Bull Damn City (AAVV; Dolmen): Seis autores españoles. Seis historias cortas del oeste, todas ellas con una ciudad como telón de fondo cuyo nombre sirve para titular el cómic.
Leo en la introducción que la idea para este cómic surgió bajo la inestimable ayuda de esa gran musa llamada alcohol. Eso, y la admiración que varios de esos autores profesan por el género del western. Con semejantes precedentes uno se extraña de no encontrar entre el elenco de artistas (integrado por Joan Fuster, Vicente Vegas, Pere Pérez, Enrique Vegas, Victor Santos y Kenny Ruiz) al irlandés Garth Ennis. Pero a lo que vamos, Bull Damn City.
El cómic nos presenta varias historias protagonizadas por los alter ego de cada uno de estos autores, recurso que es de suponer que busca hacer gracia al personal. De hecho, diría que sobre este supuesto recae casi todo el peso humorístico de cada historia, si es que realmente lo tiene, algo que quizás debiéramos preguntar a sus autores. Los argumentos de las historias son anecdóticos, como las relaciones existentes entre ellas, limitadas a menciones o cameos de personajes. Sus desenlaces, previsibles. Sin embargo, más delito tiene que estemos leyendo una historia y no nos enteremos de lo que sucede ante nuestros ojos, como es el caso de la que firma Victor Santos.
En definitiva, definiría Bull Damn City como un capricho, ejemplo perfectamente ilustrativo de la que podría ser cualquier campaña gubernamental contra el alcohol. Quizás quedara genial o cuanto menos ocurrente con la cabeza embotada, pero lo que no acabo de entender es que mucho tiempo después de superada la resaca alguien en su sano juicio se decida a publicarlo. Ah, vale, que son autores españoles conocidos. Ok, ya lo pillo.
Leo en la introducción que la idea para este cómic surgió bajo la inestimable ayuda de esa gran musa llamada alcohol. Eso, y la admiración que varios de esos autores profesan por el género del western. Con semejantes precedentes uno se extraña de no encontrar entre el elenco de artistas (integrado por Joan Fuster, Vicente Vegas, Pere Pérez, Enrique Vegas, Victor Santos y Kenny Ruiz) al irlandés Garth Ennis. Pero a lo que vamos, Bull Damn City.
El cómic nos presenta varias historias protagonizadas por los alter ego de cada uno de estos autores, recurso que es de suponer que busca hacer gracia al personal. De hecho, diría que sobre este supuesto recae casi todo el peso humorístico de cada historia, si es que realmente lo tiene, algo que quizás debiéramos preguntar a sus autores. Los argumentos de las historias son anecdóticos, como las relaciones existentes entre ellas, limitadas a menciones o cameos de personajes. Sus desenlaces, previsibles. Sin embargo, más delito tiene que estemos leyendo una historia y no nos enteremos de lo que sucede ante nuestros ojos, como es el caso de la que firma Victor Santos.
En definitiva, definiría Bull Damn City como un capricho, ejemplo perfectamente ilustrativo de la que podría ser cualquier campaña gubernamental contra el alcohol. Quizás quedara genial o cuanto menos ocurrente con la cabeza embotada, pero lo que no acabo de entender es que mucho tiempo después de superada la resaca alguien en su sano juicio se decida a publicarlo. Ah, vale, que son autores españoles conocidos. Ok, ya lo pillo.
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