viernes, diciembre 29, 2006
Más productos Serenity
Queridos Browncoats, no sufráis.
Si llegasteis tarde para pediros el set de PVC de los personajes de Firefly o el adorno con base de la nave Serenity, aún tenéis la oportunidad de conseguir los productos relacionados con la película de Joss Whedon.
Nada más y nada menos que una nueva réplica en miniatura de la nave de Malcolm esta vez redecorada como en la película, en la escena en la que deben camuflarla para evitar ser atacados por los "reavers".
Por cortesía de Dark Horse próximamente.
Atentos al Previews...
jueves, diciembre 28, 2006
Más felicitaciones
Nos llegan más felicitaciones navideñas. En este caso de Guillermo Sanna alias "El Exkoriax", que actualmente esta trabajando en editoriales de los U.S.A. no es una mega estrella pero vamos a darle tiempo. Aquí teneis la dire de su blog.
miércoles, diciembre 27, 2006
Fantastic Four: Rise of the Silver Surfer
Ya está disponible en Apple el primer Teaser Trailer Oficial de la secuela de los 4 F.
La verdad es que se lo han currado.
Aquí, el trailer.
viernes, diciembre 22, 2006
Planeta y Hellblazer: ¿saben lo que publican?
¿Qué hacen portadas de números de la etapa de Delano reunidas en el tomo La tierra a donde van los muertos? Ni una sola de los números que incluye este tomito.
¿Alguien lo entiende?
Venga, risas enlatadas.
jueves, diciembre 21, 2006
Kitty Pryde: La sombra y la llama
Kitty Pryde: La sombra y la llama (Akira Yoshida, Paul Smith; Panini): A veces leyendo por ahí, en la blogoesfera comiquera, te encuentras opiniones que se ceban en la naturaleza de los tebeos de superhéroes. Que si son para chavales, que si son estúpidos, o maniqueos, o lo que sea... (para una mayor riqueza descriptiva sólo tenéis que entrar en La cárcel de papel, donde el tema es de aparición cíclica). No entraré en lo que me parece una polémica vana e inútil, pero he de reconocer que cómics como éste de hoy me obligan a reconocer que el tópico es cierto de tanto en tanto.
De Akira Yoshida, el guionista, sólo conocía su labor en la mini de X-Men: Regreso a la Era del Apocalipsis, continuación de aquella conocidísima (y nefasta) saga del ya mítico grupo. ¿Cómo podían sacar una secuela de aquello? Bueno, pues ahora el sr. Yoshida ha regresado y nos regala un desaguisado de proporciones increíbles que desafía la lógica en más de un sentido. A mí me parece estupendo que se decidan a rescatar situaciones del pasado pero por favor, exijamos un mínimo de dignidad y coherencia, especialmente para unos personajes que suelen haber formado parte de nuestro propio pasado como lectores de cómics. Y es que esta mini, centrada en Kitty Pride, a la que recientemente vimos inteligentemente caracterizada por Whedon (remember Pilar Rubio as Wonder Woman, sir) en sus Astonishing, cuenta con un comienzo de los más absurdos que puedo recordar en mucho tiempo en un tebeo de superhéroes.
Imaginad que alguien os envía una foto de un conocido vuestro al que hace mucho tiempo que no véis. No sabéis quién os envía la foto, sólo que éste os dice que si queréis ver a esa persona, tendréis que acudir, solos, a... Japón, por ejemplo. Por supuesto, pilláis un avión y os plantáis en unas horas en el país del sol naciente, no? Venga, echadle un poco de huevos o de ovarios, va? Y cuando estáis ahí, una agencia gubernamental os viene a recoger al aeropuerto y os empieza a contar que vuestro conocido se encuentra retenido por una secta. Es evidente que la agencia en cuestión os está ocultando información y que juega con vosotros, pero decidís colaborar con ellos, a que sí? Un poquito de imaginación, venga, que no cuesta tanto y vuestro amigo/a lo vale. Para acabar, la secta se pone en contacto con vosotros y os dicen que les merecéis el mayor de los respetos y que os quieren como líder espiritual. Sí, la cosa ya se está pasando un poco de castaño oscuro, pero seguidme un poquito más. Como comprenden que el rollo quizás no os vaya, los de la secta dicen que si no queréis ser su líder, sólo matarán a vuestro amigo/a. ¿Cómo lo véis?
Vale, ahora sustituíos por Kitty Pryde, una chica con superpoderes, y a la secta por unos cuantos ninjas. ¿Os cuadra todo un poco más? No, verdad? A mí me pasa lo mismo.
Podría seguir más, pero no quiero spoilearos nada más (sólo os he expuesto el planteamiento de la mini, estad tranquilos). Después de todo a mí ya me parece un argumento de lo más estúpido y que los personajes hacen gala de un comportamiento tan absurdo que creo que no hace falta decir más. Ah, sí, que es predecible. E intrascendente, porque que no os engañen, lo que le pase a Kitty aquí no tendrá ninguna repercusión seria en su futuro.
De Akira Yoshida, el guionista, sólo conocía su labor en la mini de X-Men: Regreso a la Era del Apocalipsis, continuación de aquella conocidísima (y nefasta) saga del ya mítico grupo. ¿Cómo podían sacar una secuela de aquello? Bueno, pues ahora el sr. Yoshida ha regresado y nos regala un desaguisado de proporciones increíbles que desafía la lógica en más de un sentido. A mí me parece estupendo que se decidan a rescatar situaciones del pasado pero por favor, exijamos un mínimo de dignidad y coherencia, especialmente para unos personajes que suelen haber formado parte de nuestro propio pasado como lectores de cómics. Y es que esta mini, centrada en Kitty Pride, a la que recientemente vimos inteligentemente caracterizada por Whedon (remember Pilar Rubio as Wonder Woman, sir) en sus Astonishing, cuenta con un comienzo de los más absurdos que puedo recordar en mucho tiempo en un tebeo de superhéroes.
Imaginad que alguien os envía una foto de un conocido vuestro al que hace mucho tiempo que no véis. No sabéis quién os envía la foto, sólo que éste os dice que si queréis ver a esa persona, tendréis que acudir, solos, a... Japón, por ejemplo. Por supuesto, pilláis un avión y os plantáis en unas horas en el país del sol naciente, no? Venga, echadle un poco de huevos o de ovarios, va? Y cuando estáis ahí, una agencia gubernamental os viene a recoger al aeropuerto y os empieza a contar que vuestro conocido se encuentra retenido por una secta. Es evidente que la agencia en cuestión os está ocultando información y que juega con vosotros, pero decidís colaborar con ellos, a que sí? Un poquito de imaginación, venga, que no cuesta tanto y vuestro amigo/a lo vale. Para acabar, la secta se pone en contacto con vosotros y os dicen que les merecéis el mayor de los respetos y que os quieren como líder espiritual. Sí, la cosa ya se está pasando un poco de castaño oscuro, pero seguidme un poquito más. Como comprenden que el rollo quizás no os vaya, los de la secta dicen que si no queréis ser su líder, sólo matarán a vuestro amigo/a. ¿Cómo lo véis?
Vale, ahora sustituíos por Kitty Pryde, una chica con superpoderes, y a la secta por unos cuantos ninjas. ¿Os cuadra todo un poco más? No, verdad? A mí me pasa lo mismo.
Podría seguir más, pero no quiero spoilearos nada más (sólo os he expuesto el planteamiento de la mini, estad tranquilos). Después de todo a mí ya me parece un argumento de lo más estúpido y que los personajes hacen gala de un comportamiento tan absurdo que creo que no hace falta decir más. Ah, sí, que es predecible. E intrascendente, porque que no os engañen, lo que le pase a Kitty aquí no tendrá ninguna repercusión seria en su futuro.
Por lo que respecta al dibujo, un Paul Smith irreconocible. Quizás sea porque no se entinta él. Y porque quizás el hecho de colaborar en el argumento le debió restar tiempo que dedicar a sus lápices, de forma que puede que tan solo abocetara. Igual es que este cómic le importaba una mierda. Recordad su amor por las Harleys, que no son especialmente baratas.
En definitiva, un cómic olvidable. No os lo recomendaría ni aunque fuérais fans del personaje. Er... de hecho, ahora que lo pienso, mejor los fans os abstenéis, aunque ya sé que no me haréis caso. Sigh.
miércoles, diciembre 20, 2006
Seven Soldiers
-Seven Soldiers (Grant Morrison et alii; DC)
La reseña que leeréis a continuación está hecha en base a los tres primeros volúmenes recopilatorios yankees de la serie, equivalentes al siguiente material español:
1) publicado: Siete Soldados número cero y el tomo de Zatanna
2) inédito todavía pero de inminente publicación: tomos de The Guardian, Shinning Knight y Klarion, the Witch Boy. Asimismo, habrían de incluirse la mitad de las series de Bulleteer y Mr. Miracle, y el comienzo de la de Frankenstein.
Niñas, niños, ponéos cómodos en vuestros asientos, que hoy no voy a ser breve.
Pero para todos aquellos que no tenéis suficientes redaños como para chuparos esta reseña enterita, haced scroll down y plantaos en el último párrafo, donde podréis encontrar una síntesis de la misma; os perderéis cosas pero bueno, habréis elegido... muerte.
Empezaré explicándoos la estructura de la nueva obra de Grant Morrison. Después de todo, es uno de los rasgos que más dio que hablar en cuanto fue publicada en Yankilandia, y además es útil para su lectura.
La serie se inicia en el Siete Soldados número cero, continúa luego en siete miniseries de cuatro comic books cada una, independientes todas ellas entre sí y centradas en un personaje concreto de DC, y finaliza en el Siete Soldados número uno. La idea es que el lector pueda leerse cada miniserie de forma completamente autónoma o en el orden que quiera, teniendo sólo que respetar el comienzo que se plantea en el número cero y el desenlace representado por el primer número.
Ahora bien, Seven Soldiers se publicó en USA en un orden determinado, y después de ese número cero se fueron alternando las diversas miniseries, llegando a salir tres o cuatro comic books al mes. Esto es importante, porque existe una línea u orden cronológico que abarca todas las miniseries y que en pocas palabras podríamos definirlo como que hay cosas que pasan antes que otras y que atañen a sucesos presentes en todas las miniseries. Es decir, que se observan conexiones que, aparte de establecer relaciones a nivel argumental, a lo que volveré más adelante, sirven para marcar un tiempo, unas coordenadas temporales determinadas. El problema es que esta línea temporal sólo la podrá apreciar el lector que haya seguido la serie en inglés. ¿Que por qué?
La respuesta a la pregunta anterior es simple y ya la apuntaba yo aquí mismo, en este vuestro blog, hace unos cuantos posts. Planeta, que es quien publica la serie en nuestro país, ha decidido reunir las miniseries en tomitos, en una decisión personal que en mi modesta opinión actúa en perjuicio de la comprensión de la obra. Dicho esto parece que contradigo esa voluntad de Morrison que mencionaba un poco más arriba, según la cual el lector debía poderse leer las minis de los Siete Soldados en el orden que quisiera. Pero no, voy a concretar un poco más: Efectivamente, os podéis leer las minis como queráis, siempre que respetéis el hecho de que el número cero es donde empieza todo y que el número uno es donde acaba todo. Pero eso no quita que si se sigue el orden de publicación original, tanto en comic books como en TPBs recopilatorios yankees (que respetan el orden de la salida de la grapa), se comprendan mejor según qué cosas y no nos extrañemos, por ejemplo, de que un personaje diga algo aparentemente sin sentido.
A este respecto, es paradigmático el caso que nos brinda la primera miniserie publicada por Planeta y que se centra en Zatanna. En este tomo se dan algunos hechos que pueden causar extrañeza o confusión en el lector, y que no tendría porqué haber sido así si Planeta hubiera respetado el orden de publicación original.
Ahora bien, comentada la estructura de la serie vamos a por su argumento.
La historia que sirve de telón de fondo a Siete Soldados no podría ser más típica. La hemos visto una y otra vez en cómic, literatura, o cine. Y es que estamos ante una nueva recreación de la sempiterna lucha entre el Bien y el Mal. Siete soldados, siete héroes, deberán enfrentarse a un imperio que, de forma cíclica, regresa a la Tierra para destruir, a sangre y fuego, cualquier logro alcanzado por la humanidad.
Luego tenemos las historias particulares presentadas en las miniseries y que se centran en un héroe determinado: Zatanna, Klarion the Witch Boy, The Shinning Knight, The Guardian, Bulleteer, Mr. Miracle y Frankenstein. Sus historias siempre hacen relación a la trama de fondo, sólo que en distinta medida. Así, en algunas miniseries se observa un mayor peso del argumento principal de la serie, mientras que en otras su incidencia es meramente tangencial o anecdótica.
Por otro lado, ha de destacarse que esas miniseries vienen a establecer el origen de un nuevo superhéroe/héroe (The Guardian, Bulleteer...) o a desarrollar algún aspecto de otro ya conocido (Zatanna). Esto le sirve a Morrison para centrarse en la caracterización de los héroes, con mayor o menor fortuna todo sea dicho de paso, curiosamente en detrimento de la de los villanos, cuyas motivaciones y particularidades apenas quedan esbozadas. De hecho a menudo da la sensación que casi nos encontramos ante unos malos de opereta, lo cual no dice gran cosa a favor de una parte importantísima de lo que debería ser un cómic de superhéroes, que es ante lo que, después de todo, nos encontramos.
En este apartado relativo a los diversos personajes que pueblan la obra se ha de apuntar la labor de recuperación que realiza Morrison, tanto en lo que respecta a héroes clásicos como a situaciones que protagonizaron hace tiempo. Y es que los Siete Soldados constituyen un grupo clásico, creado en los cuarenta que, sin embargo, nunca gozó de una gran popularidad entre el fandom. Gozaron de un breve instante de fama en los 70, cuando aparecieron en el JLA número 100, para volver a sumirse en el olvido aunque siguieron apareciendo en las páginas de los cómics de forma ocasional con posterioridad. De todas formas, poco queda de aquella formación original, y aquí Morrison se limita a sacar, casi a título anecdótico, a alguno de los que formaron parte de aquel grupo, mientras que sus propios Siete Soldados serán, en realidad, una nueva encarnación de unos héroes que no son sino la plasmación de un concepto eterno, el Bien en su sempiterna lucha contra el Mal.
Otro elemento que me gustaría comentaros es el de la presunta cohesión de la obra, punto que mereció grandes elogios por parte de ciertas críticas yankees. En mi opinión no se debe confundir cohesión con relación entre las partes. En Siete Soldados encontraremos lo segundo, no lo primero, y además con un agravante. Ciertamente, Morrison establece relaciones entre diversos elementos pertenecientes a series diferentes y que, a su vez, pueden hacer referencia a la historia de fondo, pero desafortunadamente esas conexiones son más aparentes que dotadas de significado. Si lo tuvieran, hablaríamos de cohesión, pero no es el caso. Los elementos relacionados aluden a cosas sin importancia, un objeto o un personaje de aparición reiterativa, por ejemplo. Precisamente porque esos elementos no son importantes te puedes permitir el lujo de sacarlos primero aquí y luego allí. No hay maestría en ello, como se ha insinuado por ahí, ni creo que una labor así sea equiparable a la Alan Moore en Watchmen, como me comentó Jaume que había leído en la red.
Es más, a veces a Morrison se le escapa la coherencia del argumento, observándose cabos sueltos que no es capaz de atar con solvencia. Lamentable, sin duda.
Según lo que habéis leído hasta el momento podría pareceros que apenas podréis encontrar algo positivo en esta serie. No quisiera daros a entender algo así. Morrison demuestra aquí su capacidad para tener ideas locas, geniales, al menos en mi opinión, sólo que luego falla a la hora de engarzarlas y constituirlas en una historia igual de genial. Pero esos momentos de inspiración, de brillantez, están ahí, y creo que deberían ser apreciados en su justa medida. Ideas que por otro lado vienen a participar de ese mundo propio, personalísimo, surrealista, extravagante o mejor aún, bizarro, de este autor y que hallan en otras obras suyas.
Sin embargo creo que cabría preguntarse lo siguiente:¿Está Grant Morrison en baja forma últimamente? ¿Es Seven Soldiers un trabajo alimenticio? La respuesta a ambas preguntas sería, a mi juicio, positiva. Creo que sigue teniendo buenas ideas pero que, desafortunadamente, no dan lugar a cómics memorables como sí que lo fueron trabajos previos. Recuerdo la decepción que me supuso leer su anterior Vimanarama, por mucho que me riera con sus primeras páginas, y por lo que se puede deducir de su actual etapa en Batman la cosa no pinta muy bien.
Pero me estoy desviando de lo que os estaba contando. Estaba hablando de si podíais encontrar algo positivo en esta serie, y debo continuar diciéndoos que, pese alguna excepción, las diversas minis son entretenidas. Sólo exceptuaría aquí la de Mr. Miracle, que reconozco que encuentro de momento bastante aburrida, al tiempo que un poco dispersa y ciertamente desconcertante en tanto que presenta personajes y situaciones alusivos a la saga del Cuarto Mundo que poco tienen que ver con la historia de fondo de Siete Soldados. Y Bulleteer, que en un principio me pareció aburrida en tanto que escasamente original, ha conseguido finalmente atraer mi atención.
Y creedme, cuando se pone delirante lo es de forma divertida. Al respecto el primer número de Frankenstein es de mención obligada.
Por otro lado, en lo que respecta a su dibujo, cada miniserie cuenta con su propio dibujante, aunque excepcionalmente podemos llegar a encontrarnos a más de uno encargado de los lápices. Aquí Siete Soldados posee un nivel más que aceptable, y tan sólo me quejaría de Simone Bianchi, uno de esos dibujantes preciosistas que trabajan sin tinta, y que, aunque de fachada interesante deja mucho que desear en lo referente a la narración.
En fin, veremos cómo sale Morrison de todo este asunto. Difícil lo tiene habida cuenta de cómo concluyen las distintas miniseries que ya han acabado. En breve os lo cuento.
Seven Soldiers para dummies:
-Una serie irregular
-Una entrega más de un Morrison en horas bajas
-Destellos de genialidad no hilvanados en lo que sería de desear: una historia al mismo nivel
-Una serie más o menos entretenida
-Un producto que no está, ni mucho menos, a la altura de la campaña publicitaria que protagonizó ni de algunas excelentes críticas que se pudieron leer cuando salió publicada.
La historia que sirve de telón de fondo a Siete Soldados no podría ser más típica. La hemos visto una y otra vez en cómic, literatura, o cine. Y es que estamos ante una nueva recreación de la sempiterna lucha entre el Bien y el Mal. Siete soldados, siete héroes, deberán enfrentarse a un imperio que, de forma cíclica, regresa a la Tierra para destruir, a sangre y fuego, cualquier logro alcanzado por la humanidad.
Luego tenemos las historias particulares presentadas en las miniseries y que se centran en un héroe determinado: Zatanna, Klarion the Witch Boy, The Shinning Knight, The Guardian, Bulleteer, Mr. Miracle y Frankenstein. Sus historias siempre hacen relación a la trama de fondo, sólo que en distinta medida. Así, en algunas miniseries se observa un mayor peso del argumento principal de la serie, mientras que en otras su incidencia es meramente tangencial o anecdótica.
Por otro lado, ha de destacarse que esas miniseries vienen a establecer el origen de un nuevo superhéroe/héroe (The Guardian, Bulleteer...) o a desarrollar algún aspecto de otro ya conocido (Zatanna). Esto le sirve a Morrison para centrarse en la caracterización de los héroes, con mayor o menor fortuna todo sea dicho de paso, curiosamente en detrimento de la de los villanos, cuyas motivaciones y particularidades apenas quedan esbozadas. De hecho a menudo da la sensación que casi nos encontramos ante unos malos de opereta, lo cual no dice gran cosa a favor de una parte importantísima de lo que debería ser un cómic de superhéroes, que es ante lo que, después de todo, nos encontramos.
En este apartado relativo a los diversos personajes que pueblan la obra se ha de apuntar la labor de recuperación que realiza Morrison, tanto en lo que respecta a héroes clásicos como a situaciones que protagonizaron hace tiempo. Y es que los Siete Soldados constituyen un grupo clásico, creado en los cuarenta que, sin embargo, nunca gozó de una gran popularidad entre el fandom. Gozaron de un breve instante de fama en los 70, cuando aparecieron en el JLA número 100, para volver a sumirse en el olvido aunque siguieron apareciendo en las páginas de los cómics de forma ocasional con posterioridad. De todas formas, poco queda de aquella formación original, y aquí Morrison se limita a sacar, casi a título anecdótico, a alguno de los que formaron parte de aquel grupo, mientras que sus propios Siete Soldados serán, en realidad, una nueva encarnación de unos héroes que no son sino la plasmación de un concepto eterno, el Bien en su sempiterna lucha contra el Mal.
Otro elemento que me gustaría comentaros es el de la presunta cohesión de la obra, punto que mereció grandes elogios por parte de ciertas críticas yankees. En mi opinión no se debe confundir cohesión con relación entre las partes. En Siete Soldados encontraremos lo segundo, no lo primero, y además con un agravante. Ciertamente, Morrison establece relaciones entre diversos elementos pertenecientes a series diferentes y que, a su vez, pueden hacer referencia a la historia de fondo, pero desafortunadamente esas conexiones son más aparentes que dotadas de significado. Si lo tuvieran, hablaríamos de cohesión, pero no es el caso. Los elementos relacionados aluden a cosas sin importancia, un objeto o un personaje de aparición reiterativa, por ejemplo. Precisamente porque esos elementos no son importantes te puedes permitir el lujo de sacarlos primero aquí y luego allí. No hay maestría en ello, como se ha insinuado por ahí, ni creo que una labor así sea equiparable a la Alan Moore en Watchmen, como me comentó Jaume que había leído en la red.
Es más, a veces a Morrison se le escapa la coherencia del argumento, observándose cabos sueltos que no es capaz de atar con solvencia. Lamentable, sin duda.
Según lo que habéis leído hasta el momento podría pareceros que apenas podréis encontrar algo positivo en esta serie. No quisiera daros a entender algo así. Morrison demuestra aquí su capacidad para tener ideas locas, geniales, al menos en mi opinión, sólo que luego falla a la hora de engarzarlas y constituirlas en una historia igual de genial. Pero esos momentos de inspiración, de brillantez, están ahí, y creo que deberían ser apreciados en su justa medida. Ideas que por otro lado vienen a participar de ese mundo propio, personalísimo, surrealista, extravagante o mejor aún, bizarro, de este autor y que hallan en otras obras suyas.
Sin embargo creo que cabría preguntarse lo siguiente:¿Está Grant Morrison en baja forma últimamente? ¿Es Seven Soldiers un trabajo alimenticio? La respuesta a ambas preguntas sería, a mi juicio, positiva. Creo que sigue teniendo buenas ideas pero que, desafortunadamente, no dan lugar a cómics memorables como sí que lo fueron trabajos previos. Recuerdo la decepción que me supuso leer su anterior Vimanarama, por mucho que me riera con sus primeras páginas, y por lo que se puede deducir de su actual etapa en Batman la cosa no pinta muy bien.
Pero me estoy desviando de lo que os estaba contando. Estaba hablando de si podíais encontrar algo positivo en esta serie, y debo continuar diciéndoos que, pese alguna excepción, las diversas minis son entretenidas. Sólo exceptuaría aquí la de Mr. Miracle, que reconozco que encuentro de momento bastante aburrida, al tiempo que un poco dispersa y ciertamente desconcertante en tanto que presenta personajes y situaciones alusivos a la saga del Cuarto Mundo que poco tienen que ver con la historia de fondo de Siete Soldados. Y Bulleteer, que en un principio me pareció aburrida en tanto que escasamente original, ha conseguido finalmente atraer mi atención.
Y creedme, cuando se pone delirante lo es de forma divertida. Al respecto el primer número de Frankenstein es de mención obligada.
Por otro lado, en lo que respecta a su dibujo, cada miniserie cuenta con su propio dibujante, aunque excepcionalmente podemos llegar a encontrarnos a más de uno encargado de los lápices. Aquí Siete Soldados posee un nivel más que aceptable, y tan sólo me quejaría de Simone Bianchi, uno de esos dibujantes preciosistas que trabajan sin tinta, y que, aunque de fachada interesante deja mucho que desear en lo referente a la narración.
En fin, veremos cómo sale Morrison de todo este asunto. Difícil lo tiene habida cuenta de cómo concluyen las distintas miniseries que ya han acabado. En breve os lo cuento.
Seven Soldiers para dummies:
-Una serie irregular
-Una entrega más de un Morrison en horas bajas
-Destellos de genialidad no hilvanados en lo que sería de desear: una historia al mismo nivel
-Una serie más o menos entretenida
-Un producto que no está, ni mucho menos, a la altura de la campaña publicitaria que protagonizó ni de algunas excelentes críticas que se pudieron leer cuando salió publicada.
SOBRENATURAL
Tengo la impresión de que en los últimos años, tras el final de las amadas/odiadas Buffy y Angel, los fans de las series de género fantástico adolescente no hemos conseguido encontrar una serie con la que llenar el hueco que dejaron las mencionadas.
Si bien es cierto Médium y Perdidos han conseguido establecerse como series sólidas con un público fiel, a mi me seguía faltando algo dirigido hacia un público más juvenil. Y creo haberlo encontrado. Se titula “Sobrenatural”.
Tuve oportunidad de ver el episodio piloto de esta serie de forma promocional en verano cuando anunciaban iba a ser una de las apuestas de un canal de la TV de pago para este otoño. No me encandiló (tampoco lo hicieron los piloto de otras serie que hoy me encantan), pero a falta de mi ración semanal de “The Shield” y “Battlestar Galactica” el mismo día y a la misma hora, decidí darle una oportunidad.
“Sobrenatural” cuenta la historia de dos hermanos, Dean y Sam Winchester y su viaje por la América profunda (y sobrenatural) en su Chevy Impala del 67. La razón de su viaje es encontrar a su padre, desaparecido unas semanas atrás, cuando éste a su vez buscaba venganza contra el ser (¿diabólico?) que años atrás asesinó a su mujer en su propio hogar (en una de las escenas de apertura más violentas e impactantes que he visto en una serie de TV en los últimos tiempos). Este horrible suceso provocó que John, el patriarca de los Winchester no sólo quedase marcado de por vida, sino que se volcara en enfrentarse y eliminar toda clase de amenaza sobrenatural que apareciese en su camino, convirtiéndose en una especie de “cazademonios”.
No hay nada nuevo que no se haya visto ya en “Sobrenatural”. El viaje en coche de los dos hermanos prestando ayuda a la gente, recuerda a aquella serie en la que Michael Landon y Victor French recorrían EEUU arreglando problemas por doquier, “Autopista hacia el cielo”. La búsqueda del padre por parte de los hermanos remite a “Kung Fu”. Las amenazas a las que se enfrentan forma parte de la mitología fantástica más clásica: espíritus de asesinados en busca de justicia, el Wendigo, casas encantadas, la joven autoestopista fantasmal que todo el mundo ha recogido alguna vez, el Espantapájaros asesino, maldiciones indias, el Hombre del Garfio, monstruos, posesiones diabólicas, leyendas urbanas, todo está ahí, actualizado para entretenernos hoy. Los métodos, los de siempre: dones precognitivos, cruces, estacas, libros de exorcismos, lanzabengalas, agua bendita, aparatos que detectan restos de ectoplasma, sal, espejos, documentación falsa, y como no, escopetas recortadas, nueves milímetros, balas de plata…etc
El tono sombrío y grisáceo de la fotografia es una constante en la serie, nunca brilla el sol. La mayoría de escenas tiene lugar en oscuridad, en la noche.
Se nota que en algunos episodios una vez planteada la trama y el misterio “de la semana” hay escenas de relleno y conversaciones un tanto repetitivas, pero también ocurría al principio de “Expediente X” y “Star Trek The Next Generation”. Poco a poco la interacción entre los hermanos va cobrando importancia y se revelan secretos y matices de sus vidas que plantean nuevas e interesantes situaciones. Los episodios suelen ser auto-conclusivos y en la mayoría de ocasiones con final feliz. Los efectos especiales están realmente bien conseguidos, algo que no me esperaba, la verdad. Han sido los últimos tres episodios (que he visto de un tirón) en los que la breve e inesperada aparición de John (el padre) y la presentación de un nuevo personaje, me ha demostrado que la cosa tiene más chicha de lo que parece y que podemos estar ante algo realmente interesante.
Los más puristas atacarán la serie antes de darle una oportunidad escudándose en que han elegido como actores principales a dos guaperas calientanenas como son Jensen Ackles (Smallville, Dawson Crece) y Jared Padalecki (Gilmore Girls, La Casa de Cera), pero no olvidemos que se quería captar a un público adolescente y ambos son chavales con una carrera bastante curtida en el medio de la TV juvenil.
En fin, creo que estamos ante una serie que, en los once episodios emitidos en nuestro país, se deja ver y gana en cada episodio con respecto al anterior. Nadie intenta reinventar la rueda en este show, sino entretener, pasar un buen rato y contar una buena historia. El tiempo dirá si consigue alcanzar la cuotas de popularidad (difícil por otro lado) que consiguieron las series de Whedon. De momento en USA les han concedido una segunda temporada.
Si bien es cierto Médium y Perdidos han conseguido establecerse como series sólidas con un público fiel, a mi me seguía faltando algo dirigido hacia un público más juvenil. Y creo haberlo encontrado. Se titula “Sobrenatural”.
Tuve oportunidad de ver el episodio piloto de esta serie de forma promocional en verano cuando anunciaban iba a ser una de las apuestas de un canal de la TV de pago para este otoño. No me encandiló (tampoco lo hicieron los piloto de otras serie que hoy me encantan), pero a falta de mi ración semanal de “The Shield” y “Battlestar Galactica” el mismo día y a la misma hora, decidí darle una oportunidad.
“Sobrenatural” cuenta la historia de dos hermanos, Dean y Sam Winchester y su viaje por la América profunda (y sobrenatural) en su Chevy Impala del 67. La razón de su viaje es encontrar a su padre, desaparecido unas semanas atrás, cuando éste a su vez buscaba venganza contra el ser (¿diabólico?) que años atrás asesinó a su mujer en su propio hogar (en una de las escenas de apertura más violentas e impactantes que he visto en una serie de TV en los últimos tiempos). Este horrible suceso provocó que John, el patriarca de los Winchester no sólo quedase marcado de por vida, sino que se volcara en enfrentarse y eliminar toda clase de amenaza sobrenatural que apareciese en su camino, convirtiéndose en una especie de “cazademonios”.
No hay nada nuevo que no se haya visto ya en “Sobrenatural”. El viaje en coche de los dos hermanos prestando ayuda a la gente, recuerda a aquella serie en la que Michael Landon y Victor French recorrían EEUU arreglando problemas por doquier, “Autopista hacia el cielo”. La búsqueda del padre por parte de los hermanos remite a “Kung Fu”. Las amenazas a las que se enfrentan forma parte de la mitología fantástica más clásica: espíritus de asesinados en busca de justicia, el Wendigo, casas encantadas, la joven autoestopista fantasmal que todo el mundo ha recogido alguna vez, el Espantapájaros asesino, maldiciones indias, el Hombre del Garfio, monstruos, posesiones diabólicas, leyendas urbanas, todo está ahí, actualizado para entretenernos hoy. Los métodos, los de siempre: dones precognitivos, cruces, estacas, libros de exorcismos, lanzabengalas, agua bendita, aparatos que detectan restos de ectoplasma, sal, espejos, documentación falsa, y como no, escopetas recortadas, nueves milímetros, balas de plata…etc
El tono sombrío y grisáceo de la fotografia es una constante en la serie, nunca brilla el sol. La mayoría de escenas tiene lugar en oscuridad, en la noche.
Se nota que en algunos episodios una vez planteada la trama y el misterio “de la semana” hay escenas de relleno y conversaciones un tanto repetitivas, pero también ocurría al principio de “Expediente X” y “Star Trek The Next Generation”. Poco a poco la interacción entre los hermanos va cobrando importancia y se revelan secretos y matices de sus vidas que plantean nuevas e interesantes situaciones. Los episodios suelen ser auto-conclusivos y en la mayoría de ocasiones con final feliz. Los efectos especiales están realmente bien conseguidos, algo que no me esperaba, la verdad. Han sido los últimos tres episodios (que he visto de un tirón) en los que la breve e inesperada aparición de John (el padre) y la presentación de un nuevo personaje, me ha demostrado que la cosa tiene más chicha de lo que parece y que podemos estar ante algo realmente interesante.
Los más puristas atacarán la serie antes de darle una oportunidad escudándose en que han elegido como actores principales a dos guaperas calientanenas como son Jensen Ackles (Smallville, Dawson Crece) y Jared Padalecki (Gilmore Girls, La Casa de Cera), pero no olvidemos que se quería captar a un público adolescente y ambos son chavales con una carrera bastante curtida en el medio de la TV juvenil.
En fin, creo que estamos ante una serie que, en los once episodios emitidos en nuestro país, se deja ver y gana en cada episodio con respecto al anterior. Nadie intenta reinventar la rueda en este show, sino entretener, pasar un buen rato y contar una buena historia. El tiempo dirá si consigue alcanzar la cuotas de popularidad (difícil por otro lado) que consiguieron las series de Whedon. De momento en USA les han concedido una segunda temporada.
lunes, diciembre 18, 2006
Bull Damn City
Bull Damn City (AAVV; Dolmen): Seis autores españoles. Seis historias cortas del oeste, todas ellas con una ciudad como telón de fondo cuyo nombre sirve para titular el cómic.
Leo en la introducción que la idea para este cómic surgió bajo la inestimable ayuda de esa gran musa llamada alcohol. Eso, y la admiración que varios de esos autores profesan por el género del western. Con semejantes precedentes uno se extraña de no encontrar entre el elenco de artistas (integrado por Joan Fuster, Vicente Vegas, Pere Pérez, Enrique Vegas, Victor Santos y Kenny Ruiz) al irlandés Garth Ennis. Pero a lo que vamos, Bull Damn City.
El cómic nos presenta varias historias protagonizadas por los alter ego de cada uno de estos autores, recurso que es de suponer que busca hacer gracia al personal. De hecho, diría que sobre este supuesto recae casi todo el peso humorístico de cada historia, si es que realmente lo tiene, algo que quizás debiéramos preguntar a sus autores. Los argumentos de las historias son anecdóticos, como las relaciones existentes entre ellas, limitadas a menciones o cameos de personajes. Sus desenlaces, previsibles. Sin embargo, más delito tiene que estemos leyendo una historia y no nos enteremos de lo que sucede ante nuestros ojos, como es el caso de la que firma Victor Santos.
En definitiva, definiría Bull Damn City como un capricho, ejemplo perfectamente ilustrativo de la que podría ser cualquier campaña gubernamental contra el alcohol. Quizás quedara genial o cuanto menos ocurrente con la cabeza embotada, pero lo que no acabo de entender es que mucho tiempo después de superada la resaca alguien en su sano juicio se decida a publicarlo. Ah, vale, que son autores españoles conocidos. Ok, ya lo pillo.
Leo en la introducción que la idea para este cómic surgió bajo la inestimable ayuda de esa gran musa llamada alcohol. Eso, y la admiración que varios de esos autores profesan por el género del western. Con semejantes precedentes uno se extraña de no encontrar entre el elenco de artistas (integrado por Joan Fuster, Vicente Vegas, Pere Pérez, Enrique Vegas, Victor Santos y Kenny Ruiz) al irlandés Garth Ennis. Pero a lo que vamos, Bull Damn City.
El cómic nos presenta varias historias protagonizadas por los alter ego de cada uno de estos autores, recurso que es de suponer que busca hacer gracia al personal. De hecho, diría que sobre este supuesto recae casi todo el peso humorístico de cada historia, si es que realmente lo tiene, algo que quizás debiéramos preguntar a sus autores. Los argumentos de las historias son anecdóticos, como las relaciones existentes entre ellas, limitadas a menciones o cameos de personajes. Sus desenlaces, previsibles. Sin embargo, más delito tiene que estemos leyendo una historia y no nos enteremos de lo que sucede ante nuestros ojos, como es el caso de la que firma Victor Santos.
En definitiva, definiría Bull Damn City como un capricho, ejemplo perfectamente ilustrativo de la que podría ser cualquier campaña gubernamental contra el alcohol. Quizás quedara genial o cuanto menos ocurrente con la cabeza embotada, pero lo que no acabo de entender es que mucho tiempo después de superada la resaca alguien en su sano juicio se decida a publicarlo. Ah, vale, que son autores españoles conocidos. Ok, ya lo pillo.
viernes, diciembre 15, 2006
El pequeño Spirou 1: Dí buenos días a la señora
El pequeño Spirou 1:Dí buenos días a la señora (Tome, Janry; Kraken): Hacía tiempo que no leía al pequeño Spirou. Tenía muy buen recuerdo de aquellos álbumes publicados por Ediciones B hace ya varios años, así que con esta nueva edición de Kraken estaba muy ilusionado. Más teniendo en cuenta que ya llevaba un tiempo preguntándome por qué no se decidía nadie a reeditar este material habida cuenta de que ya eran varias las reediciones de cómics de humor más o menos clásicos que habíamos visto publicadas en los últimos meses.
El personaje del pequeño Spirou encarna al tierno infante que posteriormente crecería hasta protagonizar la conocida serie Spirou y Fantasio (reeditada cronológicamente por Planeta). Sin embargo, ambas series sólo tienen en común el compartir a su protagonista, sólo que aquí Spirou es un pícaro mozalbete que no para de tramar travesuras de todo tipo con sus amigos. Una premisa así seguro que no nos resulta desconocida; pensemos en Calvin, en Dennis The Menace o en Titeuf.
Bueno, en honor a la verdad os he de decir que ambas series comparten otro elemento: sus creadores. Tome y Janry, autores que desde los 80 se encargaron de la serie madre, fueron quienes decidieron continuar las historias del pequeño Spirou una vez éste apareciera por vez primera en un álbum de aquélla, creando para la ocasión una nueva colección, cuyo primer número ahora ha reeditado Kraken.
El álbum se estructura en chistes, anécdotas, de una página, aunque se abre con una historia más larga, de seis páginas. Pese a esta estructura, donde cada chiste puede leerse de forma independiente, se observa una continuidad representada por:
1) los personajes, donde además de a Spirou tenemos a toda una larga serie de compañeros de fechorías... ejem, de clase, así como profesores, familia y vecinos del pueblecito donde vive nuestro pillastre favorito.
2) los argumentos de cada historia. Así, los personajes a veces aluden a hechos que tuvieron lugar anteriormente.
Como todo cómic de humor de chistes, este álbum es irregular, alternándose momentos geniales con otros que no lo son tanto. Sin embargo, es en el humor que destila sus páginas donde me gustaría incidir. Aquí, el pequeño Spirou hace gala de una singular combinación entre ingenuidad picaresca que se plasma especialmente en la relación que mantiene el personaje con el sexo opuesto: sus flirteos con Blancafor, donde ambos demuestran de forma evidente su falta de experiencia atribuíble a la edad, o su cuelgue por la hermana María-Angélica, encargada de la enfermería. Y es que la inocencia del animalito es la del niño, un tema sobre el que los autores vuelven una y otra vez. ¿Cómo definiría este humor? ¿Como entrañable? ¿Amable? Sin duda alguna, aún por mucho que a veces Tome y Janry nos sorprendan con arrebatos de muy mala leche.
Pero me gustaría apuntar otra cosa. Más allá de su naturaleza cómica, El pequeño Spirou es mucho más. Se llegan a tocar temas que no tienen nada de cómico. En este álbum en concreto, nos encontramos con una historia que acaba siendo todo un alegato contra la guerra, y en las que están por venir encontraremos otros ejemplos similares. Hasta el drama tendrá un huequecito en las págicas de esta colección.
Lo cierto es que estamos de enhorabuena ante esta reedición por parte de ediciones Kraken. No sólo porque el material que publicara Ediciones B hace tiempo que no estaba disponible en las librerías, sino que además ahora podremos disfrutar de álbumes que, si no voy muy equivocado, permanecían inéditos en nuestro idioma.
Una gran noticia que, desafortunadamente, queda empañada por un error que sería deseable que fuera subsanado en siguientes entregas, que no es otro que la elección de la tipografía, de excesivo tamaño y en negrita, que a todas luces resulta inadecuada para el completo disfrute de las viñetas.
El personaje del pequeño Spirou encarna al tierno infante que posteriormente crecería hasta protagonizar la conocida serie Spirou y Fantasio (reeditada cronológicamente por Planeta). Sin embargo, ambas series sólo tienen en común el compartir a su protagonista, sólo que aquí Spirou es un pícaro mozalbete que no para de tramar travesuras de todo tipo con sus amigos. Una premisa así seguro que no nos resulta desconocida; pensemos en Calvin, en Dennis The Menace o en Titeuf.
Bueno, en honor a la verdad os he de decir que ambas series comparten otro elemento: sus creadores. Tome y Janry, autores que desde los 80 se encargaron de la serie madre, fueron quienes decidieron continuar las historias del pequeño Spirou una vez éste apareciera por vez primera en un álbum de aquélla, creando para la ocasión una nueva colección, cuyo primer número ahora ha reeditado Kraken.
El álbum se estructura en chistes, anécdotas, de una página, aunque se abre con una historia más larga, de seis páginas. Pese a esta estructura, donde cada chiste puede leerse de forma independiente, se observa una continuidad representada por:
1) los personajes, donde además de a Spirou tenemos a toda una larga serie de compañeros de fechorías... ejem, de clase, así como profesores, familia y vecinos del pueblecito donde vive nuestro pillastre favorito.
2) los argumentos de cada historia. Así, los personajes a veces aluden a hechos que tuvieron lugar anteriormente.
Como todo cómic de humor de chistes, este álbum es irregular, alternándose momentos geniales con otros que no lo son tanto. Sin embargo, es en el humor que destila sus páginas donde me gustaría incidir. Aquí, el pequeño Spirou hace gala de una singular combinación entre ingenuidad picaresca que se plasma especialmente en la relación que mantiene el personaje con el sexo opuesto: sus flirteos con Blancafor, donde ambos demuestran de forma evidente su falta de experiencia atribuíble a la edad, o su cuelgue por la hermana María-Angélica, encargada de la enfermería. Y es que la inocencia del animalito es la del niño, un tema sobre el que los autores vuelven una y otra vez. ¿Cómo definiría este humor? ¿Como entrañable? ¿Amable? Sin duda alguna, aún por mucho que a veces Tome y Janry nos sorprendan con arrebatos de muy mala leche.
Pero me gustaría apuntar otra cosa. Más allá de su naturaleza cómica, El pequeño Spirou es mucho más. Se llegan a tocar temas que no tienen nada de cómico. En este álbum en concreto, nos encontramos con una historia que acaba siendo todo un alegato contra la guerra, y en las que están por venir encontraremos otros ejemplos similares. Hasta el drama tendrá un huequecito en las págicas de esta colección.
Lo cierto es que estamos de enhorabuena ante esta reedición por parte de ediciones Kraken. No sólo porque el material que publicara Ediciones B hace tiempo que no estaba disponible en las librerías, sino que además ahora podremos disfrutar de álbumes que, si no voy muy equivocado, permanecían inéditos en nuestro idioma.
Una gran noticia que, desafortunadamente, queda empañada por un error que sería deseable que fuera subsanado en siguientes entregas, que no es otro que la elección de la tipografía, de excesivo tamaño y en negrita, que a todas luces resulta inadecuada para el completo disfrute de las viñetas.
Pese a ello, se ha de reconocer que la serie vale mucho la pena y, en mi opinión, no dudaría en recomendarla si queréis pasar un buen rato y echaros unas risas.
jueves, diciembre 14, 2006
Felicitación
Superman Adventures 52 por Mark Millar, Aluir Amancio y Terry Austin
Hace unos años, cuando a varios autores del mundillo comiquero les preguntaron cual les parecía la mejor historia de Superman, la mayoría contestaron “Whatever Happened To The Man Of Tomorrow?” escrita por el genial Alan Moore y dibujada por Curt Swan el (para mi) mejor dibujante de Superman de todos los tiempos (con perdón de Wayne Boring). Es una grandísima historia aunque mi favorita es “The Death of Superman” (NO la de Jurgens, malpensados) escrita por Jerry Siegel y dibujada también por Curt Swan, publicada en Superman 149 en 1961.
Pero en mi corazoncito, hay un lugar muy especial para el número 52 de Superman Adventures, colección englobada dentro del universo de la serie animada. No es por exagerar, pero en mi opinión, es una de las mejores historias auto-conclusivas que he leído en mi vida del Hombre de Acero. Voy a contarla toda así que los que no os gusten los spoilers no sigáis leyendo. Está inédita en España, nunca se ha recopilado en USA y no creo que Planeta la publique.
La historia se titula “A death in the family” y se abre con Supergirl moribunda llegando a casa de los Kent en Smallville. Pa y Ma avisan a Clark, que se encuentra en la redacción del Planet, y éste acude a la llamada más rápido que una bala. Superman se lleva a Kara a la “Fortaleza de la Soledad”, donde con la tecnología kryptoniana investiga la enfermedad que afecta a la joven. Descubre que la causa es un virus que apareció años atrás en Argo, ciudad natal de Supergirl que sobrevivió a la destrucción de Krypton, y para el que se descubrió posteriormente una vacuna. La computadora le dice a Superman los elementos de la vacuna. Todos ellos son obtenibles excepto el elemento X el cual no existe en la Tierra porque era una sustancia kryptoniana, y Krypton ya no existe. Por si fuera poco, la cantidad necesaria del elemento X es ínfima.
Sin más opciones, Superman se desplaza hasta los laboratorios S.T.A.R donde le comunican que no pueden hacer nada por ella. Alguien sugiere que vaya a ver al hombre más inteligente de Metrópolis, que no es otro que Lex Luthor. Tragándose su orgullo y olvidando viejas rencillas, Superman le expone su problema a Luthor y éste accede a buscar una cura contrarreloj. Tras muchas horas de investigación, Lex informa a Superman de que por fin ha logrado duplicar el elemento X. Para sorpresa de nuestro héroe, Luthor ¡se niega a entregárselo! y le advierte de que no le dañe ni amenace porque le está grabando en circuito cerrado con cámaras. En el colmo de la maldad, con una sonrisa en los labios Lex le dice a Superman algo así como: “No sé que te duele más, si el haberte hecho perder todo este tiempo aquí sin la posibilidad de intentar encontrar la cura en otro lugar, o saber que yo puedo salvar a la chica y que no pienso hacerlo.” He aquí el villano definitivo. Superman se va, roto.
Más tarde, tras meditarlo, Superman contacta con Luthor y promete que hará lo que sea, cualquier cosa que le pida a cambio de que salve la vida de Supergirl. La petición de Lex es muy sencilla: debe ir a la cárcel donde se encuentra encerrado Metallo, traspasar las medidas de seguridad de la penitenciaría y exponerse al corazón de kryptonita de éste hasta morir. Debe hacerlo sin revelar a nadie sus motivos, después le administrará la cura a Supergirl. Acepta.
Antes de dirigirse a la cárcel donde se halla Metallo para encarar su final, el Último Hijo de Krypton pasa por los laboratorios S.T.A.R donde está Supergirl (ya en coma) para despedirse. Acongojado, le da un beso en la mejilla, y al hacerlo derrama una lágrima sobre el rostro de Kara. La lágrima rueda hasta los sensores de la máquina que aún la mantiene con vida. El ordenador identifica repentinamente el elemento X: ¡sal kryptoniana!
El epílogo es impagable. Supergirl pasa volando delante del edifico de Lexcorp y saluda a Luthor. Éste no da crédito a sus ojos. Empieza a gritar y a maldecir lleno de rabia e ira. Su guardaespaldas acude corriendo creyendo que hay algún problema de seguridad. Encuentra a Lex solo. Luthor le confiesa que ¡no tenía el elemento X! Todo era una argucia para matar a Superman. Pero lo que más le irrita y acrecienta su odio hacia el kryptoniano es que hasta hoy, Lex tenía el consuelo de creerse más inteligente que el Boy Scout. Ahora que sabe que Superman consiguió el elemento X, y que el Hombre de Acero le ha vencido utilizando su inteligencia. “Dejame. Déjame sólo con mis pensamientos”. Lex queda en soledad, en la oscuridad de su despacho, completamente consternado. Fin.
Muy pocas ocasiones, en tan sólo 22 páginas, pudo verse de forma tan inteligente y sencilla a la vez no sólo el enfrentamiento de estos dos personajes icónicos, condenados a ser enemigos en ésta y todas las realidades alternativas, sino la esencia de la maldad y el odio en estado puro en contraposición al heroísmo silencioso que llega al sacrificio por salvar una vida. Y sin un solo puñetazo ni explosión.
El polígrafo, Wonder Woman y Pilar Rubio
Esto sí que es una relación cabalística bien llevada y no la mierda que Grant Morrison nos ha intentao colar en los Siete Soldados.
Para que luego digan que la tele no enseña nada: Ayer, viendo mi programa del corazón favorito (el único que veo, de hecho), Sé lo que hicísteis la última semana (todos los miércoles por la noche, La Sexta), cuál no sería mi sorpresa al enterarme de que al inventor del polígrafo (más conocido como el detector de mentirijillas), William Moulton Marston, también los freakies del mundo deberíamos mostrarle nuestro agradecimiento. Después de todo a él le debemos la creación de Wonder Woman.
Y como no podía ser de otra manera, ayer el equipo del programa sacó imágenes de la famosa amazona, tanto de George Pérez como de Adam Hughes.
Por cierto, ¿no encontráis extraño que este programa, que cuenta entre su equipo a la sin par Pilar Rubio, a la que defendía hace algunos posts como la que en mi opinión sería un fichaje de lo más adecuado para la nueva peli que Joss Whedon prepara sobre Wonder Woman, nos saliera ayer con un reportaje en el que se aludiera precisamente a este personaje?
¿Simple coincidencia o publicidad subliminal?
Mmmm...
Y como no podía ser de otra manera, ayer el equipo del programa sacó imágenes de la famosa amazona, tanto de George Pérez como de Adam Hughes.
Por cierto, ¿no encontráis extraño que este programa, que cuenta entre su equipo a la sin par Pilar Rubio, a la que defendía hace algunos posts como la que en mi opinión sería un fichaje de lo más adecuado para la nueva peli que Joss Whedon prepara sobre Wonder Woman, nos saliera ayer con un reportaje en el que se aludiera precisamente a este personaje?
¿Simple coincidencia o publicidad subliminal?
Mmmm...
-Para aquellos interesados en la figura de Marston, clickad aquí (en inglés). Contiene viñetas clásicas de WW que no tienen desperdicio alguno.
miércoles, diciembre 13, 2006
Millarfan is here
Millarfan, chicas y chicos, es la nueva adquisición de este vuestro blog comiquero. El tipo tenía tantas ganas de escribir que hasta yo he llegado tarde a su presentación. Bienvenido.
Son of Batman: Batman 655-658
Hace bastantes años, Ediciones Zinco nos sorprendió a todos con la publicación de la primera novela gráfica de Batman de su historia, Batman: El hijo del Demonio. Casi mil pelas de la época. Pero valió la pena. Fue una historia que casi logró hacer que el destino de Ras Al Ghul y Batman quedase unido para siempre. Estaba muy bien dibujada, con un estilo a lo Neal Adams y era un ejemplar grande, muy grande para la época. Un tiempo después dejé los tebeos. Años más tarde, con la moda de los pelis de superhéroes me animé a leer de nuevo arte secuencial. Poniéndome al día con Batman, decubrí que, según el editor por aquel entonces, el gran Dennis O´Neill, esa historia no tuvo lugar, por lo que Batman no se acostó con Talia, por lo que Bruce Wayne no tiene un hijo secreto por esos mundos de Dios.
El fichaje en exclusiva del escocés chiflado, Grant Morrison, trajo consigo la noticia de que iba a ocuparse de la serie regular de Batman, junto con uno de los Kubert. La verdad es que un servidor se frotaba las manos. Lo poco que ha escrito de Batman, me ha gustado mucho. “Gothic” me pareció una gran historia y también Arkham Asylum (si bien el mérito es más de Dave MCkean que de Morri), y en su JLA, Batman tenía los mejores momentos y frases, en mi humilde opinión. Pero cuando ya se anunció el título de la historia “Son of Batman” junto con la reedición el mismo mes de la novela gráfica “Son of the Demon” aluciné. Todo indicaba que en DC se atrevían a dar el paso que no se han atrevido a dar con Superman y que en el caso de Peter Parker, tuvieron que hacer una especie de borrón y cuenta nueva amnésica. Batman tiene un hijo. Qué jugosos diálogos y situaciones proporcionaría esto con los personajes del Batverso. Qué buenas historias y tramas se podrían dar en los próximos tiempos. Me imaginaba a Bruce intentando alejar a su hijo de su mundo, cual Tony Soprano con Tony Jr, al crío deseando ser un detective y un superhéroe, porque lo lleva en la sangre. Por el legado. Porque es hijo de su padre.
Y qué chasco me he llevado.
El primer número, tras unas páginas iniciales que recuerdan al mejor Loeb desatado en Hush, es una historia en plan un día en la vida de Bruce Wayne. Al final se presenta al hijo en la última página. Bueno, pensé, esperaremos al próximo. En el siguiente, irrumpen en una fiesta de ricachones de Gotham, (en la que aparece Morrison al lado de la mujer de Tony Blair) un ejército de Man-Bats ninja. Sí. Como leéis. Cual Loeb. Y Batman lucha contra ellos. Una serie de circunstancias hacen que en el tercer número Batman se lleve al niño a la cueva tras conocerlo, aceptando plenamente que es su hijo, porque el mejor detective del mundo no necesita comprobar que el niño que tiene ante sí es su hijo, él lo sabe. Es Batman. El chaval tiene un par de frases graciosas, pero conforme pasan las páginas se revela como el nuevo Chucky, porque la madre que lo parió lo educó muy pero que muy bien. Y además quiere ser superhéroe, pero hay momentos en los que creo que ha confundido a su padre con Midnighter, lo digo por los métodos que desarrolla en su lucha contra el crimen. En el cuarto número, da la impresión de que hay que cerrarlo todo deprisa y corriendo y dejando la historia en el aire. No sé si es que Morrison no tenía tiempo o desde arriba le presionaron. No lo creo porque él es Grant Morrison, no Peter David, Brian Azzarello o Warren Ellis (menciono a estos señores porque DC metió manos a las series que escribían hace unos años).
La sensación que me queda es de que esto podría haber sido una gran historia, escrita con tiempo y delicadeza, bien desarrollada durante un año o dos, y hubiera podido hacer dar a Batman un paso grande importante en su historia, sin miedo, con madurez. La idea central del universo DC es el Legado. Algunas cosas se hicieron bien, otras no tanto, pero siempre ha existido esa idea central del relevo generacional, de coger el testigo y llevarlo bien alto, cual estandarte. ¿Y qué mejor personaje que Batman para una gran demostración de esta idea?
Para estos cuatro números no hacía falta reeditar “Son of the Demon”. Ojalá me demuestre el escocés que me equivoco y en unos meses retome la idea y lo haga como él es capaz. Creo.
martes, diciembre 12, 2006
La conjura de cada miércoles 1: Sectas y paranoia
La conjura de cada miércoles 1: Sectas y paranoia (Sergio Bleda; Planeta): Sergio Bleda vuelve a la carga, de mostrando con este álbum que sigue en la misma tónica que hace diez añitos cuando nos regaló su Baile del Vampiro, lanzado en la malograda y extinta línea Laberinto de Planeta. Esto, por supuesto, no tiene por qué necesariamente ser malo, ni mucho menos. Pero bueno, a lo que vamos.
Sergio ilustra, nuevamente, su universo personal que, por otro lado, no es que sea excesivamente original. De hecho no tiene nada de novedoso. Un mundo donde lo sobrenatural está presente en todo momento, si bien oculto para la mayoría de los mortales, conviviendo con la realidad que todos nosotros conocemos. Un mundo donde sociedades secretas de carácter esotérico son las responsables directas de gran parte de la evolución historica de la humanidad. Un mundo, en definitiva, donde gente aparentemente normal puede esconder terribles secretos.
Sí, lo hemos visto en infinidad de ocasiones. Quienes algunas vez haya jugado a rol esbozará una amplia sonrisa al constatar que esto no es otra cosa que la ambientación de World of Darkness, Mundo de Tinieblas, que acogió en su seno diversos juegos que nos permitían llevar a vampiros, hombres lobo, magos, fantasmas o cazadores de monstruos. O quizás haya entre alguno de los lectores de este vuestro libro algún fan de Buffy Cazampiros. ¿Os váis haciendo ya una idea?
Así, no es de extrañar que entre los protagonistas de este álbum encontremos un piroquinético, un paragnóstico, un exorcista indio, una demonóloga o un clarividente. Todos ellos unidos por un psiquiatra que un buen día descubrió que algunos de los casos que acudían a su consulta escondían algo más serio que una simple enfermedad del alma, y decidió iniciar una serie de sesiones semanales que ayudaran a esta gente a convivir con sus habilidades especiales.
Por supuesto, esto no daría lugar a un cómic si no tuviéramos un antagonista en el otro lado, en este caso representado por La Encrucijada, una sociedad secreta con conexiones políticas, sociales, económicas y culturales de alcance mundial. Casi nah.
Lo cierto es que el cómic empieza bien. Nuevamente a los jugadores de rol no les costará mucho ver en el grupo protagonista la plasmación de un grupo de Pjs típico. Por otro lado, casi podríamos equiparar a este conjunto de freakies con aptitudes inusuales con un grupo superheroico. ¡Joder, si hasta uno de ellos se enciende como Johnny Storm, de los 4F!
Aunque no todos los personajes merecen una atención igual por parte de Bleda a la hora de ser caracterizados, lo cierto es que enseguida nos quedamos con sus rasgos distintivos, y hasta puede que se ganen nuestra simpatía, lo cual invita a seguir leyendo.
La historia, de igual forma, posee un buen comienzo, explotando primero la extrañeza del lector hacia las cosas inverosímiles de las que son capaces los personajes o de las extrañas situaciones en las que se ven envueltos. Hasta la trama de fondo genera interrogantes que ayudan a mantener el interés del que lee sus páginas.
El problema viene cuando se descubre el pastel y cuando los acontecimientos empiezan a precipitarse. Al respecto, no ayuda mucho que digamos la forma en que se presenta a la sociedad de La Encrucijada. El recurso no podía ser más fácil, un diario de un chico con habilidades especiales y que se suicida. En apenas tres páginas se nos bombardea con una versión alternativa de la historia que tiene como eje central esta sociedad en las sombras.
Por otro lado, el eje temporal sobre el que se estructura la acción presenta incoherencias que resultan evidentes para el lector y que actúan en perjuicio del desarrollo de la trama.
Pero volviendo a los aspectos positivos del álbum deciros que el humor tiene un papel destacado a la hora de aligerar la tensión de los acontecimientos y definir los personajes, al tiempo que proporciona más de un guiño dirigido a los amantes del género (¿alguien me puede decir a quién se parece el pintor Pickman?). Además, la acción se dosifica correctamente, y en todo momento resulta una lectura entretenida.
Habrá que ver cómo continuará Bleda la historia en los dos álbumes siguientes.
Sergio ilustra, nuevamente, su universo personal que, por otro lado, no es que sea excesivamente original. De hecho no tiene nada de novedoso. Un mundo donde lo sobrenatural está presente en todo momento, si bien oculto para la mayoría de los mortales, conviviendo con la realidad que todos nosotros conocemos. Un mundo donde sociedades secretas de carácter esotérico son las responsables directas de gran parte de la evolución historica de la humanidad. Un mundo, en definitiva, donde gente aparentemente normal puede esconder terribles secretos.
Sí, lo hemos visto en infinidad de ocasiones. Quienes algunas vez haya jugado a rol esbozará una amplia sonrisa al constatar que esto no es otra cosa que la ambientación de World of Darkness, Mundo de Tinieblas, que acogió en su seno diversos juegos que nos permitían llevar a vampiros, hombres lobo, magos, fantasmas o cazadores de monstruos. O quizás haya entre alguno de los lectores de este vuestro libro algún fan de Buffy Cazampiros. ¿Os váis haciendo ya una idea?
Así, no es de extrañar que entre los protagonistas de este álbum encontremos un piroquinético, un paragnóstico, un exorcista indio, una demonóloga o un clarividente. Todos ellos unidos por un psiquiatra que un buen día descubrió que algunos de los casos que acudían a su consulta escondían algo más serio que una simple enfermedad del alma, y decidió iniciar una serie de sesiones semanales que ayudaran a esta gente a convivir con sus habilidades especiales.
Por supuesto, esto no daría lugar a un cómic si no tuviéramos un antagonista en el otro lado, en este caso representado por La Encrucijada, una sociedad secreta con conexiones políticas, sociales, económicas y culturales de alcance mundial. Casi nah.
Lo cierto es que el cómic empieza bien. Nuevamente a los jugadores de rol no les costará mucho ver en el grupo protagonista la plasmación de un grupo de Pjs típico. Por otro lado, casi podríamos equiparar a este conjunto de freakies con aptitudes inusuales con un grupo superheroico. ¡Joder, si hasta uno de ellos se enciende como Johnny Storm, de los 4F!
Aunque no todos los personajes merecen una atención igual por parte de Bleda a la hora de ser caracterizados, lo cierto es que enseguida nos quedamos con sus rasgos distintivos, y hasta puede que se ganen nuestra simpatía, lo cual invita a seguir leyendo.
La historia, de igual forma, posee un buen comienzo, explotando primero la extrañeza del lector hacia las cosas inverosímiles de las que son capaces los personajes o de las extrañas situaciones en las que se ven envueltos. Hasta la trama de fondo genera interrogantes que ayudan a mantener el interés del que lee sus páginas.
El problema viene cuando se descubre el pastel y cuando los acontecimientos empiezan a precipitarse. Al respecto, no ayuda mucho que digamos la forma en que se presenta a la sociedad de La Encrucijada. El recurso no podía ser más fácil, un diario de un chico con habilidades especiales y que se suicida. En apenas tres páginas se nos bombardea con una versión alternativa de la historia que tiene como eje central esta sociedad en las sombras.
Por otro lado, el eje temporal sobre el que se estructura la acción presenta incoherencias que resultan evidentes para el lector y que actúan en perjuicio del desarrollo de la trama.
Pero volviendo a los aspectos positivos del álbum deciros que el humor tiene un papel destacado a la hora de aligerar la tensión de los acontecimientos y definir los personajes, al tiempo que proporciona más de un guiño dirigido a los amantes del género (¿alguien me puede decir a quién se parece el pintor Pickman?). Además, la acción se dosifica correctamente, y en todo momento resulta una lectura entretenida.
Habrá que ver cómo continuará Bleda la historia en los dos álbumes siguientes.
lunes, diciembre 11, 2006
La rosa escarlata 1: Sabía que te encontraría
La rosa escarlata 1: Sabía que te encontraría (Patricia Lyfoung; Rossell): Curiosa la propuesta de este álbum. Un producto concebido para un público juvenil, especialmente femenino, publicado en formato álbum europeo pero que le debe bastante al manga; básicamente por el estilo de dibujo, aunque también se observan similitudes temáticas en función de las cuales casi podríamos clasificarlo dentro del género shojo.
El argumento nos presenta a una jovencita francesa del siglo XVIII, bastante peculiar para los estándares de la época, ya que pese a su bajo linaje y a su edad, a la moza le gusta leer libros y practicar la esgrima, aficiones inusuales a todas luces. Al poco de haber iniciado la lectura del álbum, asistimos a la trágica muerte de su padre, un herrero, a manos de un desconocido, tras cuyo asesinato la huérfana Maud, nuestra heroína, jura que hará lo posible por encontrarle y cobrarse su justa venganza. Pero tan desafortunado suceso le depara a Maud una sorpresa: su padre era de noble cuna, sólo que había sido repudiado por su familia al casarse con una exótica extranjera, y ahora su abuelo la llama a París, a fin de educarla y convertirla en una joven de provecho, lo cual supone amoldarse a lo que mandan los cánones y la tradición. Todo un problema para la rebelde muchacha.
El argumento esbozado peca de simpleza y, lo que es más grave, de cierto maniqueísmo, al tiempo que resulta predecible, pero ha de destacarse el retrato tan peculiar que de Maud se hace. Si bien es cierto que su caracterización obedece a un tópico más, también lo es que posea ciertos rasgos que vienen a consolidar su individualidad y, en cierto sentido, su realismo, por mucho que la historia y la época retratadas vendrían a beber más de la fantasía y de una concepción idealista de la Historia que de una voluntad verista y real.
Pese a todo, se trata de un cómic de aventuras entretenido que será más apreciado, sin duda alguna, por un lector joven y ocasional. Sin embargo, aquí el problema reside en el formato de cómic elegido, de poco atractivo para ese segmento de público, más familiarizado con el tomo manga y sus precios. Un serio hándicap para este producto.
-Unas cuantas páginas, cortesía de Rossell.
El argumento nos presenta a una jovencita francesa del siglo XVIII, bastante peculiar para los estándares de la época, ya que pese a su bajo linaje y a su edad, a la moza le gusta leer libros y practicar la esgrima, aficiones inusuales a todas luces. Al poco de haber iniciado la lectura del álbum, asistimos a la trágica muerte de su padre, un herrero, a manos de un desconocido, tras cuyo asesinato la huérfana Maud, nuestra heroína, jura que hará lo posible por encontrarle y cobrarse su justa venganza. Pero tan desafortunado suceso le depara a Maud una sorpresa: su padre era de noble cuna, sólo que había sido repudiado por su familia al casarse con una exótica extranjera, y ahora su abuelo la llama a París, a fin de educarla y convertirla en una joven de provecho, lo cual supone amoldarse a lo que mandan los cánones y la tradición. Todo un problema para la rebelde muchacha.
El argumento esbozado peca de simpleza y, lo que es más grave, de cierto maniqueísmo, al tiempo que resulta predecible, pero ha de destacarse el retrato tan peculiar que de Maud se hace. Si bien es cierto que su caracterización obedece a un tópico más, también lo es que posea ciertos rasgos que vienen a consolidar su individualidad y, en cierto sentido, su realismo, por mucho que la historia y la época retratadas vendrían a beber más de la fantasía y de una concepción idealista de la Historia que de una voluntad verista y real.
Pese a todo, se trata de un cómic de aventuras entretenido que será más apreciado, sin duda alguna, por un lector joven y ocasional. Sin embargo, aquí el problema reside en el formato de cómic elegido, de poco atractivo para ese segmento de público, más familiarizado con el tomo manga y sus precios. Un serio hándicap para este producto.
-Unas cuantas páginas, cortesía de Rossell.
sábado, diciembre 09, 2006
De capa y colmillos 1: El secreto del jenízaro
De capa y colmillos 1: El secreto del jenízaro (Ayroles, Masbou; Norma): A veces encuentras cosas cuya comprensión se te escapa. Como que de un álbum se vendan 750.000 ejemplares en Francia.
Éste álbum.
Digo yo que será bueno, no? Así que me lo leo. No, no fue así, disculpadme. Intenté leérmelo. Y mira que le puse ganas al asunto, que el tema me motivaba: Aventuras de capa y espada, en la Venecia del XVII, con una singular pareja protagonista, un zorro y un lobo, ambos hidalgos en busca de fortuna. Pero no, no pudo ser. Superado su ecuador acabé desistiendo de su lectura, y me limité a pasar sus páginas, saltando de viñeta en viñeta, leyendo ocasionalmente.
Y es que el álbum llegó a cansarme. Quizás fue por la forma como hablan los personajes que aparecen en sus páginas, imitando el estilo de la época, donde tienen cabida incluso rimas en mitad de un combate de esgrima, muy del gusto de Cyrano. O más concretamente quizás fue porque a menudo todo ese torrente de prosa es gratuíto. O fue su humor, un humor que se encuentra presente en todo momento y que, al menos por lo que a mí respecta, poca gracia puede atribuírsele.
Ni idea, lo único que tengo claro es que me aburrí tremendamente.
Éste álbum.
Digo yo que será bueno, no? Así que me lo leo. No, no fue así, disculpadme. Intenté leérmelo. Y mira que le puse ganas al asunto, que el tema me motivaba: Aventuras de capa y espada, en la Venecia del XVII, con una singular pareja protagonista, un zorro y un lobo, ambos hidalgos en busca de fortuna. Pero no, no pudo ser. Superado su ecuador acabé desistiendo de su lectura, y me limité a pasar sus páginas, saltando de viñeta en viñeta, leyendo ocasionalmente.
Y es que el álbum llegó a cansarme. Quizás fue por la forma como hablan los personajes que aparecen en sus páginas, imitando el estilo de la época, donde tienen cabida incluso rimas en mitad de un combate de esgrima, muy del gusto de Cyrano. O más concretamente quizás fue porque a menudo todo ese torrente de prosa es gratuíto. O fue su humor, un humor que se encuentra presente en todo momento y que, al menos por lo que a mí respecta, poca gracia puede atribuírsele.
Ni idea, lo único que tengo claro es que me aburrí tremendamente.
jueves, diciembre 07, 2006
El banyan rojo
El banyan rojo (Carlos Vermut; Dibbuks): No conocía a Carlos Vermut, lo reconozco. De hecho, este álbum no me habría llamado la atención de no ser por su curioso dibujo. Abrí el cómic y lo primero que ví fue un hombre sin brazos que, recostado en un lecho pétreo en mitad de una caverna, parecía acabar de darse cuenta, horrorizado, de su discapacidad. Me pareció tan extraña aquella escena que no pude reprimir mi curiosidad.
Y para mi sorpresa resultó que aquella surrealista situación tenía un sentido si la situaba dentro de su contexto. De hecho, El banyan rojo es un cómic de aventuras bastante convencional. Por un lado tenemos a un héroe, aunque puestos a matizar...lo que se dice héroe pues tampoco es que tenga mucho; más bien tiene bastante poco, pero aún así es el protagonista indiscutible de esta historia y seguro que hasta puede que se gane vuestra simpatía. Se trata de un alfarero que no se le ocurre otra cosa que ponerle los cuernos ni más ni menos que a su benefactor, un rajá bastante hijodeputa que, ya de paso, deciros que se nos presenta como el malo del cuento. Y claro, tenemos también a la chati, entre ambos. Y ese secuaz del malvado, que se las hará pasar canutas a nuestro héroe. Pero sigamos añadiendo ingredientes a la coctelera: emoción, drama, algo de misterio, romance... Lo dicho, el cuadro está bastante claro, un tebeo de aventuras de toda la vida.
Y sí, antes he dicho cuento de foma más que consciente, sin matiz despectivo alguno, ni mucho menos, porque después de todo este banyan rojo es lo que es, una leyenda en toda regla, con una ambientación hindú poco habitual respecto a lo que podemos leer por estos lares. Un cuento con la dosis fantástica habitual y en el que, como no podría ser de otra forma, tampoco puede faltar su mensaje que, en este caso, invita a la reflexión: ¿hasta dónde serías capaz por conseguir algo que desearas mucho?
El álbum posee un ritmo bastante correcto, que reporta una lectura entretenida y amena, al tiempo que necesariamente destaca por su dibujo. Éste, si bien en un principio puede engañar por su sencillez formal respecto a la historia que ilustra, acaba configurándose como un elemento que aporta un carácter distintivo y muy personal a la obra. De igual forma, la aplicación del color viene a consolidar esa sensación.
¿Se nota que me lo he pasado genial leyéndomelo?
Y para mi sorpresa resultó que aquella surrealista situación tenía un sentido si la situaba dentro de su contexto. De hecho, El banyan rojo es un cómic de aventuras bastante convencional. Por un lado tenemos a un héroe, aunque puestos a matizar...lo que se dice héroe pues tampoco es que tenga mucho; más bien tiene bastante poco, pero aún así es el protagonista indiscutible de esta historia y seguro que hasta puede que se gane vuestra simpatía. Se trata de un alfarero que no se le ocurre otra cosa que ponerle los cuernos ni más ni menos que a su benefactor, un rajá bastante hijodeputa que, ya de paso, deciros que se nos presenta como el malo del cuento. Y claro, tenemos también a la chati, entre ambos. Y ese secuaz del malvado, que se las hará pasar canutas a nuestro héroe. Pero sigamos añadiendo ingredientes a la coctelera: emoción, drama, algo de misterio, romance... Lo dicho, el cuadro está bastante claro, un tebeo de aventuras de toda la vida.
Y sí, antes he dicho cuento de foma más que consciente, sin matiz despectivo alguno, ni mucho menos, porque después de todo este banyan rojo es lo que es, una leyenda en toda regla, con una ambientación hindú poco habitual respecto a lo que podemos leer por estos lares. Un cuento con la dosis fantástica habitual y en el que, como no podría ser de otra forma, tampoco puede faltar su mensaje que, en este caso, invita a la reflexión: ¿hasta dónde serías capaz por conseguir algo que desearas mucho?
El álbum posee un ritmo bastante correcto, que reporta una lectura entretenida y amena, al tiempo que necesariamente destaca por su dibujo. Éste, si bien en un principio puede engañar por su sencillez formal respecto a la historia que ilustra, acaba configurándose como un elemento que aporta un carácter distintivo y muy personal a la obra. De igual forma, la aplicación del color viene a consolidar esa sensación.
¿Se nota que me lo he pasado genial leyéndomelo?
La edición de Planeta de los 7 Soldiers
Gracias, Planeta, por publicar Seven Soldiers.
Gracias por ver cómo traducen, en la segunda página del número 0, one in-between place por un entresijo. Así, en negrita, como en el cómic.
Gracias por publicar la serie en siete tomos, uno por soldado, pasándose por el forro de los cojones la continuidad de la historia. Después de todo, ¿y qué si no sabes de dónde sale tal personaje o situación? Total, todavía puede leerse, no?
¿Tanto costaba publicar esta serie en cuatro tomos, siguiendo la última edición de Yankilandia, que respeta el orden de publicación original?
De nuevo, gracias Planeta.
Gracias por ver cómo traducen, en la segunda página del número 0, one in-between place por un entresijo. Así, en negrita, como en el cómic.
Gracias por publicar la serie en siete tomos, uno por soldado, pasándose por el forro de los cojones la continuidad de la historia. Después de todo, ¿y qué si no sabes de dónde sale tal personaje o situación? Total, todavía puede leerse, no?
¿Tanto costaba publicar esta serie en cuatro tomos, siguiendo la última edición de Yankilandia, que respeta el orden de publicación original?
De nuevo, gracias Planeta.
Yo, mientras tanto, me voy a pillar los TPBs yankees y trataré de colgar una reseña de la serie para la semana que viene.
martes, diciembre 05, 2006
Letter to Joss Whedon: Pilar Rubio as Wonder Woman (english)
Dear Mr. Whedon,
I heard about your project related to Wonder Woman. It is said that there is still no actress selected to play the role of Diana in your movie. Well, as a spanish fan I would like you to consider one more option.
Her name is Pilar Rubio. She is an actress (Isi Disi Alto Voltaje; Isi Disi High Voltage) and a reporter (Sé lo que hicisteis la última semana; I know what you did the last week; La Sexta Channel).
In my modest opinion, she would play a very convincing Wonder Woman. Please, check the similarity between some pictures made by Adam Hughes and some photos of Pilar.
In first place, the comic version:
I heard about your project related to Wonder Woman. It is said that there is still no actress selected to play the role of Diana in your movie. Well, as a spanish fan I would like you to consider one more option.
Her name is Pilar Rubio. She is an actress (Isi Disi Alto Voltaje; Isi Disi High Voltage) and a reporter (Sé lo que hicisteis la última semana; I know what you did the last week; La Sexta Channel).
In my modest opinion, she would play a very convincing Wonder Woman. Please, check the similarity between some pictures made by Adam Hughes and some photos of Pilar.
In first place, the comic version:
And now, the real one:
Sorry, but I have had some problems to post other images of Pilar (computers do not like me), so I would strongly recommend you to visit the next links where you will be able to find more photos of this actress.
-All my attention is for you. Please, continue talking...
-Cover in the magazine Siete: Wow!
-Magazine Siete, interior pages: Wow! WOW!
Well, thank you very much for your time, Mr. Whedon.
Best wishes,
Hator (brown coat)
lunes, diciembre 04, 2006
Los complots nocturnos
Los complots nocturnos (David B.; Ponent Mon): Este tomo incluye diecinueve sueños, adaptados al lenguaje del cómic, pertenecientes al autor de La ascensión del gran mal, Babel o Los buscadores de tesoros.
Reseñar un cómic así es delicado. Lo es si consideramos una idea o concepto de cómic que se sitúe dentro del convencionalismo. Partiendo de este principio la coherencia sería un factor al que concederíamos una relevancia especial y probablemente nos serviría como criterio fundamental a la hora de hacer una valoración de la obra. Aquí, en tanto que nos enfrentamos a la plasmación de un mundo onírico personal donde lo irracional prima por encima de todo, la coherencia ya no resulta válida para nuestro análisis, de forma que deberemos buscar otros criterios. A este respecto y desde mi punto de vista, la mayor o menor validez del producto, contemplado siempre desde la subjetividad del lector al que va dirigido y no desde el punto de vista de su creador, residiría en su capacidad de sugerir. Sugerir sensaciones, emociones, a través del surrealismo que desprenden las situaciones narradas y un dibujo muy lineal, anguloso, tremendamente expresionista, donde el color, elegido sabiamente, consigue acentuar esa sensación de irrealidad propia de ese mundo de penumbra que David B. asocia con el plano onírico.
¿Pero consigue realmente transmitirnos algo? En lo que a mí se refiere, poco es lo que me ha dicho este cómic. Encuentro imágenes impactantes, plasmadas con una gran efectividad y que vienen a encuadrarse dentro de la imaginería propia de este autor, muy atractiva en mi opinión, pero gran parte de las historias, aún reconociendo la habilidad con que están plasmadas, no me han aportado apenas nada.
Reseñar un cómic así es delicado. Lo es si consideramos una idea o concepto de cómic que se sitúe dentro del convencionalismo. Partiendo de este principio la coherencia sería un factor al que concederíamos una relevancia especial y probablemente nos serviría como criterio fundamental a la hora de hacer una valoración de la obra. Aquí, en tanto que nos enfrentamos a la plasmación de un mundo onírico personal donde lo irracional prima por encima de todo, la coherencia ya no resulta válida para nuestro análisis, de forma que deberemos buscar otros criterios. A este respecto y desde mi punto de vista, la mayor o menor validez del producto, contemplado siempre desde la subjetividad del lector al que va dirigido y no desde el punto de vista de su creador, residiría en su capacidad de sugerir. Sugerir sensaciones, emociones, a través del surrealismo que desprenden las situaciones narradas y un dibujo muy lineal, anguloso, tremendamente expresionista, donde el color, elegido sabiamente, consigue acentuar esa sensación de irrealidad propia de ese mundo de penumbra que David B. asocia con el plano onírico.
¿Pero consigue realmente transmitirnos algo? En lo que a mí se refiere, poco es lo que me ha dicho este cómic. Encuentro imágenes impactantes, plasmadas con una gran efectividad y que vienen a encuadrarse dentro de la imaginería propia de este autor, muy atractiva en mi opinión, pero gran parte de las historias, aún reconociendo la habilidad con que están plasmadas, no me han aportado apenas nada.
viernes, diciembre 01, 2006
Alan Moore y la Bande Dessinée
¿Por qué Planeta publica la novela de Alan Moore La voz del fuego dentro de su colección Especial BD? ¡Pero si no tiene dibujitos! Igual es que en Planeta no saben lo que es la BD, no sé...
Srs de Planeta, pinchen en el siguiente enlace. Puede que les sea de gran utilidad en el futuro.
La cara que pondría el bueno de Alan Moore si se enterara de esto...