Son la 1:44 am y no sé qué demonios estoy haciendo aquí, en vísperas de uno de esos domingos en que, para variar, has elegido perderte de excursión por la serra de Tramuntana de Mallorca. O sea. que mañana (ups,perdón,hoy) he de levantarme a las 8:00. En buen domingo.
Espero que lo ilógico y poco sensato de este mi comportamiento os prepare para lo que seguirá a continuación, que bien pudiera ser tachado de blasfemia por algunos de los que lean estas líneas (de hecho temo que si no expresado seguro que será pensado por esos lectores..aunque también puedo equivocarme y entre las filas exista alguna alma comprensiva que se ponga en mi lugar, no sé, ojalá).
A Pratt siempre le he guardado un lugar de honor en mi lista de cómics-que-no-me-han-entusiasmado-pero-que-deseo-fervientemente-que-me-gustasen. ¿Nunca os ha pasado? ¿El tener un cómic del que sabéis que la gente habla maravillas, leerlo y que no os diga nada pero que a pesar de ello le déis vueltas y más vueltas, dándole nuevas oportunidades en espera de que algún día, de improviso, la atracción surja y os arrebate ciegamente?
Sip, suena increíblemente gilipollas, cierto...pero sed sinceros...¿no os ha pasado nunca? (y quien dice cómic, también dice personaje (de cómic o no), película, libro, música, y el largo etcétera existente.
¿No?
Well, a mí sí. Pocas veces, lo reconozco, pero quizás porque son pocas me jode más, porque permanece allí como espina clavada (indolora pero molesta).
Y Hugo Pratt está ahí, entre esos pocos.
Cierto que he leído pocas cosas suyas, algunas historias de Corto Maltés y este Escorpiones del desierto que, he de admitirlo, no acabé de leer. Y precisamente por esto, por no haber acabado de leer la primera historia de este cómic (a falta de pocas páginas para su desenlace, eso sí), lo que seguirá a continuación quiere ser la constatación de una simple impresión (y no una crítica como las que he podido postear hasta la fecha) sobre dicha historia.
...
Uf,no sé cómo empezar esto, la verdad.
Well, sip...abres las páginas de Escorpiones, ilusionado por encontrar aventura a raudales, enmarcada en un escenario atractivo, el Desierto (así, en mayúsculas, porque él también es protagonista y porque no hay forma alguna de pasar por alto su grandeza y la atracción ejercida sobre quienes han pisado sus arenas), en pleno conflicto bélico mundial. Y lo encuentras. Todo lo que habías supuesto que encontrarías está ahí. Y plasmado con maestría, tras exhaustiva labor de documentación histórica y visual. Genial.
Pero algo no me funciona.
La primera página me resulta abrumadora por la cantidad de texto...¿Y por qué te largan esas parrafadas los personajes? ¿No están hablando? Entonces, ¿por qué me da la impresión que lo que dicen parece estar más dirigido a un lector que saben que está allí, por encima de ellos, contemplando sus vidas?
Entonces aparece Koinsky, infalible máquina de matar de cuya excelente pericia Pratt nos regala ejemplos en varias ocasiones. Y sucede que, instintivamente, el tipo me cae cruzado. Y claro, es el protagonista de la historia. Si es que lo mío es mala suerte.
Entonces empiezan a parecerme extrañas las reacciones de algunos personajes...¿matan a un tío tuyo de avanzada edad, a sangre fría, por ser un traidor a la causa, y ni te inmutas, reconociendo que frente a los lazos de sangre se anteponen los existentes hacia tu bando en una guerra?
De repente los puntos oscuros que considero que tiene la trama se extienden a la forma de plasmarla en viñetas. ¿ Diálogo sobre la mierda que es toda guerra y lo único que ves es un jeep atravesando el desierto con bocadillos a su alrededor a lo largo de bastantes viñetas?
¿Encuentros fortuítos en mitad del desierto que no aportan gran cosa a la historia salvo poner en evidencia lo que el mismo Pratt reconoce en un exhabrupto de Koinsky, esto es lo frecuentado que estaba la zona, a un nivel que casi roza el absurdo?
Al final me acabé riendo de algunas frases, poco apropiadas al contexto en el que se habían ubicado...lo cual, unido a un aburrimiento que crecía por momentos peligrosamente me decidió a abandonar en mi empeño.
No podía con el cómic, así de simple.
¿Me he acostumbrado a un nivel de lectura más ligero? ¡Pero si entre mis lecturas favoritas se encuentran cómics de lo más denso!
Y lo pero era aquella sensación... de malestar por no haberme gustado lo que acababa de leer en la cárcel de papel que era una obra maestra. ¿Qué es lo que me pasaba? What's wrong with me?
Puedo vivir sabiendo que nunca me entusiasmará el personaje de Spiderman (mi otra cuenta pendiente que me jode...pero mucho menos, por supuesto, lo absurdo de sus enemigos y de él mismo me consuelan en ese sentido)... ¿pero Hugo Pratt?
En fin, creo que debería asistir a algún tipo de terapia, ¿no creéis?
Y hasta aquí esta noche, 2:44 am. Tan sólo espero que mañana no llueva.
1 comentario:
Bueno, no pasa nada, aunque has cogido uno de los álbumes que menos me gustan de Hugo Pratt, con lo que se explica, además quizás te haya pillado demasiado viejo. Koinsky no es simpático, aunque hay mejores aventuras como la del ortín en Dancalia, prueba con ella.
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