lunes, noviembre 30, 2009

Lo que se quedó en el tintero

Después de casi dos años escribiendo esta sección a uno se le acaban las ideas. A fin de cuentas, pese a la gran cantidad de adaptaciones al cine de cómics existentes, todas giran en torno a unas pocas categorías (las oportunistas, las que poco o nada tienen que ver con el original, las meramente suficientes, las fieles o las brillantes que además aportan algo al cómic que adaptan) y la mayoría dejan, como películas, bastante que desear.

Por ello, aunque sea un placer haber escrito sobre cómics/películas como American Splendor, Persépolis, Sin City, 300 o Southland Tales, entre otros, o haber hablado de autores de tebeos como Alan Moore, Frank Miller, Harvey Pekar o Mike Mignola, la propia concepción de la sección dejaba ya sólo espacio para la repetición o para hablar de adaptaciones insulsas y/o sin valor cinematográfico.

Como por ejemplo...

Daredevil (2003): que demuestra que la devoción por el cómic adaptado no te convierte en buen guionista, ni en buen director de cine y menos aún si montas la película durante un cuadro convulsivo;

Hulk (2003): que si hubiera sido tan fiel al cómic como aburrida estaríamos sin duda ante la mejor adaptación al cine de un tebeo;

Camino a la Perdición (2002): que siendo una película sobrevalorada, no respeta demasiado al mediocre cómic en el que se basa;

Fantastic Four (2005): que dio pie a una secuela, ambas caramelitos inocentes que incitan más al olvido que a la reflexión;

Spawn (1997): que es la adaptación perfecta, porque el film es tan malo como el cómic;

Spiderman (2001): que consigue narrar el origen del personaje de forma brillante, para dar paso a una segunda parte que es un bodrio y a una tercera a cuya tortura no he querido someterme;

Astérix (1999); de la que tengo recuerdos parciales en los que prefiero no profundizar;

Catwoman (2004) y Elektra (2005): que posiblemente sean dos de las mejores adaptaciones... nah, ¡sólo era para ver si todavía estabais leyendo!

Esperemos que el futuro nos depare adaptaciones de índole más personal y mayor calidad, que atraigan al público de las salas del cine a los cómics y viceversa, reforzando las relaciones que desde siempre ha habido entre estas dos Artes desde sus inicios.


[Texto a publicar en la revista Fancine]