Justice League Elite (Joe Kelly, Doug Mahnke, Tom Nguyen; Planeta): La premisa de este nuevo grupo superheroico no es lo que se diría ni original ni novedosa. A ver si os suena de algo: una formación de metahumanos sin adscripción nacional y sin interés político alguno, al tiempo que preparada para luchar en las sombras contra cualquier amenaza que atente contra cualquier país, y con una ambigüedad moral más que patente. A ver quién lo adivina... Sip, en efecto, seguro que a algunos de vosotros os suena a The Authority y en efecto, no iríais muy desencaminados al respecto.
Pero claro, Warren Ellis o Mark Millar no son Joe Kelly. Y es que leyendo este comic he acabado más que convencido que el bueno de Kelly no les llega ni a las suelas de las sucias botas de tan eminentes bandarras. En este primer número intenta emular la fórmula que popularizaran en su momento aquellos dos tipejos, léase chulería superheroica a mansalva, con todo lo que ella supone, por mucho que algunos preferirían contemplarla como una perspectiva más madura o real de este tan manido género.
Decía que Kelly intenta emular pero, desafortunadamente, fracasa en su objetivo. Y el resultado no sólo peca de falta de credibilidad sino que, más gravemente, se pone en evidencia a sí mismo. Por ejemplo, no puedes pretender hacer creer que un grupo de criminales sanguinarios aparentemente se maten entre sí para luego decir al lector que no, que todo ha sido un montaje orquestado por nuestros protagonistas sin conocimiento de los malos malosos y que en realidad no ha muerto nadie. Pero bueno, lo cierto es que ésta es tan sólo una escena de un argumento que, la verdad, podría haberse contado pero que mucho mejor. Al respecto, a cualquier cómic tan sólo le pido que no tenga que leerme las cosas más de una vez. Y si, como en este caso, después de releerte los diálogos y repasar varias veces las viñetas sigues sin entender qué demonios está pasando... bueno, pues apaga y vámonos. Y precisamente en este punto, independientemente de si nos gustan o no los personajes, o nos creamos o no lo que se nos cuenta, el cómic resulta confuso hasta casi resultar exasperante.
Pero claro, Warren Ellis o Mark Millar no son Joe Kelly. Y es que leyendo este comic he acabado más que convencido que el bueno de Kelly no les llega ni a las suelas de las sucias botas de tan eminentes bandarras. En este primer número intenta emular la fórmula que popularizaran en su momento aquellos dos tipejos, léase chulería superheroica a mansalva, con todo lo que ella supone, por mucho que algunos preferirían contemplarla como una perspectiva más madura o real de este tan manido género.
Decía que Kelly intenta emular pero, desafortunadamente, fracasa en su objetivo. Y el resultado no sólo peca de falta de credibilidad sino que, más gravemente, se pone en evidencia a sí mismo. Por ejemplo, no puedes pretender hacer creer que un grupo de criminales sanguinarios aparentemente se maten entre sí para luego decir al lector que no, que todo ha sido un montaje orquestado por nuestros protagonistas sin conocimiento de los malos malosos y que en realidad no ha muerto nadie. Pero bueno, lo cierto es que ésta es tan sólo una escena de un argumento que, la verdad, podría haberse contado pero que mucho mejor. Al respecto, a cualquier cómic tan sólo le pido que no tenga que leerme las cosas más de una vez. Y si, como en este caso, después de releerte los diálogos y repasar varias veces las viñetas sigues sin entender qué demonios está pasando... bueno, pues apaga y vámonos. Y precisamente en este punto, independientemente de si nos gustan o no los personajes, o nos creamos o no lo que se nos cuenta, el cómic resulta confuso hasta casi resultar exasperante.
Pero es que todavía hay más. En lo que a sus integrantes se refiere nos quedan claras muy pocas cosas. ¿Por qué están ahí? Sí, algunos pueden contarnos sus razones, pero lo cierto es que son la excepción. En otros casos el lector se puede hacer una idea de porqué un personaje ha entrado a formar parte del grupo, mientras que, en general, ni sabemos ni se nos cuenta nada de sus motivaciones. Ignoro si se hizo en algún otro cómic (en la introducción al cómic, Koldo Azpitarte nos indica que las líneas maestras del grupo se trataron en un tomo de la JLA), pero me parece lamentable que se pase por alto algo tan básico en esta su maxiserie.
Y de fondo, una historia donde al final casi resulta que el escenario es de cartón piedra. Se nos habla de genocidio, de terrorismo... pero lo cierto es que no importa nada, todo es aparente, una excusa, algo que sirva de fondo a la primera misión de nuestros chicos. Sencillamente, basura.
Y yo me pregunto...¿por qué Planeta publica esta serie? ¿Acaso no hay cosas más interesantes que leer de DC?
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