Homunculus 2 (Hideo Yamamoto, Ponent): Antes de nada, podéis encontrar una reseña de la primera entrega de este manga, que reseñamos hace ya un tiempo, clickando aquí.
Nuestro protagonista, Susumu, decide ahondar un poco más en sus visiones surrealistas y comprobar si realmente se ha vuelto loco o si, por el contrario, detrás de ellas se esconde una explicación racional que le devuelva la tranquilidad. Para ello no se le ocurre otra cosa que buscar al jefe yakuza con el que tuvo un desafortunado encontronazo en el primer número.
Y poco más os puedo contar. Primero porque la cosa no es spoilearos el cómic y segundo porque realmente apenas pasa algo más de consideración. Y casi diría que ni falta que hace ya que, una vez finalizado el tebeo me dí cuenta que había conseguido emocionarme, algo difícil de conseguir hoy en día.
Yamamoto nos desvela un pequeño asunto sobre el pasado de Susumu, no de forma gratuíta, ni mucho menos, ya que lo enlaza con la infancia del jefe yakuza, y es precisamente esta pequeña revelación y cómo nos la cuenta los dos elementos que confieren una carga dramática considerable a la trama desarrollada en este volumen. Y lo bueno es que Yamamoto no necesita ni tan siquiera texto para transmitirnos ese dramatismo que culmina en la parte final del tomo, demostrándonos así su valía como dibujante y narrador.
Y encima sigues quedándote con ganas de más. Porque claro, todavía no sabemos a qué se refiere el título del manga, algo que nos prometen desvelar en la siguiente entrega.
Y poco más os puedo contar. Primero porque la cosa no es spoilearos el cómic y segundo porque realmente apenas pasa algo más de consideración. Y casi diría que ni falta que hace ya que, una vez finalizado el tebeo me dí cuenta que había conseguido emocionarme, algo difícil de conseguir hoy en día.
Yamamoto nos desvela un pequeño asunto sobre el pasado de Susumu, no de forma gratuíta, ni mucho menos, ya que lo enlaza con la infancia del jefe yakuza, y es precisamente esta pequeña revelación y cómo nos la cuenta los dos elementos que confieren una carga dramática considerable a la trama desarrollada en este volumen. Y lo bueno es que Yamamoto no necesita ni tan siquiera texto para transmitirnos ese dramatismo que culmina en la parte final del tomo, demostrándonos así su valía como dibujante y narrador.
Y encima sigues quedándote con ganas de más. Porque claro, todavía no sabemos a qué se refiere el título del manga, algo que nos prometen desvelar en la siguiente entrega.
Quizás puestos a encontrar algo que censurar deberíamos mencionar el hecho de que en ocasiones la acción se dilata demasiado. Al respecto, gran parte de ese encuentro entre Susumu y el capo mafioso obedece a ese principio, llegando a resultar hilarante. Que ése fuera el objetivo de Yamamoto antes de entrar en materia, puede ser, pero lo cierto es que el cómic adolece de un ritmo pausado que no necesariamente tiene porqué ser negativo.
En definitiva, una lectura que engancha y que se desmarca un poco de lo habitual respecto a lo que estamos acostumbrados a ver publicado en este país y dentro del manga.
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