miércoles, marzo 08, 2006

Far West, de Richard Moore

Far West (Richard Moore; Dibbuks): Miniserie integrada originalmente por cuatro números USA y que aquí Dibbuks ha reunido en un sólo tomo de gran formato. Su temática, fantástica pero ambientada en un contexto que nos remite al más salvaje oeste americano.
Una elfa cazadora de recompensas y su compañero, una especie de hombre oso en su forma de bestia y que casi parece un académico de la lengua, han de enfrentarse a un forajido que se dedica a asaltar trenes con la ayuda de un dragón.
Richard Moore, conocido en estos lares por su El Cementerio, recientemente publicado por Norma editorial en su colección Made in Hell, nos propone una historia sencilla, de ésas aptas para consumir una tarde de domingo después de haber comido, cuando lo único que buscas es algo fácilmente digerible y que no te dé que pensar. A lo fácil del argumento añádase un humor omnipresente que juega con los tópicos de la fantasía y del western. Una parodia en toda regla.
Por lo demás, acción y aventuras, aderezado con un leve toque de erotismo que sirvió para que los yankis pusieran el grito en el cielo y la clasificaran en su momento sólo para adultos. Matiz que, al mismo tiempo, nos remite a otras obras del autor, inéditas en nuestro país, donde se conjugan fantasía y sexo, como son Short Strokes y Horny Tails, y donde lo erótico deja paso al porno.
El cómic peca de poseer un ritmo irregular, que ocasionalmente puede llegar a aburrir al lector. Por otro lado, la repetición de situaciones similares no deja de ser un recurso desafortunado a la hora de desarrollar la trama, aunque al respecto posiblemente sea el desenlace del cómic donde falla más la obra.
El estilo de dibujo de Moore tira hacia lo realista aún con una leve influencia cartoon. El trazo y su entintado, limpio. Un acierto es el formato elegido para reproducir el cómic, siguiendo la última edición yanqui, mayor al del comic book y más cercano al europeo, de forma que nos encontramos con viñetas grandes que permiten disfrutar del dibujo en su justa medida.
En definitiva, para uno de esos momentos tontos en que tan sólo nos interesa leer algo completamente irrelevante y pasar el rato, y de paso echarnos unas risas. El cómic no es para tirar cohetes, ni mucho menos, pero al menos no es insultante. Para fans de las parodias de tema fantástico, donde la norma es la mediocridad absoluta cuando no el despropósito, características que me atrevería a decir que no se acomodan a este cómic.
Lo mejor del cómic: los zahones sin culera de la prota. Y su fantástico culo, por supuesto.

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