Siempre he leído más Marvel que DC. No por nada en especial (salvo estos últimos años, por lo del cierre de Zinco y todo eso), sino que seguramente empezó por casualidad y le fuí pillando el gustillo a aquellos personajes de la Casa de las Ideas. Pero en los tiempos de Zinco cayó en mis manos un prestigio de Green Arrow, perteneciente a la saga El Cazador acecha, que llamó mucho mi atención, si bien tardé años en saber como acababa esa historia. Era un héroe diferente. No entraré en el tópico de que no tenía superpoderes y por eso era más real, porque eso está muy manido ya, pero sí que era más... realista.
Para quien no la haya leído (que la recomiendo), esa historia no estaba ambientada en la imaginaria Star City (sí, es otro tópico, pero las ciudades imaginarias nunca me han acabado de encajar en los cómics supuestamente ambientados en el presente... salvo Gotham, pero eso es otra historia) sino en Seattle, la ciudad de la lluvia. Y, además, no era el Flecha Verde (o Green Arrow, que me gusta más) que conocía. No, este Oliver Queen, si bien seguía vestido de verde, era más "serio". Nada de flechas trucadas con guantes de boxeo, no, ahora todas sus flechas era "de verdad". Incluso había dejado el sombrerito de Errol Flynn para llevar una, más estética y práctica, capucha. Además, salía una arquera japonesa que no sólo estaba buena, sino que tenía un tatuaje impresionante. ¿Qué más se necesita para impresionar a alguien de mi temprana (por aquel entonces) edad?
Aún así, como ya he dicho por motivos económicos (a ver que adolescente de aquel entonces podía ir comprándose prestigios a diestro y siniestro), no leí la continuación hasta varios años después, y, aunque le cogí cariño al personaje, nunca volví a acercarme a él.
Hasta hace un año o así.
Sabía, claro, que el personaje había muerto y que había sido sustituido por un hijo creado por exigencias del guión, y, años después, que Kevin Smith iba a resucitar a MI Green Arrow. Y, como mis ingresos económicos habían mejorado por aquello de tener un trabajo, en cuanto Norma sacó la nueva serie, me hice con ella.
Los primeros números, guionizados por Kevin Smith eran simplemente divertidos, un típico tebeo de superhéroes entretenido, para pasar el rato, si bien se notaba que Smith conocía al personaje. Sí, Phil Hester le devolvió el sombrero de Robin Hood, pero, bueno, al menos no volvía a utilizar la flecha del guante de boxeo. Después venía una saga en la que se enfrentaba a un asesino que hablaba con onomatopeyas. Y, bueno, no estuvo mal, pero mucho mejor era la siguiente historia, la saga de Brad Meltzer La búsqueda del arquero, que el guionista aprovecha para retratar magistralmente a nuestro Ollie a la vez que se nos desvelan algunos hechos acontecidos tras su muerte (la parte de ¿quien asistió a mi funeral? me gustó especialmente). Incluso se permitió usar mi odiada flecha trucada del guante sin que pareciera ridícula.
Y creo que ya llegamos al objeto de este post: Los muros de esta ciudad, el nuevo tomo de Green Arrow con el que nos obsequia (es un decir) Norma. Primer problema: son muchas páginas, sí, ocho números, pero... ¡es que son 18 €! ¿Que si vale la pena? Bueno, depende de lo que busquemos.
El tomo se divide en tres partes claramente diferenciadas: la primera es un número autoconclusivo guionizado por Judd Winick y dibujada por nuestro Manuel García, y nos cuenta una noche de juerga de Arsenal y "el otro Green Arrow", Connor. Además, nos desvela la respuesta a la pregunta que muchos nos hacíamos (y si no, nos la desvela igualmente): ¿Es Connor gay? La verdad es que, sin ser nada del otro mundo, la historia es la mar de divertida, y podemos ver claramente lo diferentes que son estos dos hijos -cada uno a su modo- de Ollie.
La segunda parte, es otro número autoconclusivo en la que, con la excusa de profundizar en la relación entre Ollie y Mia, su joven nueva protegida, Scott Beatty y Shawn Martinbrough nos cuentan algo que sucedió poco después de que Green Arrow descubriera que su joven compañero Speedy era drogadicto. En mi opinión, es la parte más flojita del tomo.
La tercera parte es la más extensa, la saga de seis números que da nombre al tomo. En ella Judd Winick, ya con el admirado por unos (me incluyo) y odiado por otros, Phil Hester de vuelta a los lápices de la serie con su inseparable Ande Parks a las tintas, nos cuenta como unos robos cometidos por uno de los principales enemigos de Batman desencadena una fuerza mágica en Star City sin precedentes, que obliga, literalmente, a sus habitantes a no cometer ningún delito bajo pena de muerte o mutilación. ¿La solución? Un curioso ejército del cual no pienso dar más detalles salvo que, como es de esperar, está liderado por nuestros dos Green Arrow. Además, en esta saga vemos la primera aparición de un nuevo arquero enmascarado que puede convertirse en el nuevo Speedy.
Volvamos a la pregunta inicial. ¿Vale la pena? Pues, si buscáis un cómic de superhéroes con buena caracterización, buena interacción de personajes y aventuras entretenidas, sí. Aún más si, como yo, eres un incodicional de Oliver Queen, claro. Eso sí, no encontraréis más que eso; no es ninguna obra maestra, ni creo que pretenda serlo.
Eso sí... ¿18€?
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