lunes, abril 21, 2008

Ex Machina, el cóctel imposible


Entre los radioaficionados, existe la consigna de no hablar nunca de política o religión, asuntos tabú por controvertidos. En los cómics de superhéroes, este parecía ser también una especie de acuerdo tácito durante muchos años, pero algo debe haber cambiado en la industria. El cómic es un arte suficientemente maduro como para que pueda utilizarse para hablar de cualquier cosa, desde los malos tratos hasta el Holocausto, y cuando se ha tratado de guerras, los superhéroes siempre han estado ahí para luchar contra el enemigo.

La situación internacional desencadenada a partir de los atentados del 11 de septiembre ha sido abordada con mayor o menor carga crítica en títulos como los Ultimates (una lúcida sátira de la, así llamada, "guerra contra el terror" emprendida por el gobierno USA), y en episodios de series como Thor (en el episodio en el que el Capitán América se enfrentaba al Dios del Trueno para impedir que este invadiera un país soberano para defender a sus fieles) o Capitán Marvel (en un divertido episodio en el que Peter David también satirizaba la política exterior norteamericana).

Lo que no puedo recordar es otro cómic donde la política fuera el eje de la narración hasta el punto de que su mismo protagonista fuera el alcalde de Nueva York, más aún, del Nueva York post-11S. Y en una carámbola todavía más improbable, que tal alcalde fuera un ex-superhéroe que habría logrado evitar que el segundo avión alcanzara el World Trade Center. Tan excéntrico y no poco delicado material, que en otras manos habría podido ser carne de un What If de dudoso buen gusto (sobre todo para el muy sensibilizado público americano), se convierte en manos de Brian K. Vaughan y Tony Harris en una brillante ucronía, y uno de los cómics más interesantes que he leído últimamente, avalado por el premio Eisner a la mejor nueva serie: Ex Machina.

Ya se han glosado en este blog las excelencias del trabajo de Brian K. Vaughan al frente de series como Runaways o Y, El Último Hombre. En Ex Machina, deja en evidencia su interés por contar historias que, sin dejar de lado la estricta fantasía y heroismo que envuelven los cómics de superhéroes, se permitan tocar temas mucho más cotidianos pero no por ello menos apasionantes, como los derechos civiles de los homosexuales, la legalización de las drogas, o por supuesto el omnipresente miedo social a la amenaza terrorista. Vaughan elude hábilmente abordar estos temas desde el adoctrinamiento o el discurso intelectual, que sin duda habrían sublevado, o aburrido, al público, y en vez de posicionarse sobre estas cuestiones, las convierte en el paisaje de la historia genuinamente fantástica de Mitchell Hundred, el ex-superhéroe reciclado en político, que ha de sobrellevar a la vez la responsabilidad de su cargo y los secretos de su pasado.

Pero el peso de la serie recae a partes iguales sobre Vaughan tanto como sobre Harris, en el que seguramente sea su mejor trabajo hasta la fecha, y que con su trazo detallado pero limpio, logra recrear una Nueva York perfectamente realista a la vez que un relato superheroico en el que se dan cita, sin solución de continuidad, la alta política y los villanos extravagantes, los temas sociales y la ciencia-ficción de aire retro (algunos de sus diseños parecen rescatados de su experiencia en la excelente Starman).

Sobran elogios para esta obra, que además de entretenida e impecable en su realización, ilustra a la perfección la tesis que los que amamos el cómic venimos apoyando desde siempre: que el cómic, con su lenguaje accesible y atractivo, es un medio ideal para toda clase de historias, tanto para entretener como para enseñar, para fascinar tanto como para invitar al debate y la reflexión. Si tuviera que elegir, preferiría vivir en un mundo en el que el 11 de septiembre, ni ninguna otra forma de terrorismo, hubiera existido. Pero en el mundo en el que nos toca vivir, bienvenidos sean más cómics como Ex Machina, capaces de retratar la Nueva York, y por extensión el mundo, del siglo XXI, con la misma lucidez que el más sesudo de los editoriales del Times. Pero mucho más divertidos.

11 comentarios:

  1. Leído.
    Y me ha convencido.
    Voy a comprarme este cómic.

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  2. Leído.
    Bienvenido y espero que escribas más.

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  3. Anónimo4:52 p. m.

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  4. Vaughan es EMHO, el gran guionista de los últimos años del comic americano, junto con Kirkman, aunque a este el último el éxito comercial no le ha acompañado.

    Además de forma muy acertada, no se ha casado con nadie. Una serie en wildstorm(Ex Machina), una serie en Vertigo(Y), una serie en Marvel(Runaways), Dark Horse(Escapista) y cosas sueltas como Hood, la miniserie de Spidey con Doc Oc, Ultimate X MEn, Baman etc...

    Espero que tengamos suerte y Planeta publique su serie de Swamp thing cuando acabe Y.


    Buen post. A ver si nos conocemos un día en persona.

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  5. Totalmente de acuerdo. Vaughan es incapaz, de momento al menos, de hacer una mala serie. Igual no son todas geniales, pero están muy bien hechas.

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  6. Eh... soy Rafa, es el pc de mi hermano, me da pereza cambiarlo ;-P

    Ah, otra cosa: X-Men 3
    Así queda todo dicho.

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  7. Millarfan: no lo sabes, pero ya nos conocemos en persona. Sabes esa brisa que te roza el hombro, te giras y no hay nadie? Sabes esa voz en tu cabeza que te empuja a matar? Esa sombra que te observa desde los callejones? El escalofrío que te desvela en las noches solitarias...?

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  8. >Sabes esa brisa que te roza el hombro, te giras y no hay nadie?

    Pues ése no, yo soy el que sí que está cuando te giras. XD

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