-DVD 1: Shojo con tres freaks como protagonistas. Ahí reside la gracia del tebeo, el hecho de que sean freaks en toda regla, gente rara por definición.
Dos de ellos, un dj punkarra y un vago guaperas cuyo único interés en las chicas reside en cuán grandes pueden llegar a ser sus pechos, ambos malcarados y con nulo sentido del ridículo, tienen no sólo asumida su rareza sino que la defienden con orgullo. El tercer personaje, esta vez femenino y caracterizado por tener alucinaciones en los momentos más inesperados, sin embargo parece renegar de su condición, después de que su ex le haya hecho lo más parecido a un lavado de cerebro. Sin embargo, el que sus pasos se crucen con los dos primeros parece el inicio de un replanteamiento personal que, quién sabe, acabe en una aceptación de sí misma y en una nueva forma de ver la vida.
El principal atractivo del tebeo, aparte de lo freaks que son sus protas, lo encontramos en lo absurdo de los diálogos entre ellos y, por extensión de las situaciones planteadas. Elucubrar sobre la posibilidad de subastar, junto a útiles de artistas consagrados, un peluche de una sepia ganado en una atracción de feria o elegir al lado de qué animal te gustaría que posara tu cuerpo disecado en un museo son sólo dos ejemplos de lo que os podéis encontrar al respecto.
En el lado negativo, el dibujo. Parece que los tres sean una especie de maniquíes parlantes de esos que acechan en tus pesadillas más recónditas. Por otro lado, los fondos apenas merecen la atención del dibujante, así como los personajes que hacen de extra, a los que ni les acaba de dibujar el rostro, lo cual es una opción perfectamente válida por su nulo papel, pero el hecho no deja de extrañar por estos lares.
Pero bueno, se deja leer bastante bien y si te gusta el tipo de humor que raya el surrealismo puede ser una buena elección para pasar un ratillo. Y aparte es una propuesta interesante por lo peculiar de sus protas.
Dos de ellos, un dj punkarra y un vago guaperas cuyo único interés en las chicas reside en cuán grandes pueden llegar a ser sus pechos, ambos malcarados y con nulo sentido del ridículo, tienen no sólo asumida su rareza sino que la defienden con orgullo. El tercer personaje, esta vez femenino y caracterizado por tener alucinaciones en los momentos más inesperados, sin embargo parece renegar de su condición, después de que su ex le haya hecho lo más parecido a un lavado de cerebro. Sin embargo, el que sus pasos se crucen con los dos primeros parece el inicio de un replanteamiento personal que, quién sabe, acabe en una aceptación de sí misma y en una nueva forma de ver la vida.
El principal atractivo del tebeo, aparte de lo freaks que son sus protas, lo encontramos en lo absurdo de los diálogos entre ellos y, por extensión de las situaciones planteadas. Elucubrar sobre la posibilidad de subastar, junto a útiles de artistas consagrados, un peluche de una sepia ganado en una atracción de feria o elegir al lado de qué animal te gustaría que posara tu cuerpo disecado en un museo son sólo dos ejemplos de lo que os podéis encontrar al respecto.
En el lado negativo, el dibujo. Parece que los tres sean una especie de maniquíes parlantes de esos que acechan en tus pesadillas más recónditas. Por otro lado, los fondos apenas merecen la atención del dibujante, así como los personajes que hacen de extra, a los que ni les acaba de dibujar el rostro, lo cual es una opción perfectamente válida por su nulo papel, pero el hecho no deja de extrañar por estos lares.
Pero bueno, se deja leer bastante bien y si te gusta el tipo de humor que raya el surrealismo puede ser una buena elección para pasar un ratillo. Y aparte es una propuesta interesante por lo peculiar de sus protas.
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