martes, abril 18, 2006

Pixie 1: Somnanbulia

Fantasía con regustillo a videojuego
Pixie 1: Somnanbulia (Mariolle, Aurdre; Filabo): Aventuras en un universo de corte fantástico.
Somnanbulia es el primero de los cuatro álbumes con que contará la serie y que publica Filabo Ediciones, una recién llegada a esto del cómic (bueno, entre comillas, que ya llevan unos pocos títulos en mercado, orientados básicamente a público infantil/juvenil).
Un joven príncipe, Ael, deja atrás su aburrida vida de palacio tras ser secuestrado por un pícaro, Pixie. Pero lo que inicialmente parecía ser un simple trabajo para el pillo acaba por convertirse en toda una aventura, en la que la singular pareja irá conociendo a nuestros compañeros de correrías al tiempo que tratarán de recuperar un reino y de paso averiguar el misterio que esconde Ael y que parece vincular sus sueños con la realidad que les circunda.
El cómic se deja leer bastante bien y resulta entretenido, al tiempo que acaba por despertar la curiosidad del lector al respecto de ese vínculo entre el mundo onírico de Ael, directamente relacionado con las lecturas que oía de su tutor antes de acostarse, y la realidad. Una interconexión cuyo significado quizás pueda ser previsible pero que parece encerrar más incógnitas a medida que avanza la trama, hecho que permite que nos mantenga atrapados en su lectura. Además, existen momentos cómicos, de mayor o menor acierto, que favorecen la digestión.
Sin embargo, el cómic encierra fallos evidentes. Y con ello no sólo me refiero a nivel de guión sino también en el aspecto gráfico.
Por lo que respecta a lo primero, se encuentran incoherencias difícilmente explicables. Son detalles, a veces nimios, pero que otras veces resultan más evidentes. Algo así en plan... ¿por qué abandonas esos caballos al final de una escena no sólo sin razón aparente sino que además te van a obligar a robar después un asno? Tampoco ayuda mucho que digamos el que Pixie actúe de forma incomprensible, rasgo que a veces se extiende a la concepción de alguna escena, y como ejemplo estoy pensando en el despropósito del secuestro: ¿por qué no me lo acabo de creer?
En cuanto al dibujo, el estilo bebe del manga, pero europeizado. El resultado es curioso, pero da la impresión que estamos ante una autora novel. Así, la narración no es todo lo efectiva que sería de desear, se aprecia cierta falta de expresividad facial, las formas a veces son rígidas, los fondos simples, casi de cartón piedra, alguna composición fallida...
Pero como ya os había avanzado, el cómic no resulta para nada aburrido y entretiene aunque no entusiasma. Y por sólo nueve euros. Un precio verdaderamente interesante habida cuenta de que estamos ante un tebeo de cuarenta y ocho páginas y tapa dura.

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