Cualquiera que haya vivido en una gran ciudad lo sabe. El aislamiento. Como planteaba Lucía Etxebarría, te parece ser un satélite en una órbita cementerio. Estás en el metro, rodeado de gente, pero da igual, es como si estuvieras solo, completamente solo. Como inmerso en el más insondable y helado vacío sideral.
O quizás tu trabajo es el problema. La presión derivada del mismo. Los cuchicheos a tus espaldas por parte de tus compañeros. Aunque quizás eres de los que piensan que sólo el trabajo te mantiene vivo en tanto te permite distraerte de tu verdadero problema, el hecho de no contar con vida personal alguna una vez finalizado tu horario laboral. Quizás lo peor es que eres consciente de ello, te has convertido en algo asemejable a una máquina en stand-by y ya no sabes qué hacer. Puede que pronto empieces a odiar hasta tu trabajo.
O quizás estás obsesinado por algo. Cualquier cosa en torno a la cual enfocar toda tu vida. ¿Qué pasaría si ese objeto o persona, ese fin, llegara a faltar o te traicionara? ¿Qué harías? Jodido, verdad?
Quizás no deseas ser como eres. ¿Te odias a tí mismo y darías lo que fuera por ser otra persona? ¿Por qué? ¿Te has parado a pensarlo alguna vez?
Problemas, problemas, problemas... y de fondo el escenario de una gran urbe alienante.
Entonces, un día no puedes más. Estallas. Deseas que todo fuera diferente. Que alguien acabe con el sufrimiento.
Y, con un poco de suerte, aparece el chico del bate. Y BANG. Caes al suelo. Y cuando despiertas, si es que lo haces, te sientes mejor.
Ésta es la premisa básica de Paranoia Agent. Gente jodida que llegado un momento ven como un skater adolescente aparece con un bate dorado y doblado para golpearles y librarles de su sufrimiento.
Pero claro, hay más, mucho más. Como quién es Lil 'Slugger, el chico del bate. ¿Es alguien real? ¿Una mera invención de la víctima para descargar su sentimiento de culpa? ¿O una leyenda urbana? Claro que también está la conexión que puede establecerse entre todas las víctimas de Lil y que parece implicar mucho más de lo que pudiéramos imaginar en un primer momento.
La serie cuenta con interesantes golpes de efecto, como variaciones en el estilo de dibujo o a la hora de contar la acción dependiendo del personaje o personajes en que centre el capítulo en cuestión, así como sorprendentes giros argumentales que te golpean en el momento menos pensado para desconcierto del espectador. Y lo más increíble es que en todo momento y a pesar de que la trama posea un evidente tono adulto, mezclando elementos del thriller psicológico con otros pertenecientes al género de terror en una línea que casi podríamos incluir dentro de la hornada japonesa con títulos como The Ring o Last Call, películas donde el eje en torno al que se desarrolla la acción lo ofrece una leyenda urbana, decía que a pesar de todo esto la serie cuenta con un sentido del humor omnipresente y que ocasionalmente participa del absurdo surrealista. Pero no se vayan todavía, aún hay más: destaquemos la voluntad de su director, Satoshi Kon, de incluir elementos de crítica al sistema social japonés, desde los sin techo (tema que ya tocara en la excelente película Tokyo Godfathers) al fenómeno otaku (presente en su Perfect Blue) o a la ya comentada alienación resultante de la vida cotidiana en un gigante urbano.
Por otro lado quizás pueda advertirse cierta dispersión y una heterogeneidad de elementos que obedece a lo que nos explica el mismo director en los extras del primer disco. Paranoia Agent fue el resultado de toda una serie de ideas que habían ido surgiendo a lo largo de su carrera y que por una razón u otra no había podido plasmarlas por exigencias de guión de sus anteriores películas (sumemos Millenium Actress a las mencionadas anteriormente). Pero a pesar de todo, la sensación que reporta el conjunto es de unidad.
En definitiva, más que interesante.
Paranoia Agent: Página oficial
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