El pequeño Spirou 1:Dí buenos días a la señora (Tome, Janry; Kraken): Hacía tiempo que no leía al pequeño Spirou. Tenía muy buen recuerdo de aquellos álbumes publicados por Ediciones B hace ya varios años, así que con esta nueva edición de Kraken estaba muy ilusionado. Más teniendo en cuenta que ya llevaba un tiempo preguntándome por qué no se decidía nadie a reeditar este material habida cuenta de que ya eran varias las reediciones de cómics de humor más o menos clásicos que habíamos visto publicadas en los últimos meses.
El personaje del pequeño Spirou encarna al tierno infante que posteriormente crecería hasta protagonizar la conocida serie Spirou y Fantasio (reeditada cronológicamente por Planeta). Sin embargo, ambas series sólo tienen en común el compartir a su protagonista, sólo que aquí Spirou es un pícaro mozalbete que no para de tramar travesuras de todo tipo con sus amigos. Una premisa así seguro que no nos resulta desconocida; pensemos en Calvin, en Dennis The Menace o en Titeuf.
Bueno, en honor a la verdad os he de decir que ambas series comparten otro elemento: sus creadores. Tome y Janry, autores que desde los 80 se encargaron de la serie madre, fueron quienes decidieron continuar las historias del pequeño Spirou una vez éste apareciera por vez primera en un álbum de aquélla, creando para la ocasión una nueva colección, cuyo primer número ahora ha reeditado Kraken.
El álbum se estructura en chistes, anécdotas, de una página, aunque se abre con una historia más larga, de seis páginas. Pese a esta estructura, donde cada chiste puede leerse de forma independiente, se observa una continuidad representada por:
1) los personajes, donde además de a Spirou tenemos a toda una larga serie de compañeros de fechorías... ejem, de clase, así como profesores, familia y vecinos del pueblecito donde vive nuestro pillastre favorito.
2) los argumentos de cada historia. Así, los personajes a veces aluden a hechos que tuvieron lugar anteriormente.
Como todo cómic de humor de chistes, este álbum es irregular, alternándose momentos geniales con otros que no lo son tanto. Sin embargo, es en el humor que destila sus páginas donde me gustaría incidir. Aquí, el pequeño Spirou hace gala de una singular combinación entre ingenuidad picaresca que se plasma especialmente en la relación que mantiene el personaje con el sexo opuesto: sus flirteos con Blancafor, donde ambos demuestran de forma evidente su falta de experiencia atribuíble a la edad, o su cuelgue por la hermana María-Angélica, encargada de la enfermería. Y es que la inocencia del animalito es la del niño, un tema sobre el que los autores vuelven una y otra vez. ¿Cómo definiría este humor? ¿Como entrañable? ¿Amable? Sin duda alguna, aún por mucho que a veces Tome y Janry nos sorprendan con arrebatos de muy mala leche.
Pero me gustaría apuntar otra cosa. Más allá de su naturaleza cómica, El pequeño Spirou es mucho más. Se llegan a tocar temas que no tienen nada de cómico. En este álbum en concreto, nos encontramos con una historia que acaba siendo todo un alegato contra la guerra, y en las que están por venir encontraremos otros ejemplos similares. Hasta el drama tendrá un huequecito en las págicas de esta colección.
Lo cierto es que estamos de enhorabuena ante esta reedición por parte de ediciones Kraken. No sólo porque el material que publicara Ediciones B hace tiempo que no estaba disponible en las librerías, sino que además ahora podremos disfrutar de álbumes que, si no voy muy equivocado, permanecían inéditos en nuestro idioma.
Una gran noticia que, desafortunadamente, queda empañada por un error que sería deseable que fuera subsanado en siguientes entregas, que no es otro que la elección de la tipografía, de excesivo tamaño y en negrita, que a todas luces resulta inadecuada para el completo disfrute de las viñetas.
El personaje del pequeño Spirou encarna al tierno infante que posteriormente crecería hasta protagonizar la conocida serie Spirou y Fantasio (reeditada cronológicamente por Planeta). Sin embargo, ambas series sólo tienen en común el compartir a su protagonista, sólo que aquí Spirou es un pícaro mozalbete que no para de tramar travesuras de todo tipo con sus amigos. Una premisa así seguro que no nos resulta desconocida; pensemos en Calvin, en Dennis The Menace o en Titeuf.
Bueno, en honor a la verdad os he de decir que ambas series comparten otro elemento: sus creadores. Tome y Janry, autores que desde los 80 se encargaron de la serie madre, fueron quienes decidieron continuar las historias del pequeño Spirou una vez éste apareciera por vez primera en un álbum de aquélla, creando para la ocasión una nueva colección, cuyo primer número ahora ha reeditado Kraken.
El álbum se estructura en chistes, anécdotas, de una página, aunque se abre con una historia más larga, de seis páginas. Pese a esta estructura, donde cada chiste puede leerse de forma independiente, se observa una continuidad representada por:
1) los personajes, donde además de a Spirou tenemos a toda una larga serie de compañeros de fechorías... ejem, de clase, así como profesores, familia y vecinos del pueblecito donde vive nuestro pillastre favorito.
2) los argumentos de cada historia. Así, los personajes a veces aluden a hechos que tuvieron lugar anteriormente.
Como todo cómic de humor de chistes, este álbum es irregular, alternándose momentos geniales con otros que no lo son tanto. Sin embargo, es en el humor que destila sus páginas donde me gustaría incidir. Aquí, el pequeño Spirou hace gala de una singular combinación entre ingenuidad picaresca que se plasma especialmente en la relación que mantiene el personaje con el sexo opuesto: sus flirteos con Blancafor, donde ambos demuestran de forma evidente su falta de experiencia atribuíble a la edad, o su cuelgue por la hermana María-Angélica, encargada de la enfermería. Y es que la inocencia del animalito es la del niño, un tema sobre el que los autores vuelven una y otra vez. ¿Cómo definiría este humor? ¿Como entrañable? ¿Amable? Sin duda alguna, aún por mucho que a veces Tome y Janry nos sorprendan con arrebatos de muy mala leche.
Pero me gustaría apuntar otra cosa. Más allá de su naturaleza cómica, El pequeño Spirou es mucho más. Se llegan a tocar temas que no tienen nada de cómico. En este álbum en concreto, nos encontramos con una historia que acaba siendo todo un alegato contra la guerra, y en las que están por venir encontraremos otros ejemplos similares. Hasta el drama tendrá un huequecito en las págicas de esta colección.
Lo cierto es que estamos de enhorabuena ante esta reedición por parte de ediciones Kraken. No sólo porque el material que publicara Ediciones B hace tiempo que no estaba disponible en las librerías, sino que además ahora podremos disfrutar de álbumes que, si no voy muy equivocado, permanecían inéditos en nuestro idioma.
Una gran noticia que, desafortunadamente, queda empañada por un error que sería deseable que fuera subsanado en siguientes entregas, que no es otro que la elección de la tipografía, de excesivo tamaño y en negrita, que a todas luces resulta inadecuada para el completo disfrute de las viñetas.
Pese a ello, se ha de reconocer que la serie vale mucho la pena y, en mi opinión, no dudaría en recomendarla si queréis pasar un buen rato y echaros unas risas.
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