Quería ser el primero en hacerme eco de la última (o penúltima) aportación de Marvel a su propia gloria cinematográfica. Es evidente que el romance entre Marvel y Hollywood está viviendo una edad de oro no solo por la proliferación de títulos basados en sus personajes sino por la cada vez más convincente calidad de los mismos. En este sentido hay que destacar el esfuerzo puesto por la productora para que esta segunda entrega de la saga no ahorre esfuerzos para desmarcarse de la más que discutible película de la que, al menos nominalmente, es una secuela.
No quiero perder la oportunidad de reivindicar que la película de Ang Lee me parece más errónea que meramente mala. Pero en todo, el punto y aparte se hace evidente desde un reparto íntegramente renovado, hasta el significativo cambio de tono. Se diría que tanto Edward Norton, Liv Tyler y William Hurt se creen más sus personajes que Eric Bana, Jennifer Connelly y Sam Elliott. Asimismo, y corrigiéndose con respecto a su predecesora, la película arranca, como se suele decir, con un terremoto (una secuencia de acción impecable en la que se nos escamotea el renovado aspecto del monstruo digital) y a partir de ahí va en aumento.
Por desgracia tengo que dar la razón a John Kovalic cuando en su tira de Dork Tower de esta semana recrimina a la Casa de las Ideas la reiteración argumental con respecto a la de la, por otro lado excelente, adaptación de Iron Man. Con todo, se han de destacar como hits de la película: el primer acercamiento entre la bella y la bestia (la comparación no es gratuita) que saca enorme partido a la calidad de los efectos especiales (similar a como lo hacía el King Kong digital de Peter Jackson); la batalla final (que deja a un lado toda cerebralidad y entra fácilmente en el top ten del subgénero de peleas-a-hostias-en-Nueva-York); y sobre todo, la escena que revela la mayor putada de ser Bruce Banner: aquella en la que para evitar excitarse y con ello transformarse, Edward Norton tiene que renunciar a follarse a Liv Tyler. De haber tenido alma, este friki habría llorado con este enternecedor momento.
En el apartado de curiosidades destacar: que a Liv Tyler se le ha quedado la cara de elfa desde que interpretó a Arwen; el (inevitable) chiste del pantalón morado; el habitual cameo de Stan Lee, cada vez más impagable; y por supuesto, la ultimísima escena en la que nos adelantan los planes futuros de Marvel para sus franquicias superheroicas. Agradecer por cierto que en esta ocasión, al contrario que en Iron Man, nos la hayan puesto antes de los créditos y no después.
¿Y de dónde habrá salido el tal Louis Leterrier, director acreditado, os estaréis preguntando? Pues tras comprobar su historial, se diría que del mismo sitio que Jon Favreau, el titular de Iron Man: artesanos eficaces y obedientes que pueden proporcionarle al estudio exactamente lo que les han pedido sin dejarse llevar por ínfulas autorales. Creo que en Warner y Columbia aprendieron la lección cuando primero Tim Burton (Batman Returns) y luego Bryan Singer (Superman Returns), Sam Raimi (Spider-Man 3) y el propio Ang Lee se la metieron doblada. Ahora los estudios Marvel, en calidad de responsables últimos de la producción, han decidido apostar sobre seguro. Supongo que una cosa es dejar sus cómics en manos de subversivos guionistas estrella del tipo de Millar o Morrison, y otra muy distinta jugarse 100 millones de dólares con un director famoso, sobre todo cuando los propios personajes y los actores protagonistas movilizan al público por sus propios méritos.
Ahora, a esperar lo que va a dar de sí esta incipiente cosmogonía cinematográfica de nuestros héroes de siempre. Y a comprobar si con el inminente Dark Knight de Christopher Nolan, DC va a quedarse o no atrás en esta carrera por cautivar a un público amplio que nunca "perdería tiempo leyendo cómics para niños" pero que no dudan en llenar las salas de cine para disfrutar de las mismas historias. No importa cuánto lo niegue el espectador casual; como decían en Freaks, "eres uno de nosotros".
5 comentarios:
Acabo de verla y me lo he pasado pipa.
Os la recomiendo a todos. A ver si me animo a escribir también un post.
Destacar sobretodo esa sensació de "unidad" que hay ahora mismo en las películas basadas en personajes de marvel. Muy logrado.
La película me ha gustado a pesar de que en algunos momentos el guión flojea un poco. Las interpretaciones muy buenas: sobretodo Norton y Liv Tyler que para mi si que se expresa y tiene papel importante en la película. Eso si, la dobladora parece haberse quedado en algunas ocasiones con la voz de Arwen.
El tema de las relaciones sexuales está pillado por los pelos. Cuando hacía Educación Física 200 pulsaciones por mínuto es lo máximo que el cuerpo humano puede llegar y es el punto de infarto. De 100 para arriba es ejercicio normal y de 60 para arriba vida normal. Esto lo han hecho para marcar más la tragedia de Banner.
Es una película bastante buena y un raro ejemplo de continuación de la serie de Tv: hecho inaudito en otras películas Marvel.
La aparición estelar de Robert Downey Jr no está mal pero no impacta tanto como en Iron man y el final con Nick Furia.
Yo también defiendo la película de Ang lee que es muy digna e interesante desde el punto de vista de la introspección psicológica y los traumas pero con un desarrollo lento y con un actor: Eric "empanao" Bana que le resta mucho. Las dos películas pueden complementarse.
Millar debe estar orgulloso: sus ideas de Ultimates han pasado al celuloide. El muy cabrón ha hecho historia (para él cabrón es un halago).
PD: Jaime te he dejado el tercer mensaje para tí
Gracias.
X-Men 3.
Lamento no compartir vuestro entusiasmo, aunque supongo que ya os lo imaginábais ;)
Tienes una vida triste Jaume, deberías leer menos tebeos.
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