miércoles, enero 31, 2007

¡El Club Eltingville De Batman Horror, Spirit Ficción y Loeb Tontería!


Si Batman/The Spirit es una tarjeta de presentación fidedigna de lo que será la nueva serie regular del personaje de Eisner, creo que prefiero invertir mi tiempo en seguir leyendo los Archivos del mismo. Soy consciente de que la publicación mensual no tiene guiones del nefasto Jeph Loeb, pero es tal el sinsabor que me produce este anodino especial que prefiero desconectarme de cualquier intento moderno de explotación del personaje.

[Algo a lo que contribuye poderosamente mi opinión de que el Darwyn Cooke guionista es bastante pobre: no me gustó su Batman: Ego, Catwoman: el Gran Golpe era una oda a la irregularidad estructural y todavía estoy intentando decidir si DC The New Frontier (exceptuando la maravillosa historia de los Perdedores) está más sobrevalorado que mal escrito]

Qué pena que una reunión de personajes que se supone histórica y te intentan vender como el crossover que estabas esperando desde hacía décadas parezca resuelto, argumentalmente hablando, en dos días y con menos gracia que un número de relleno de la colección de Batman. En fin. No quiero saber como celebra Jeph Loeb sus fiestas de cumpleaños.


Otra cosilla que por lo menos yo sí esperaba desde hacía años era una sorpresita que acaba de publicar La Cúpula. Hablo de ¡El Club Eltingville de Cómic, Ciencia-Ficción, Fantasía, Terror y Juegos de Rol!

[Y si después de leer el título no le tenéis ganas vosotros también es que tenéis mucha más fuerza de voluntad que yo]

En este muestrario de frikismo (y aviso: odio, odio, odio esta puta palabra y todos sus derivados; no la empleo NUNCA, pero la expresión aquí no es que se ajuste como anillo al dedo, es que parece haber sido creada para poder explicar este producto) no queda títere con cabeza y quien más quien menos se verá retratado en él en mayor o menor grado. A mí me ha divertido, pero reconozco que años de trabajar en el gremio han reducido el impacto que me hubiera causado este cómic si lo hubiera consumido antes. Porque yo no leo esta obra de Evan Dorkin como una sátira, sino como un documental: cada día vivo el Club Eltingville en el trabajo.
Que Kirby se apiade de mí.

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