Southland Tales (2006), fue un proyecto inmenso de su guionista y director Richard Kelly (Donnie Darko). Tan inmenso, que, de hecho, sus poco más de dos horas de metraje apenas rascan la superficie de las ideas y conceptos que subyacen en las decenas de historias y personajes que se entrecruzan como cometas en el firmamento durante su proyección.
Consciente de la amplitud de la tarea y la escasez del tiempo de posesión de balón fílmico del que disponía, Kelly orquestó su particular visión del Apocalipsis de forma que comenzara en una serie de cómics que desembocaría y concluiría en el largometraje, dándole cancha para desarrollar aspectos que de otra manera quedarían cojos de existir únicamente el film, sin nada más para apoyarlo.
No es extraño, entonces, que viendo Southland Tales uno posiblemente se quede a medias, además de sinceramente confundido por lo que acaba de ver. Tanto película como cómics tienen tantos protagonistas, hilos argumentales y subtexto que para acercarse siquiera a la experiencia que supone adentrarse en el mundo que sugieren es imprescindible visionar una y leer los otros. Porque lo que consigue el autor es que ambos se confundan en una misma cosa: la manifestación física de su proyecto y su visión interior. Que uno este impreso en papel y otro proyectado en pantalla no tiene la menor importancia, porque estamos leyendo/viendo los mismos lugares, tocando/oyendo los mismos personajes y participando, en definitiva, de lo que Kelly quiere contarnos.
(Si acaso, la única diferencia radica en el apartado visual. Brett Weldele, el dibujante de los tebeos, emplea una paleta cromática muy reducida y un dibujo esquemático. En directo contraste, la película tiene colores vivos y los personajes mucho cuerpo.)
La experiencia de Southland Tales requiere estar dispuesto a ver/leer con los cinco sentidos, asimilar información aparentemente incongruente, para relacionarla después con otra que da solución a las ecuaciones planteadas anteriormente (o en el futuro). La infinidad de tramas (que en realidad sólo son una) casi incita a ir tomando notas y cada personaje suele estar relacionado, de alguna forma u otra, con casi todos los demás, por no mencionar a aquellos que juegan dos, tres o más papeles dentro del guión.
Una película, un cómic, una experiencia.
La fusión total de la visión de un autor en dos medios.
[Texto aparecido en la revista Fancine]
No hay comentarios:
Publicar un comentario