Laura (Guillem March; Dolmen): Álbum de temática slice of life con joven protagonista femenina, muy en la línea de los últimos trabajos que le hemos visto publicados a Guillem March; al respecto, recordaros la simultánea aparición de un recopilatorio editado por Diábolo ediciones que recopilaba sus historias de Sofía, Ana y Victoria.
Laura comienza con un amor no correspondido, con memorias de un fugaz momento de felicidad y con el increíble desafío que supone volver a comenzar de nuevo. Periodo harto complicado, plagado de dudas y miedos a los que necesariamente se debe hacer frente para seguir con la vida. Difícil empresa en la que pese a la ayuda que pueden brindar los amigos al final siempre resulta depender en última instancia de la propia persona.
La relación de esta obra con las anteriores historias es evidente, si bien puede leerse de forma perfectamente independiente.
Lejos de querer continuar la tónica que parecen compartir algunas reseñas leídas de sus anteriores historias, donde se alude al cualitativo cambio experimentado por el autor en relación a obras previas, concretamente tiras cómicas realizadas para la revista Dolmen, se ha de reconocer que después de leer Laura Guillem March es necesario sentar el hecho de que Guillem March es un autor sólido y plenamente formado.
La lectura de Laura no deja lugar a dudas. Resulta muy fácil implicarse en la historia nada más conocer a su protagonista. Y es que Laura posee una cualidad que en ocasiones se pasa por alto en otros cómics: es real, tanto que podría ser cualquiera de nuestras amigas. Esa proximidad se reafirma con la soltura, naturalidad y eficacia con que March nos presenta el tema de las relaciones personales, auténtico eje en torno al cual gira la acción. Por lo que respecta a cómo está contada la historia, debe reconocerse que la narrativa es otro de los aspectos destacables, en tanto que se utilizan diversos recursos que contribuyen a una lectura fluída e interesante. De igual forma se agradece la nota de humor que se va haciendo cada vez más presente en sus páginas a medida que la historia se va desarrollando.
El dibujo viene a consolidar el conjunto, ofreciendo un estilo realista de trazo suelto, muy atractivo y que resulta inconfundible. A ello debe añadirse, necesariamente, la habilidad del autor para dar color a sus viñetas, de forma que capta a la perfección el ambiente en el que tiene lugar la escena y contribuye a que la obra posea un atractivo visual que resalta a primera vista.
Todo ésto viene a confluir en un álbum redondo: fresco, inteligente, bien realizado y muy bonito. Y la edición de Dolmen está a la altura. ¿Qué más se puede pedir?
Laura comienza con un amor no correspondido, con memorias de un fugaz momento de felicidad y con el increíble desafío que supone volver a comenzar de nuevo. Periodo harto complicado, plagado de dudas y miedos a los que necesariamente se debe hacer frente para seguir con la vida. Difícil empresa en la que pese a la ayuda que pueden brindar los amigos al final siempre resulta depender en última instancia de la propia persona.
La relación de esta obra con las anteriores historias es evidente, si bien puede leerse de forma perfectamente independiente.
Lejos de querer continuar la tónica que parecen compartir algunas reseñas leídas de sus anteriores historias, donde se alude al cualitativo cambio experimentado por el autor en relación a obras previas, concretamente tiras cómicas realizadas para la revista Dolmen, se ha de reconocer que después de leer Laura Guillem March es necesario sentar el hecho de que Guillem March es un autor sólido y plenamente formado.
La lectura de Laura no deja lugar a dudas. Resulta muy fácil implicarse en la historia nada más conocer a su protagonista. Y es que Laura posee una cualidad que en ocasiones se pasa por alto en otros cómics: es real, tanto que podría ser cualquiera de nuestras amigas. Esa proximidad se reafirma con la soltura, naturalidad y eficacia con que March nos presenta el tema de las relaciones personales, auténtico eje en torno al cual gira la acción. Por lo que respecta a cómo está contada la historia, debe reconocerse que la narrativa es otro de los aspectos destacables, en tanto que se utilizan diversos recursos que contribuyen a una lectura fluída e interesante. De igual forma se agradece la nota de humor que se va haciendo cada vez más presente en sus páginas a medida que la historia se va desarrollando.
El dibujo viene a consolidar el conjunto, ofreciendo un estilo realista de trazo suelto, muy atractivo y que resulta inconfundible. A ello debe añadirse, necesariamente, la habilidad del autor para dar color a sus viñetas, de forma que capta a la perfección el ambiente en el que tiene lugar la escena y contribuye a que la obra posea un atractivo visual que resalta a primera vista.
Todo ésto viene a confluir en un álbum redondo: fresco, inteligente, bien realizado y muy bonito. Y la edición de Dolmen está a la altura. ¿Qué más se puede pedir?
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