lunes, julio 03, 2006

Pescador nocturno


Pescador nocturno (R. Kikuo Johnson; La Cúpula): Maui. Hawaii. Incomparable y sugerente marco donde está ambientada esta novela gráfica. El quincuagésimo estado norteamericano y residencia actual de nuestro joven protagonista, Loren, un estudiante de clase media alta llegado hace seis años a la isla, proviniendo de la costa este.
Si bien el tema principal del cómic es una primera aproximación al mundo de la droga por parte de Loren, con todas las consecuencias que esto conlleva, lo cierto es que podríamos enmarcarlo dentro del despertar a la vida adulta de un adolescente. A partir de aquí, la riqueza de subtemas y matices con que cuenta la obra es sorprendente, más si tenemos en cuenta que nos encontramos ante la obra de un debutante. Todo tiene cabida en sus páginas, empezando por el retrato de una edad, la adolescencia. Un retrato fidedigno, riguroso y sobre todo muy fresco y natural, donde se tocan todos aquellos elementos que generalmente relacionamos con ese periodo de nuestras vidas. La amistad, el primer amor, las difíciles relaciones con la familia, el espíritu rebelde, el inconformismo con el entorno... Pero a diferencia de otras obras, no existe un recreamiento en la desazón o la tragedia implícitas en esa etapa, sino que el autor parece haber elegido conscientemente una serie de criterios que se ajustan a la energía, la expresividad, la naturalidad de ese momento.
Todo un acierto que se complementa con el increíble fresco que el autor pinta sobre el entorno en el que se desarrolla la acción. Nos habla de la historia de la isla, ofreciéndonos pequeñas pinceladas para que el lector se forme una idea que le ayude a situar mejor lo que les ocurre a Loren y a sus amigos. Aunque todo trascurre dentro del escalafón social entre medio y alto, se aprovecha para dejar entrever el otro Hawaii, de forma que se intuye la dicotomía entre una sociedad blanca, WASP, y la nativa. Sólo se sugiere, ya que el tema de la obra es otro, pero la inclusión de tanto éste como otros subtemas, como la lucha del protagonista por encontrar su lugar dentro de la realidad ofrecida por la isla de Maui, donde se siente como un extraño, permiten profundizar en la sensación de realidad que constituye uno de los aciertos más destacables del cómic.
El dibujo, en parte, se debe a esta voluntad de transmisión de realidad. Sólo hace falta que echemos un vistazo a las primeras páginas para darnos cuenta de ello: diversos planos que contemplan la formación geológica de la isla a lo largo de milenios, y que forman parte de un libro que Loren está leyendo. Casi es una forma que tiene el autor, nacido en Hawaii, de decirnos: eh, mirad, esta es mi isla, aquí nací yo, así que situaos porque aquí tendrá lugar la acción de las páginas que váis a leer a continuación. Esto nos ilustra de otro detalle sumamente importante que no es sino la voluntad del autor, en su faceta de dibujante y narrador, de experimentar con la página. Se observan recursos narrativos que necesariamente nos recuerdan a David Mazzucchelli, y no es de extrañar si tenemos en cuenta que R. Kikuo estudió bajo su tutela, como leemos en una de las solapas del cómic. Recursos atractivos y que funcionan perfectamente a la hora de narrar. como la inclusión de gráficos ilustrativos de los pasos a seguir al atar un nudo y que se intercalan en la correspondiente acción que trata de realizar Loren; o la superposición de cuadros de textos para dejar claro la preeminencia de un pensamiento por encima de un diálogo que tiene lugar en el mismo momento; o plasmar gráficamente sensaciones por mucho que choquen con la realidad, como tres viñetas en las que vemos cómo las plantas que el padre de Loren tiene en su comedor crecen desmesuradamente mientras aquel se encuentra sentado e inmóvil, en silencio, transmitiéndonos así la desagradable sensación que padece de encontrarse presionado, agobiado, posiblemente sin saber cómo actuar; o la enorme importancia que se concede a la onomatopeya.
Paralelamente, el dibujo de R. Kikuo es realista, muy natural, dinámico y expresivo, algo que consigue en parte gracias a su habilidad con el pincel, donde observamos un trazo suelto y seguro.
El libro se divide en tres actos, una estructura clásica de presentación, nudo y desenlace, si bien el final puede dejarnos un poco desconcertados porque resulta algo abrupto, aunque sólo en forma, porque en realidad el autor ya nos ha contado lo que quería. El ritmo narrativo es fluído, facilitando enormemente a la lectura. De hecho casi me atrevería a comparar la lectura de este Pescador nocturno al visionado de una película.
En definitiva, una excelente novela gráfica que sitúa a su autor, R. Kikuo Johnson, como un valor a tener muy en cuenta en años venideros.
Por supuesto, no puedo por más que recomendárosla encarecidamente a poco que os guste el género del slice of life. O a poco que disfrutéis leyendo sobre cosas aparentemente pequeñas pero que de verdad encierran la universalidad consistente en definirnos como hombres. Casi nah.
-Visitad la página de R. Kikuo Johnson (y de paso aprovechad para leeros varias páginas de este cómic; en inglés)
-Entrevista con el autor sobre esta novela gráfica (extraída de Bookshelf Comics, en inglés)

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