viernes, abril 15, 2005

The Jim Morrison of comics: Paul Pope

Todo empieza en una sala habilitada para impartir conferencias sita en la estació de França de Barcelona. El Saló del Cómic del año pasado. El acto: un trío de excepción constituído por Peter Milligan, Mike Allred y Paul Pope frente a un numeroso auditorio de prensa y fans. Y yo, para variar, llegué tarde (forma parte de mi encanto personal).

Era curioso constatar como aquella figura desgarbada, sentada como de mala gana en el extremo izquierda de la mesa, y que parecía pensar (en el momento de que un aficionado realizaba la enésima pregunta referente a X-Force) que nada de aquello iba con él, pasaba desapercibido para la mayoría de los allí presentes. Por mi parte, tan sólo asociaba a aquel tipo con algunas ilustraciones descontextualizadas que podía haber visto aquí o allá, pero poco más. A fecha de hoy todavía lamento no haberme leído previamente a aquel sábado de Saló obra alguna de personaje tan singular como es este Paul Pope.

En el 2002 la revista GUEAR puso a este tío en su particular número 11 de su lista de the most exciting people, places, and things on the planet. No sólo eso, sino que hacían alusión a su persona como one of the most consistently inventive comics artists of his generation. Vale. Ok. ¿Y quién diablos son estos tipos de la Guear Magazine? Luego te enteras que en Francia le llaman el Jim Morrison de los cómics. Aquí pasa algo... No es mi intención hacer aquí un exhaustivo repaso sobre la vida y obra de este autor (claro que los interesados no tenéis más que meteros en esta su página), sino tan sólo apuntar su persona y obra como dignas de tener en consideración o cuanto menos de conocerse. Porque, aunque bien pudieran parecernos excesivos calificativos como los arriba indicados, creo que lo menos que deberíamos hacer es echar un vistazo al que se ha llegado a proponer como the great white hope (la gran esperanza blanca) en la prensa americana. ¿O es que acaso debemos esperar a ver plasmadas en la gran pantalla obras suyas como Heavy Liquid o Escapo (en la adaptación de esta última se interesó el mismísimo Tim Burton) para atraer nuestro interés?

El problema es que pocas han sido sus obras que hemos podido ver publicadas por estos lares, destacando sin lugar a dudas entre este escaso material (una historia de Tangled Web, otra en un especial vértigo Al filo del invierno, y finalmente un número de X-Tatix ) su Heavy Liquid publicado por Norma. Heavy Liquid. Thriller ambientado en uno de esos futuros cercanos con elementos cyberpunk rastreables en obras dispares (Phillip K. Dick y William Gibson serían sus máximos exponentes en literatura) si bien mezclado con una atmósfera decadente, rancia. En definitiva, lo nuevo junto lo viejo dando lugar a un resultado atractivo y fresco, un universo que si bien no es plenamente original sí que se ha convertido en elemento muy personal y reiterado en varias obras de este autor. Pero hablábamos de Heavy Liquid. Añadamos que nos encontramos ante una historia donde las relaciones personales ocupan un lugar preeminente en la trama ("S", nuestro protagonista, quizás un alter-ego del propio Pope, es contratado para localizar a una artista -la única suficientemente capacitada, en un mundo donde el concepto de arte ha quedado relegado a un segundo plano- para dar forma escultórica a la misteriosa sustancia que da nombre al cómic, resultando ser ésta una antigua novia de aquél), constante que centra sin duda alguna otras obras del autor (en sus propias palabras: The comics medium has the power to contain and express all human thought, feeling, and experience -El medio del cómic tiene el poder de contener y expresar todo pensamiento humano, sentimiento y experiencia-). Añadamos otro hecho evidente y presente en su obra: acción furiosa y que no concede tregua alguna al lector, una concepción muy cinematográfica (casi apostaría algo a que Tarantino fliparía con The One Trick Rip Off) donde se advierten las influencias japonesas que tiene Pope (recordemos que trabajó para Kodansha, una de las grandes editoriales del panorama nipón). Y es que otra de las cosas por las que deberíamos considerar a Paul Pope es por su "pertenencia" (entre comillas, así nadie se nos molesta) a lo que algunos han llamado amerimanga. Y siguiendo con su dibujo, destacar su importante carga expresiva. Es energía en estado puro, eso es lo que más me fascinó de él desde el principio. Vértigo y violencia. Uauh.

Pero Pope está por encima de todo lo mencionado. Su papel va aún más allá: Se atreve a postular la renovación del medio en base a su previa destrucción. Es su Comics Destroyer. Vale, reconozcamos que su postura no es original dentro de un contexto artístico (cualquier vanguardia se ha definido precisamente por su oposición a la regla establecida), pero sí debemos reconocer su mérito dentro de este nuestro medio, el cómic, así como su intención de elevarlo a una categoría artística tan válida como pudiera serlo la música, el cine o la literatura. Sip, es el viejo discurso de siempre. Nosotros lo sabemos, pero el resto no lo sabe o simplemente rehuye de forma consciente la propuesta (no hay más que recordar recientes declaraciones en antena 3 referidas al manga según las cuales algunas personas consideran el manga como un arte ). De ahí que observemos en Pope una voluntad de experimentación poco corriente. Así en Heavy Liquid salta a la vista su uso del color: sólo dos colores, un rosa y un azul, ocasionalmente utilizados para resaltar determinados aspectos de la viñeta o conseguir una atmósfera determinada. Pero podríamos aludir a otros aspectos de esta posición teórico-artística, como la relación que existe para él entre este medio y otro muy atractivo para él como es la música. Música como fuente constante de ideas para sus cómics. ¿Y qué decir de su iniciativa como miembro fundador de Comix Decode, un intento de organizar actos diversos en los que autores de cómic discuten sobre su/nuestro medio?

Todo esto para reivindicar una figura que, al margen de la relativa importancia que cada uno le quiera otorgar como artista, creo desde mi modesta opinión que merece al menos un poco de atención por parte de cualquier persona que sienta mínimamente un interés por el cómic. Y quién sabe, igual os acaba haciendo flipar como me pasó a mí.

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