ración semanal de “The Shield” y “Battlestar Galactica” el mismo día y a la misma hora, decidí darle una oportunidad.
“Sobrenatural” cuenta la historia de dos hermanos, Dean y Sam Winchester y su viaje por la América profunda (y sobrenatural) en su Chevy Impala del 67. La razón de su viaje es encontrar a su padre, desaparecido unas semanas atrás, cuando éste a su vez buscaba venganza contra el ser (¿diabólico?) que años atrás asesinó a su mujer en su propio hogar (en una de las escenas de apertura más violentas e impactantes que he visto en una serie de TV en los últimos tiempos). Este horrible suceso provocó que John, el patriarca de los Winchester no sólo quedase marcado de por vida, sino que se volcara en enfrentarse y eliminar toda clase de amenaza sobrenatural que apareciese en su camino, convirtiéndose en una especie de “cazademonios”.
No hay nada nuevo que no se haya visto ya en “Sobrenatural”. El viaje en coche de los dos hermanos prestando ayuda a la gente, recuerda a aquella serie en la que Michael Landon y Victor French recorrían EEUU arreglando problemas por doquier, “Autopista hacia el cielo”. La búsqueda del padre por parte de los hermanos remite a “Kung Fu”. Las amenazas a las que se enfrentan forma parte de la mitología fantástica más clásica: espíritus de asesinados en busca de justicia, el Wendigo, casas encantadas, la joven autoestopista fantasmal que todo el mundo ha recogido alguna vez, el Espantapájaros asesino, maldiciones indias, el Hombre del Garfio, monstruos, posesiones diabólicas, leyendas urbanas, todo está ahí, actualizado para entretenernos hoy. Los métodos, los de siempre: dones precognitivos, cruces, estacas, libros de exorcismos, lanzabengalas, agua bendita, aparatos que detectan restos de ectoplasma, sal, espejos, documentación falsa, y como no, escopetas recortadas, nueves milímetros, balas de plata…etc
El tono sombrío y grisáceo de la fotografia es una constante en la serie, nunca brilla el sol. La mayoría de escenas tiene lugar en oscuridad, en la noche.
Se nota que en algunos episodios una vez planteada la trama y el misterio “de la semana” hay escenas de relleno y conversaciones un tanto repetitivas, pero también ocurría al principio de “Expediente X” y “Star Trek The Next Generation”. Poco a poco la interacción entre los hermanos va cobrando importancia y se revelan secretos y matices de sus vidas que plantean nuevas e interesantes situaciones. Los episodios suelen ser auto-conclusivos y en la mayoría de ocasiones con final feliz. Los efectos especiales están realmente bien conseguidos, algo que no me esperaba, la verdad. Han sido los últimos tres episodios (que he visto de un tirón) en los que la breve e inesperada aparición de John (el padre) y la presentación de un nuevo personaje, me ha demostrado que la cosa tiene más chicha de lo que parece y que podemos estar ante algo realmente interesante.
Los más puristas atacarán la serie antes de darle una oportunidad escudándose en que han elegido como actores principales a dos guaperas calientanenas como son Jensen Ackles (Smallville, Dawson Crece) y Jared Padalecki (Gilmore Girls, La Casa de Cera), pero no olvidemos que se quería captar a un público adolescente y ambos son chavales con una carrera bastante curtida en el medio de la TV juvenil.
En fin, creo que estamos ante una serie que, en los once episodios emitidos en nuestro país, se deja ver y gana en cada episodio con respecto al anterior. Nadie intenta reinventar la rueda en este show, sino entretener, pasar un buen rato y contar una buena historia. El tiempo dirá si consigue alcanzar la cuotas de popularidad (difícil por otro lado) que consiguieron las series de Whedon. De momento en USA les han concedido una segunda temporada.
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