sábado, mayo 25, 2019

La Frecuencia Kirlian (Netflix)


Series como La Frecuencia Kirlian necesitan del boca a boca, habida cuenta de la poca repercusión que ésta ha tenido en nuestro país, y eso que una búsqueda en Google nos da abundantes entradas, la mayoría nacidas en Argentina, de donde son sus creadores, o EUA. Afortunadamente, en buena hora llego a mis oídos sobre ella, de la mano de un post en El Pájaro Burlón, donde podréis encontrar una reseña en condiciones, y no tanto estas líneas que siguen, que tan sólo pretenden llamar la atención hacia un producto que creo debiera despertar el interés entre los aficionados al género fantástico y, dentro del mismo, al terror. 
La Frecuencia de Kirlian es una mini-serie de animación tradicional, integrada por cinco episodios cuya duración gira en torno a los diez minutos cada uno, y que puede ser encontrada en Netflix.
La premisa básica gira en torno a las emisiones radiofónicas de una emisora emplazada en un pequeño pueblito del interior de Buenos Aires llamado Kirlian, de manera que cada episodio simula ser una grabación en casete de uno de esos programas emitidos, siempre, durante la franja nocturna. Su peculiar presentador, del que nunca veremos su rostro, nos presenta Kirlian ya desde el primer episodio, como no podría ser de otra manera. Las historias que acaecen en este pueblo durante la noche (pues nunca pasa nada digno de mención a lo largo del día) son el motor de la serie y las que nutren el programa radiofónico del misterioso locutor. Lo cierto es que los referentes de esta premisa nos remiten a películas como La Niebla, de mi idolatrado Carpenter, o a series como The Twilight Zone o Twin Peaks
Ahora, la reducida duración de cada episodio hace que la acción se concentre al máximo, en un ejercicio narrativo de gran efectividad por regla general. Y es aquí donde reside la grandeza de la serie. Desprovistas de la calidad estética a la que generalmente estamos acostumbrados en producciones de animación hoy en día, son las historias mismas las que saltan a un primer plano, primándose el contenido y la narración frente a la forma, consiguiéndose resultados brillantes con una evidente escasez de medios. Buena prueba de ello es que una serie que nació en internet y se emitió originalmente en Vimeo haya llamado la atención de Netflix, quien empezó a emitirla a principios de este año. 
Sobre las historias... prefiero no contar nada, porque creo que se disfrutan más cuanto menos se sepa de las mismas, pero sí que me siento con la obligación, por aquello de picar la curiosidad a quien se sienta aludido, de mencionar que los referentes son el cine y la televisión de los 70, 80 y 90, dentro del género del fantástico/terror, lo cual incluye, evidentemente, a uno de los maestros, Stephen King, con todo lo que ello implica (guiño-guiño). No podría ser de otra manera, Cristian Ponce, creador de la serie, acostumbraba a leer sus cuentos cuando trabajaba como locutor radiofónico en la franja nocturna, como podemos leer en esta entrevista que se le hace en la web La Cueva de Chauvet
En lo que respecta al apartado gráfico, desarrollado por Hernán Bengoa, admito que de buenas a primeras, me echó un poco para atrás, precisamente por lo diferente de su propuesta comparado a lo que estoy acostumbrado a consumir. Pero eso sólo fue al principio, pues enseguida caí bajo el embrujo de esa atmósfera tan especial a la par que cautivadora que Hernán es capaz de crear y sugerir para la noche de Kirlian. 
El equipo de La Frecuencia lo cierran Hernán Biasotti, en el diseño sonoro y Marcelo Cataldo en la música original, que es otro de los aspectos que nos retrotraen al cine de esos 80 y que hace que nos veamos transportados a las malsanas y peligrosas calles de Kirlian una vez se pone el sol. Finalmente, Franco Cerana dirige la fotografía para los segmentos en imagen real.
En definitiva, la serie no sólo me ha sorprendido muy gratamente sino que me ha entusiasmado hasta el punto de dejarme con mono de más, porque a ver, ¿sólo cinco episodios? ¿Me queréis decir que me voy a quedar colgado con la curiosidad de saber qué pasó en Kirlian tras la noche del cometa? ¿Por qué se acaban ahí las cintas del programa de radio? ¡Quiero más! 


lunes, mayo 20, 2019

Las escalofriantes aventuras de Sabrina


No será una reciente novedad, pero creo que este tomo de Sabrina, la enésima versión del simpático personaje que se ha paseado por papel y pantallas televisivas desde los años sesenta del siglo XX, bien merece una reseña en este blog. Primero, por echar un poco de luz a estos tebeos que probablemente muchos espectadores de la serie homónima creada por Netflix y actualmente en emisión no conozcan y, segundo, porque es una serie estupenda en mi humilde opinión.
La lectura de estos números que componen el primer arco argumental de la colección presentan a Saprina Spellman, una adolescente fruto del enlace entre un brujo y una mortal, una unión condenada por la sociedad secreta brujeril y que, consecuentemente, acarrea la desgracia a sus progenitores, de forma que Sabrina es criada por sus dos tías, sendas brujas que acaban descubriendo que su sobrina cuenta con talentos especiales e innatos que corroboran su ascendencia directa. A partir de esta presentación del personaje principal pasaremos a otro personaje que se antoja como su antagonista, Madame Satán, un adversario formidable que guarda relación con el padre de Sabrina y que constituye el motor que pone en marcha la trama cubierta por este volumen, que se relaciona con la iniciación como bruja de nuestra heroína. 
Admito que inicialmente el dibujo, a cargo de Robert Hack, me echó para atrás, pero una vez finalizada la lectura creo que es precisamente el estilo de este dibujante el que proporciona un carácter muy particular a la par que configura una atmósfera terrorífica que confiere a la trama una efectividad que hacía tiempo no leía en un tebeo. Y es que esta Chilling Adventures of Sabrina es un tebeo de terror en toda regla, por mucho que cuente con un tono ligero de comedia para adolescentes y  cierto humor negro, que directamente a mí me retrotrae, personalmente y bajo mi trasfondo comiquero particular, a caballo entre dos siglos, a esa hornada de tebeos de terror que publicara en su momento DC bajo su sello Vértigo, teniendo a Sandman y a Hellblazer como sus buques insignia. Ahora bien, detrás de esta serie también se advierte una clara influencia de las historietas publicadas bajo el clásico sello de EC Comics, como también del volumen basado en la película Creepshow al que se rinde un homenaje en forma de una de las muchas portadas alternativas con las que salió la serie que tenemos entre manos.
Otra de esas cosas que contribuye a la sensación de que estás ante una serie interesante y prometedora es el hecho de que personalmente me he quedado con ganas de leer más sobre estas nuevas aventuras de Sabrina a cargo de Roberto Aguirre-Sacasa, quien también se encuentra detrás de la serie televisiva para Netflix que mencionaba al comienzo de esta reseña.