-Dark water (Suzuki y Meimu; Ivrea): Menos mal que los chicos de Ivrea nos aclaran que este manga inaugura su nueva colección de terror, porque el resultado de esta serie de historias de Meimu adaptando relatos del que parece ser el escritor japonés más famoso dentro de este género en la actualidad (o al menos así nos lo venden en la editorial), Koji Suzuki, deja bastante que desear.
Y es que si uno pretende encontrar historias de esas capaces de absorberte en su lectura, de desasosegarte e impedirte conciliar el sueño mucho me temo que no va a encontrarlas aquí.
El manga nos presenta cuatro relatos que tienen en común un lugar, la bahía de Tokio y sus aguas, capaces de esconder tenebrosos secretos y con los que puede establecerse alguna ocasional analogía con la oscuridad que guarda el hombre en su interior.
Interesante punto de partida del novelista Suzuki y que posiblemente obtenga mejores resultados en su formato literario original que en su adaptación al manga por Meimu, carente de fuerza o capacidad de asombrar al lector. Es más, se acaba encontrando al tebeo aburrido por momentos, lo cual supone uno de los rasgos más imperdonables en un cómic encuadrado supuestamente en el género de terror.
Si a eso sumamos una narrativa no todo lo acerdada que sería de desear y un dibujo poco afortunado en expresiones faciales, donde llegamos incluso a encontrar desproporciones corporales y que casa a la perfección con el tono aburrido general del cómic, la impresión resultante es clara: decepcionante.
Y es que si uno pretende encontrar historias de esas capaces de absorberte en su lectura, de desasosegarte e impedirte conciliar el sueño mucho me temo que no va a encontrarlas aquí.
El manga nos presenta cuatro relatos que tienen en común un lugar, la bahía de Tokio y sus aguas, capaces de esconder tenebrosos secretos y con los que puede establecerse alguna ocasional analogía con la oscuridad que guarda el hombre en su interior.
Interesante punto de partida del novelista Suzuki y que posiblemente obtenga mejores resultados en su formato literario original que en su adaptación al manga por Meimu, carente de fuerza o capacidad de asombrar al lector. Es más, se acaba encontrando al tebeo aburrido por momentos, lo cual supone uno de los rasgos más imperdonables en un cómic encuadrado supuestamente en el género de terror.
Si a eso sumamos una narrativa no todo lo acerdada que sería de desear y un dibujo poco afortunado en expresiones faciales, donde llegamos incluso a encontrar desproporciones corporales y que casa a la perfección con el tono aburrido general del cómic, la impresión resultante es clara: decepcionante.
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