jueves, diciembre 21, 2006

Kitty Pryde: La sombra y la llama

Kitty Pryde: La sombra y la llama (Akira Yoshida, Paul Smith; Panini): A veces leyendo por ahí, en la blogoesfera comiquera, te encuentras opiniones que se ceban en la naturaleza de los tebeos de superhéroes. Que si son para chavales, que si son estúpidos, o maniqueos, o lo que sea... (para una mayor riqueza descriptiva sólo tenéis que entrar en La cárcel de papel, donde el tema es de aparición cíclica). No entraré en lo que me parece una polémica vana e inútil, pero he de reconocer que cómics como éste de hoy me obligan a reconocer que el tópico es cierto de tanto en tanto.
De Akira Yoshida, el guionista, sólo conocía su labor en la mini de X-Men: Regreso a la Era del Apocalipsis, continuación de aquella conocidísima (y nefasta) saga del ya mítico grupo. ¿Cómo podían sacar una secuela de aquello? Bueno, pues ahora el sr. Yoshida ha regresado y nos regala un desaguisado de proporciones increíbles que desafía la lógica en más de un sentido. A mí me parece estupendo que se decidan a rescatar situaciones del pasado pero por favor, exijamos un mínimo de dignidad y coherencia, especialmente para unos personajes que suelen haber formado parte de nuestro propio pasado como lectores de cómics. Y es que esta mini, centrada en Kitty Pride, a la que recientemente vimos inteligentemente caracterizada por Whedon (remember Pilar Rubio as Wonder Woman, sir) en sus Astonishing, cuenta con un comienzo de los más absurdos que puedo recordar en mucho tiempo en un tebeo de superhéroes.
Imaginad que alguien os envía una foto de un conocido vuestro al que hace mucho tiempo que no véis. No sabéis quién os envía la foto, sólo que éste os dice que si queréis ver a esa persona, tendréis que acudir, solos, a... Japón, por ejemplo. Por supuesto, pilláis un avión y os plantáis en unas horas en el país del sol naciente, no? Venga, echadle un poco de huevos o de ovarios, va? Y cuando estáis ahí, una agencia gubernamental os viene a recoger al aeropuerto y os empieza a contar que vuestro conocido se encuentra retenido por una secta. Es evidente que la agencia en cuestión os está ocultando información y que juega con vosotros, pero decidís colaborar con ellos, a que sí? Un poquito de imaginación, venga, que no cuesta tanto y vuestro amigo/a lo vale. Para acabar, la secta se pone en contacto con vosotros y os dicen que les merecéis el mayor de los respetos y que os quieren como líder espiritual. Sí, la cosa ya se está pasando un poco de castaño oscuro, pero seguidme un poquito más. Como comprenden que el rollo quizás no os vaya, los de la secta dicen que si no queréis ser su líder, sólo matarán a vuestro amigo/a. ¿Cómo lo véis?
Vale, ahora sustituíos por Kitty Pryde, una chica con superpoderes, y a la secta por unos cuantos ninjas. ¿Os cuadra todo un poco más? No, verdad? A mí me pasa lo mismo.
Podría seguir más, pero no quiero spoilearos nada más (sólo os he expuesto el planteamiento de la mini, estad tranquilos). Después de todo a mí ya me parece un argumento de lo más estúpido y que los personajes hacen gala de un comportamiento tan absurdo que creo que no hace falta decir más. Ah, sí, que es predecible. E intrascendente, porque que no os engañen, lo que le pase a Kitty aquí no tendrá ninguna repercusión seria en su futuro.
Por lo que respecta al dibujo, un Paul Smith irreconocible. Quizás sea porque no se entinta él. Y porque quizás el hecho de colaborar en el argumento le debió restar tiempo que dedicar a sus lápices, de forma que puede que tan solo abocetara. Igual es que este cómic le importaba una mierda. Recordad su amor por las Harleys, que no son especialmente baratas.
En definitiva, un cómic olvidable. No os lo recomendaría ni aunque fuérais fans del personaje. Er... de hecho, ahora que lo pienso, mejor los fans os abstenéis, aunque ya sé que no me haréis caso. Sigh.

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